La guerra sigue su curso en la región oriental del Donbás, el foco más activo de la contienda. Tras el triunfo ruso en Lysychansk, su artillería atosiga ahora la ciudad de Sloviansk. Su alcalde pidió este martes a sus vecinos que inicien la salida del enclave, convertido en el próximo objetivo de los bombardeos. Una adversidad que no impide a Kiev diseñar ya el escenario que llegará cuando el ardor guerrero se extinga.
Con la contienda camino de su quinto mes, las autoridades ucranianas empiezan a esbozar una reconstrucción aún incierta y condicionada al fin de unas hostilidades que no se antoja inminente. Una conferencia celebrada esta semana en un paraje idílico de la ciudad suiza de Lugano ha servido de puesta de larga de una suerte de Plan Marshall. Representantes de cuarenta países, entre ellos España, y agencias de la ONU han participado en las jornadas que han proyectado la mirada sobre el futuro del país, en plena invasión rusa.
La batalla ha dejado una factura muy elevada: más de 100.000 millones de dólares en daños directos a infraestructuras
La batalla ha dejado una factura muy elevada: más de 100.000 millones de dólares en daños directos a infraestructuras, según cifras proporcionadas por el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal. La artillería y las escaramuzas han reducido a escombros parte de los servicios básicos del país: más de 1.200 centros educativos, 200 hospitales y miles de kilómetros de gaseoductos, redes de abastecimiento de agua y electricidad, carreteras y vías ferroviarias han resultado destruidos o dañados.
Sin tiempo que perder
"No podemos concedernos el lujo de esperar hasta que la guerra acabe, porque en ese caso perderemos mucho tiempo", reconoce a El Independiente el analista ucraniano Sergiy Koshman. "Y es especialmente importante teniendo en cuenta que uno de los posibles escenarios es que la guerra vaya pasando de una fase fría a otra caliente durante muchos años", advierte.
El plan de reconstrucción asciende a 750.000 millones de dólares
Con el conflicto enfocado en el este del país, Kiev ha puesto precio incluso al coste de la propuesta que trata de imitar la iniciativa estadounidense que en 1948 contribuyó a la recuperación de las economías de Europa occidental ahogadas por la II Guerra Mundial. "¿Quién pagará el plan de renovación que hemos valorado en 750.000 millones de dólares?", se interrogó el premier ucraniano a propósito de las heridas abiertas por el mayor conflicto en suelo europeo en siete décadas.
"Ha sido una conferencia donde la comunidad internacional ha expresado su compromiso muy firme con la situación de Ucrania. Y obviamente con todo lo que va a ser necesario para reconstruir el país y colocarlo en la senda para que en algún momento pueda incorporarse a la Unión Europa", señala desde Lugano a este diario el español Jaime Nadal, representante en Ucrania del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). "Queda mucho por andar. Hay muchas expresiones de apoyo pero tiene que trasladarse a la realidad de la gente", admite.
Aparte de la ayuda internacional, en un contexto marcado por la escalada inflacionista y el incremento de los precios de la energía y los alimentos, Ucrania considera como una de las fuentes de financiación los bienes confiscados a los oligarcas rusos. Un tercio correrá a cargo del sector privado y de las inversiones que puedan realizar, ligadas al restablecimiento de la seguridad. "Las autoridades rusas desencadenaron esta guerra sangrienta y causaron esta destrucción masiva, y deben rendir cuentas por ello", aseveró el primer ministro.
Ucrania necesita un plan Marshall. No dispone del dinero suficiente para cubrir el coste de los daños
Tres fases para la reconstrucción
Según el esquema presentado en Lugano y diseñado por 2.000 expertos en el transcurso de seis semanas, la recuperación está formada por tres fases: la más inmediata y ya en marcha persigue cubrir la emergencia humanitaria, representada en el restablecimiento del suministro de agua y la reconstrucción de puentes; una segunda "recuperación rápida" que debería iniciarse en cuanto cese el ruido de las armas, formada por la construcción de alojamientos temporales e instalaciones médicas y educativas; y una modernización a largo plazo que podría desarrollarse entre 2026 y 2032 con el objetivo último de desconectar al país de su pasado soviético y prepararlo para un ingreso en la Unión Europea.
Otro de los desafíos es precisamente hacer homologable el andamiaje institucional ucraniano al resto de Europa. Antes de que la guerra estallara, uno de los quebraderos de cabeza del país era una corrupción endémica. Según la clasificación de la ONG Transparencia Internacional, Ucrania ocupaba hace dos años el puesto 117 de entre 180 países. "Ucrania debe ir más allá del restablecimiento de los muros que teníamos y que fueron destruidos por los bombardeos", declaró gráficamente el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en una videoconferencia durante el encuentro en Lugano.
"Ucrania necesita un plan Marshall. No dispone del dinero suficiente para cubrir el coste de los daños", explica a este diario Alexander Motyl, un historiador experto en el país. Solo hasta finales de este año el país necesita 30.000 millones de dólares para mantener su economía a flote."Parece un plan realista, al menos en términos generales. Algunos esfuerzos de reconstrucción se producirán este mismo año; otros se prolongarán hasta 2025; y luego Ucrania se centrará en modernizar su sociedad y su economía durante bastantes años. El plan aborda las necesidades ucranianas y las preocupaciones occidentales pero obviamente el reto será convertir estos objetivos generales en proyectos concretos", agrega.
Está basado en la presunción de que el envío occidental de armamento pesado permitirá a Ucrania lanzar una contraofensiva exitosa a finales de verano o principios de otoño
El diseño en fases será papel mojado si no se cumple el más básico de los postulados: el fin de la guerra. "Todo depende de un resultado positivo de la guerra", advierte Motyl. A su juicio, la iniciativa parte de un cálculo: "Está basado en la presunción de que el suministro occidental de armamento pesado permitirá a Ucrania lanzar una contraofensiva exitosa a finales de verano o principios de otoño y llevar a los rusos a al menos la posiciones que mantenían el 23 de febrero [un día antes del inicio de la invasión rusa a gran escala]", alega el experto.
"Parece un escenario razonable. Las armas occidentales han marcado ya una enorme diferencia en muchos frentes y proporcionado a los ucranianos la capacidad para destruir un número creciente de depósitos de arsenal rusos", estima Motyl, sin descartar -en cualquier caso- nuevos reveses para las aspiraciones de Kiev. "Si Rusia es capaz de resistir la contraofensiva, podría no ser posible implementar los cambios que el país ya quería introducir a lo largo de este año y del próximo", agrega.
¿Tendrá Ucrania acceso al mar de Azov? ¿Se pondrá fin al bloqueo de su costa del Mar Negro? No tenemos respuestas a estas preguntas ahora, pero determinarán el formato y la escala de la ayuda de posguerra
Las preguntas (aún) sin respuesta
Abordar la reconstrucción cuando el país sufre a diario los zarpazos de la guerra es una estrategia no exenta de críticas. "El foco de atención en este momento debe ser la ayuda a Ucrania en el campo de batalla. Y se debería proporcionar algo de dinero para sostener la economía ucraniana", reclama en conversación con este diario Volodymyr Dubovyk, politólogo de la universidad nacional Mechnikov de Odesa. "Todos los sectores de la economía necesitarán ayuda. La base industrial de Ucrania, por ejemplo, se encuentra principalmente en el sur y el este del país, donde tienen lugar la mayor parte de los combates y la devastación. ¿Volverán estas zonas a Ucrania y en qué forma? Son todas importantes interrogantes", esboza.
Y agrega: "¿Tendrá Ucrania acceso al mar de Azov al final, o se pondrá fin al bloqueo de su costa del Mar Negro? No tenemos respuestas a estas preguntas ahora, pero determinarán el formato y la escala de la ayuda de posguerra", apunta Dubovyk. "Lo mismo ocurre con la agricultura: ¿Recuperará Ucrania algunas de sus tierras más fértiles?". "Muchas escuelas y universidades están dañadas. Tanto los estudiantes como los profesores han tenido que huir de las bombas. Los negocios de la gente están destruidos, lo que significa que no hay medios para pagar la matrícula; lo que significa, a su vez, que no hay fondos para pagar el salario a los docentes", desliza.
Existen, además, un coste y unas heridas que resultarán difíciles de restañar y que, mientras la guerra continúe, seguirán sumando números. Hasta la fecha las refriegas han causado 8 millones de desplazados internos y 6 millones de exiliados. "Cerca de un millón de ucranianos se ha quedado sin casa, sin lugar al que regresar. Es otro de los grandes retos que afronta el porqueís. Ucrania necesitará ayuda para crear nuevas viviendas y, además, rápidamente", concluye Dubovyk.
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