Es la última incorporación a los líderes europeos que durante la semana pasada desfilaron por la cumbre de la OTAN en Madrid. El flamante primer ministro de Eslovenia, Robert Golob, accedió al cargo hace apenas un mes, tras un sorprendente esprint final. Golob, un ex ejecutivo procedente del sector energético que hoy mantiene en vilo a Europa, fundó a principios de este año “Movimiento por la libertad” y lo convirtió en tiempo récord en la primera opción electoral en un país de 2 millones de habitantes que reivindica la memoria de los Balcanes, con Ucrania desempolvando ahora la lección amarga que la intervención de la OTAN dejó hace tres décadas.

En abril Golob derrotó en las urnas al populista Janez Janša, primer ministro durante tres mandatos y situado en la órbita del húngaro Viktor Orbán y sus reticencias hacia las sanciones al régimen de Vladimir Putin. Su sucesor lidera un gobierno de coalición con socialdemócratas y Levica (La izquierda, en esloveno) que se ha impuesto como principales premisas “la vuelta a la normalidad” con la Unión Europa y la misión de contener la subida de los precios que alimenta la guerra en Ucrania, un conflicto a largo plazo que ha revivido la Alianza, cuya "muerte cerebral" denunció en 2019 el presidente galo Emmanuel Macron. “Solo dentro de la OTAN y con la unidad de sus estados miembro podemos tener éxito al enfrentarnos a los retos del futuro”, reconoce Golob en una entrevista a El Independiente.

Pregunta.- Concluida la cumbre de la OTAN, ¿cuál es su balance?
Respuesta.- Ha sido una cumbre histórica y transformadora. La adopción del nuevo Concepto Estratégico resulta tan importante como la invitación a la adhesión de nuevos estados miembros. Creo que la OTAN se ha posicionado por primera vez fuera del espacio euroatlántico con una visión más ajustada, más global. La conclusión principal en la que estamos todos de acuerdo es que todas las amenazas a la seguridad que hoy afrontamos son globales y están interconectadas.

La guerra de desgaste en Ucrania es cada vez más intensa y tenemos que acelerar el envío de material militar

P.- Una de las preocupaciones era reforzar la defensa del flanco oriental…
R.-Y creo firmemente que el flanco oriental es hoy más seguro que antes de la cumbre. Hemos mostrado unidad y se ha convertido en el mensaje más importante que lanza la cumbre. Se han dado algunos pasos verdaderamente significativos, hasta revolucionarios, para reforzar la defensa del flanco oriental dentro de la OTAN además de proporcionar cooperación y asistencia a Ucrania. Después de escuchar al presidente Zelenski en su intervención en la cumbre, resulta claro que la guerra de desgaste es cada vez más intensa, lo que significa que el apoyo y la asistencia a Ucrania tienen que ser más intensos, así como tenemos que acelerar el proceso de envío y suministro de material.

“Aumentar el gasto militar es pagar hoy un precio que será mayor mañana si no hacemos nada”

P.- ¿Se han concretado medidas de apoyo concretas a Ucrania?
R.- Debo decir que ha habido mucho debate sobre este asunto en las sesiones a puerta cerrada pero no puedo desvelar esas deliberaciones. Nuestro Gobierno se tomará unos meses para encontrar, junto con los socios de la alianza, las mejores formas de lograr una mayor seguridad con mayores recursos.

P.- Hay quien ha criticado la ambigüedad de ese respaldo a Kiev. ¿Con qué mecanismos y herramientas se dota la OTAN?
R.- Es demasiado complicado decir que hay un mecanismo que marque lo que se va a hacer. La cumbre ha mostrado el apoyo concreto que implica el envío de ayuda humanitaria y militar y, por otro lado, el apoyo político total y unido de todos los miembros de la OTAN y también de los estados de la Unión Europea a Ucrania. Es lo máximo que podemos hacer en este momento. Por otro lado, es cierto que en esta guerra son los soldados los que luchan y esos son ucranianos, así que tenemos que apoyarlos.

P.- ¿Este mensaje puede contribuir a detener la guerra?
R.- Así lo creo. Hemos reafirmado nuestra unidad y nos hemos comprometido a reforzar nuestras defensas mientras damos la bienvenida a Suecia y Finlandia. No vamos a permitir que esto se extienda. Por supuesto, habrá que tomar medidas concretas en las próximas semanas para demostrar estas palabras pero, de momento, no hemos llegado a ese punto.

P.- ¿Existe preocupación entre los aliados por las represalias que pueda adoptar Putin una vez se ratifique el ingreso de Finlandia y Suecia?
R.- La decisión de finlandeses y suecos, tanto de sus respectivos gobiernos como de sus sociedades, no busca invocar el ataque sino precisamente disuadirlo. Empatizamos con la gente que se siente amenazada por la irracionalidad de la guerra en esta época y en suelo europeo. Si podemos proporcionales algo de consuelo invitándoles a la OTAN, es su derecho pedirlo y nuestro deber es concedérselo.

“La entrada de Suecia y Finlandia es un mensaje claro de disuasión: Aquí están las fronteras de la OTAN y que nadie las sobrepase”

P.- ¿Se ha abordado el escenario de posibles ataques rusos contra los países nórdicos?
R.- No exactamente en esos términos. La posición compartida es que no queremos llegar a ese punto donde el ataque resulte inminente. Queremos disuadirlo, de un modo preventivo y lanzando un mensaje claro: Aquí están las fronteras de los miembros de la OTAN. Que nadie piense en sobrepasarlas. [¿Confía en que Putin capte el mensaje?] No lo sé. Es algo que debería preguntarle a Putin.

Se ha fijado un compromiso a largo plazo con Ucrania, pero hay que pensar en lo que vendrá después. Es tan importante como los pasos más inmediatos

P.- ¿Puede la traumática experiencia de los Balcanes ayudar hoy a Ucrania?
R.- La experiencia de los Balcanes puede resultar importante para Ucrania, especialmente en lo que vino después de la guerra. La situación en los Balcanes no se gestionó de un modo adecuado. Se declaró que la guerra había terminado; se sentaron a la mesa; se firmó el acuerdo de paz y luego todo el mundo se olvidó de aquello. Y ahí sigue todo, congelado en el tiempo. Así ha estado durante los últimos 20 años y no ha cambiado mucho. Ni ha existido una perspectiva europea ni mucho menos se ha planteado la adhesión a la OTAN. Así que si hay algo que no queremos que ocurra en Ucrania después de la hipotética firma de un acuerdo de paz, es que las cosas se queden congeladas en el tiempo.

P.- ¿Han aprendido la OTAN y la UE la lección de los Balcanes?
R.- Creo que sí. Pero aún queda un largo camino. Se ha fijado un compromiso a largo plazo con Ucrania, pero hay que pensar en lo que vendrá después. Es tan importante como los pasos más inmediatos.

P.- Hablando de su región, se ha mostrado muy favorable a la candidatura de adhesión de Bosnia y Herzegovina a la UE…
R.- No era un tema que estuviera en la agenda, pero muchos países, incluida Eslovenia, apoyan acelerar el proceso. Pero, de nuevo, en el Consejo Europeo celebrado este mes no se adoptaron conclusiones ni se tomaron decisiones, porque no era el tema. Esperemos que en la próxima cumbre seamos más concretos en este sentido.

Europa ha entendido que es mejor apoyar ahora a Ucrania que lamentarse después

P.- Hay una pregunta, la del millón, que ha rondado la cumbre en la que se ha apostado por el incremento del gasto militar. ¿Cómo se paga esto en una coyuntura económica tan adversa?
R.- La pregunta es pertinente, pero creo que la paz y la seguridad no tienen precio. Y si hay un precio que pagar hoy resulta menor que el que pagaremos dentro de seis meses, si no hacemos nada ahora. Algunos países occidentales, los grandes, han anunciado ya incrementos de alcance, algunos de ellos donaciones a Ucrania. Es importante porque ahora mismo los países occidentales, también los europeos, ven que la guerra de Europa se está librando en Ucrania. Es mucho mejor apoyar a los ucranianos ahora que lamentarse después.