En la segunda vuelta de las elecciones legislativas, celebrada este domingo, los ciudadanos franceses han lanzado un mensaje claro a su recién reelegido presidente, Emmanuel Macron en forma de tarjeta amarilla. Ensemble, la coalición centrista que apoya a Macron, con un máximo de 235 escaños seguirá siendo la primera fuerza en el Parlamento, pero pierde claramente la mayoría absoluta (289), según las primeras proyecciones. Está por ver cómo podrá gobernar: todo indica que habrá de negociar caso por caso. A esta sonora bofetada se une la demostración de hartazgo que se plasma en una abstención de un 54%. Júpiter tendrá que bajar a la tierra.
La coalición centrista de Macron tendrá enfrente como principal fuerza de la oposición al bloque de izquierdas impulsado por Jean-Luc Mélenchon, Nueva Unión Política Económica y Social, Nupes, con al menos 170 diputados y hasta 190. La Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen, se convierte en la tercera fuerza con más de 75 representantes, un resultado histórico. Los Republicanos, el partido tradicional de la derecha, se quedarían al menos 75 diputados y dejan de ser el principal grupo de oposición. Es una Asamblea Nacional que refleja más el sentir del país pero a la hora de gobernar tendrá que negociar caso por caso.
Macron se queda con una mayoría muy relativa con una Asamblea Nacional dividida entre su coalición de centro y con dos fuerzas en los extremos con ímpetu renovado: Nupes en la izquierda y Agrupación Nacional, en la derecha extrema. Le Pen ha sobrepasado a los conservadores clásicos de Los Republicanos. La coalición de Macron registra derrotas muy simbólicas como la de Christophe Castaner, jefe del grupo parlamentario de la República En Marche en la Asamblea saliente. Tampoco ha logrado su escaño el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand. La ministra de Sanidad, Brigitte Bourguignon, es otra de las perdedores, junto a la titular de Transición Ecológica, Amelie de Montchalin.
Aunque Ensemble sigue siendo la primera coalición en el Legislativo, Macron ha sufrido una derrota en estas elecciones legislativas. Los comicios a la Asamblea Nacional suelen reafirmar el apoyo al presidente y en este caso le han puesto en cuestión apenas dos meses después de su elección. Al menos la primera ministra, Elizabeth Borne, recién designada, ha sido elegida por Calvados por un 52,3% de sufragios frente al jovencísimo Noé Gauchard, de Nupes, con un 47,7%.
El ministro encargado de las relaciones con el Parlamento, Olivier Véran, ha remarcado en LCI que si bien los resultados no son los esperados, contamos con una mayoría relativa que nos permitirá buscar apoyos para sacar adelante las leyes. Véran confía en que "sobre poder adquisitivo, energías renovables, seguridad, encontremos mayorías porque son leyes que con las los franceses cuentan".
Como ya ocurrió en la primera vuelta, el más votado sería el partido de la abstención, en caso de que existiera, con más de 26 millones de votantes. El número de franceses que no ha acudido a las urnas es del 54% de los 49 millones convocados. Más de uno de cada dos franceses se declara en huelga de voto. Ya en 2017 superó el 57%. Hay hartazgo después de ser convocados por cuarta vez en poco más de tres meses. También una desconfianza en las instituciones que resulta preocupante, especialmente, porque las tasas más elevadas de abstencionistas se registran entre los más jóvenes.
"Esta abstención plantea un problema grave de legitimidad democrática. Los más jóvenes y los treintañeros no van a las urnas porque expresan sus ideas políticas por otras vías. Se ven alejados del sistema político actual que beneficia a las grandes formaciones históricas al no ser proporcional. Hay una crisis del sistema de representación", señala el periodista argentino afincado en París Alejo Schapire.
Marine Le Pen, una de las ganadoras
Hace apenas 56 días que el presidente Emmanuel Macron ganaba en segunda vuelta a la candidata de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, por un 58% de los votos. Los resultados de las legislativas dejan claro que hubo muchos ciudadanos que optaron por Macron como mal menor, para evitar que una Le Pen llegara al Elíseo. Marine Le Pen ha confirmado su puesto en la Asamblea Nacional con más del 61% de los votos en su circunscripción de Pas-de-Calais y sus resultados son excepcionales: dan el sorpasso a Los Republicanos. Hasta ahora ni siquiera tenían grupo parlamentario: 15 diputados.
"El pueblo ha hablado. Encarnaremos una oposición sólida y responsable con las instituciones", ha dicho una exultante Le Pen, que se ha felicitado de que el presidente Macron haya dejado de contar con una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. "Esta confianza del pueblo nos obliga: Macron es un presidente minoritario. Asistimos a una recomposición política indispensable para que resurja la democracia", añade.
En las legislativas el apoyo a los candidatos de la formación que apoya a Macron, Ensamble que congrega a Renacimiento (antes En Marche), Modem y agrupaciones menores, queda lejos de ese 58%. Pierden más de 100 escaños, según las proyecciones. En estos dos meses Macron ha visto esfumarse millones de votos.
Pero un Macron con menos poder puede ser bueno para la democracia. En una entrevista con El Independiente, el intelectual francés Michel Wieviorka, decía "sin oposición en el Parlamento, puede hacer lo que quiere. Pero si no cuenta con la mayoría absoluta, tiene que hacer política”.
Mélenchon: "Es el fracaso del macronismo"
Jean-Luc Mélenchon, que aún contaba con ser la primera fuerza, ha saludado "la derrota del partido presidencial". Según Mélenchon, "asistimos al fracaso del macronismo, el fracaso moral de los que estaban dando lecciones a todos", ha dicho el líder de la Francia Insumisa, quien ha aplaudido cada una de las derrotas de figuras de primera fila del partido de Macron. "No hay mayoría posible".
Su objetivo era ser primer ministro tras conseguir que el bloque de izquierdas, Nupes, fuera la primera fuerza política en la Asamblea Nacional y hasta el último minuto lo daba por factible. La idea que ha trasladado a los votantes es que podían decidir el nombre del jefe del gobierno, como si fuera la elección presidencial, cuando no es así.
"Cambio mi campo de batalla, pero mi compromiso es y seguirá siendo hasta mi último aliento en la primera fila si así lo queréis", dice también Jean-Luc Mélenchon,
Con Nupes en la oposición, Mélenchon se quedaría entre bambalinas porque no competía en ninguna circunscripción. Será el maestro de ceremonias en la sombra y probablemente prepare su próxima candidatura al Elíseo. Pero La Francia Insumisa tenía apenas 17 escaños. Ahora Nupes puede llegar a los 190.
Jean-Luc Mélenchon, candidato de la Francia Insumisa, se quedó a apenas 400.000 votos de competir con Macron. Y desde el día después se lanzó a la arena de nuevo para librar un pulso al presidente en las legislativas.
Por primera vez en estas legislativas los principales partidos de la izquierda francesa han unido sus fuerzas. Mélenchon consiguió que fuerzas tan dispares como socialistas, verdes, insumisos y comunistas se presenten bajo las siglas de Nupes. Una vez elegidos, podrán tener grupo propio y gozar de autonomía, de modo que es un experimento que ha funcionado relativamente bien hasta ahora pero que se pone a prueba en la Asamblea Nacional.
“Son fuerzas muy diferentes, sobre todo los socialistas y la Francia Insumisa. Sobre todo los insumisos van a ser una guerrilla parlamentaria permanente. Los diputados de izquierda suelen ser muy trabajadores y pueden ponérselo muy difícil a Macron”, apunta el periodista Abel Mestre, redactor de Política en Le Monde.
Es ahora cuando empieza realmente el segundo mandato de Macron en una situación geopolítica de gran incertidumbre y con una crisis económica que amenaza con estallar en otoño. La Francia que refleja el reciente maratón electoral es una Francia polarizada y fragmentada, en la que cada vez son más los que se quedan de lado cuando hay una convocatoria electoral.
La Asamblea Nacional entrante nada tiene que ver con la saliente, dominada por completo por la mayoría presidencial. El Legislativo se revitaliza. Para Macron puede empezar un calvario. Va a necesitar recurrir a la geometría variable para poner en marcha cada ley.
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