Rachel Keke es una mujer francesa de raíces marfileñas. Tiene 48 años y vive en el barrio de Sorbiers en Chevilly-Larue, en los suburbios de París. Keke es una de las mayores sorpresas de la segunda vuelta de las elecciones legislativas que Francia celebra este domingo. "Soy una mujer que no se rinde. No me echo atrás ante nada y consigo todo lo que quiero, como ha demostrado esta lucha junto a mis compañeros", declara Keke en una entrevista con El Independiente.
La nueva política es candidata de Nupes, la unión de la izquierda que ha logrado Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa. Se presenta por la séptima circunscripción de Val-de-Marne. Su madre vendía ropa y su padre era conductor de autobús. Keke es, a su vez, madre de cinco retoños. Es, sin duda, uno de los rostros más atípicos de estos comicios.
Soy una mujer que no se rinde, no me echo atrás ante nada y consigo todo lo que quiero
Rachel keke
En el sitio web de su campaña, explica que viaja en autobús y en tren para llegar a su trabajo a diario. La candidata perdió a su progenitora a los 12 años y empezó a trabajar como peluquera a los 16. Hoy Keke trabaja como camarera y ama de llaves en la industria hotelera de París.
Se considera una "luchadora" dispuesta a llevar la voz de los trabajadores a la Asamblea Nacional y aspira a ser la candidata de los sectores más humildes y de las mujeres. En la primera vuelta de las legislativas, obtuvo el 37,2% de los votos. Un resultado que la sitúa muy por delante de la ex ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, candidata de la mayoría presidencial.
A diferencia de su contrincante, Keke no es una política al uso, lo que le ha granjeado algunas descalificaciones. "Mi activismo político comenzó en la lucha diaria. Me dije que tenía que llegar más lejos, hasta la Asamblea Nacional", declara. Keke considera que "no hace falta tener un título para explicar en la Asamblea Nacional los sufrimientos del pueblo".
Una intensa lucha
Desde julio de 2019, las camareras de piso y los empleados del segundo hotel Ibis más grande de Francia, el de Batignolles, se han movilizado para denunciar las horas extras no pagadas, los salarios bajos, las difíciles condiciones laborales y el ritmo infernal del trabajo diario. Rachel fue precisamente la portavoz de sus compañeros, apoyada por la CGT (Confederación General del Trabajo), de la que es miembro.
Tras más de 22 meses de lucha, incluidos ocho meses de huelga, la candidata presume de haber conseguido el 99% de sus reivindicaciones: reducción del número de habitaciones que deben ser realizadas en un día, pago de las horas extras, ropa de trabajo y descansos para el bocadillo. En mayo de 2021 se firmó finalmente el compromiso con el grupo Accor, propietario del hotel. Keke saboreó su victoria política como rostro de una de las luchas sindicales más largas de los últimos tiempos en Francia.
Este triunfo, en realidad, formaba parte de una larga batalla contra Accor y su subcontratista STN, que tuvieron que enfrentarse a los tribunales por acoso. En ese caso, los empleados acusaron a sus empleadores de haber establecido un sistema casi policial, en el que el control se hallaba en todas partes y en todo momento.
La respuesta de las camareras a sus malas condiciones de trabajo se convirtió en política. Un grupo de mujeres ocupó un Sofitel de cinco estrellas cerca de la Ópera de París, respaldadas por varias activistas por los derechos de las mujeres. Acciones que mantuvieron vivo el movimiento.
Su irrupción en política
Rachel Keke inició su participación política en la campaña presidencial de Mélenchon. "Extrañamente, después de la lucha, el dinero llegó. Eso significa que podemos hacerlo, que podemos aumentar los salarios", explica a este diario.
Intervino, además, en varias reuniones públicas junto a diputados rebeldes. El 7 de mayo de 2022 destacó en la convención de lanzamiento de Nupes, vestida con su traje de fiesta africano. Ante sus colegas habló de la situación de los trabajadores y de la necesidad de representarlos en la Asamblea.
Su discurso fue calificado por los observadores como el más aplaudido por el público. Presentada por la Francia Insumisa, el partido de Mélenchon, anunció que sería candidata a las elecciones legislativas por su circunscripción. Si vence en las urnas, será la primera camarera en la Asamblea Nacional, en una circunscripción históricamente de derechas.
"La voz de los sin voz"
A partir de su experiencia sobre el terreno, la camarera explica que puede representar en la Asamblea a los trabajadores precarios olvidados, pero esenciales en Francia. Su actividad política parece haberle hecho tomar conciencia de la necesidad de tener voz en la Asamblea Nacional para conseguir que se tramiten leyes que puedan mejorar la vida de estos empleados. "Como diputada, defenderé los oficios esenciales, abogaré por un aumento del salario mínimo a 1.500 euros y por una congelación de los precios", afirma.
"Sin los trabajadores, no hay Francia", reza su cartel de campaña. "Quiero continuar esta lucha hasta la Asamblea Nacional, para dar voz a los invisibles, a los imprescindibles, a los que trabajan duro, y para ayudar a aprobar leyes más justas", comenta.
La lucha iniciada por estas 20 mujeres para doblegar a Accor y a su subcontratista STN no se detiene en la lucha social por los derechos de las camareras de piso de los hoteles Ibis. También es una lucha de los trabajadores en su conjunto. Keke busca defender a todos los trabajadores precarios, independientemente de su género o procedencia. En su opinión, resulta imperativo garantizar a estos trabajadores en la sombra unas buenas condiciones de vida, como muestra de la dignidad que se otorga a estas personas. La candidata declara : "Hay personas que trabajan mucho y sin embargo no pueden llegar a fin de mes"
Hay personas que trabajan mucho y sin embargo no pueden llegar a fin de mes
rachel keke
"No son sólo las camareras, sino también los conserjes, que tienen que atender a 12 personas y están sobrecargados de trabajo; las mujeres que cuidan a los niños en la guardería; los recolectores de basura; los guardias de seguridad que ni siquiera tienen asientos para sentarse", compartió durante una entrevista con el periódico francés Médiapart. "Debemos denunciar todo esto y debemos aprobar leyes que nos permitan tener nuestra dignidad", agrega.
Una lucha por las clases populares
Keke quiere aprovechar su escaño para hablar de las minorías, marginadas en el hemiciclo. "Las camareras pierden su dignidad porque con la externalización se trabaja más y se adula el cuerpo de la mujer", comenta. Las mujeres y las clases trabajadoras están efectivamente infrarrepresentadas en el Parlamento. La igualdad numérica entre hombres y mujeres empieza a mejorar. Al término de las elecciones parlamentarias de 2017, el 39,7% de los elegidos eran mujeres.
Sin embargo, las clases trabajadoras siguen estando muy poco representadas en la Asamblea. Según el Instituto Diderot, los empleados y trabajadores representan la mitad de la población activa. Sin embargo, sólo el 4,6% de los diputados son empleados. Por el contrario, los ejecutivos y las profesiones intelectuales representan el 76% de los elegidos, es decir, 4,4 veces más que su porcentaje real en la población activa. "No hay que olvidar que todavía hay muy poca gente de la clase trabajadora en la Asamblea", reconoció François Ruffin, diputado de Francia Insumisa para el periódico francés Marianne.
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