Chinelo Onyejekwe tiene 24 años. Huyó de Nigeria hace siete años. Primero emigró a Italia y, más tarde, a Francia. La razón última de haber dejado su casa y haber hallado en Europa un refugio seguro es su condición sexual. "Si la policía te detiene allí, te pueden caer hasta 15 años de cárcel. Incluso hay personas torturadas y asesinadas. Ser lesbiana está prohibido en mi país", relata Chinelo a El Independiente.
"Las personas que emigran de sus países por la represión de las personas LGBTI buscan una vida mejor. Quieren poder vivir como son", explica Fallah Varney. A sus 28 años, preside la asociación "Famille au grand coeur" (Familia con gran corazón), que ofrece refugio a migrantes LGBTI oriundos de países donde serlo es un tabú que merece el castigo de la persecución, la cárcel o la muerte. "Hay muchos problemas en África. A menudo no se puede volver allí", desliza a propósito de la acogida que brindan.
Cuando se enteró, mi familia me rechazó. Una vez en Italia, las cosas tampoco fueron fáciles
En la semana del Semana del Orgullo, las violencias contra los miembros de la comunidad LBGTI en todo el mundo perviven. Mientras unos celebran sus derechos en las vías públicas de medio mundo, otros sufren en silencio. Hay países que cuentan con leyes en vigor que penalizan a la minoría homosexual. En otros lugares la homosexualidad se sigue considerando una enfermedad. En algunos países todavía se aplica la pena de muerte a las personas LGBTI.
Chinelo no ha olvidado los detalles más duros de una huida que nació del rechazo de sus seres queridos. "Cuando se enteró, mi familia me rechazó. Una vez en Italia, las cosas tampoco fueron fáciles. Quise suicidarme varias veces", cuenta. "Sufría mucho estrés. Emigrar me costó mucho, mental y físicamente", rememora. La joven es uno de los miles que han emprendido el viaje, en busca de la protección de un país occidental.
Leyes que penalizan la diversidad
La homosexualidad está penada por ley en 69 países de todo el mundo, según el informe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales. El recuento abarca diversos grados de legislación: algunos países consideran explícitamente que las relaciones entre adultos del mismo sexo son un delito. Otros estados se refieren a actos "antinaturales", "indecentes" o "inmorales" en sus normas, abriendo la puerta a juicios arbitrarios, de los que son víctimas las personas homosexuales. Los castigos pueden ir desde multas hasta penas de prisión, "terapias" forzadas, latigazos e incluso la pena de muerte.
La mayoría de loas países que mantienen leyes que penalizan al colectivo se encuentran en Asia, África y Oriente Próximo. En el listado, figuran Camerún, Kenia, Senegal, Uganda, Bahrein, Egipto, Irán, Marruecos, Túnez, Indonesia y Malasia. Singapur es el único país que no penaliza los actos sexuales como tal, pero aun así mantiene leyes contra los "actos de indecencia grave".
Países como Egipto e Irak no cuentan con legislación que tipifique explícitamente como delito la actividad sexual entre personas
del mismo sexo, pero emplean otras leyes en contra de las personas LGBTI. "El resto de los países tienen disposiciones que, de una forma u otra, penalizan los actos sexuales entre personas del mismo sexo", denuncia el informe.
Países donde están prohibidas las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo
La asociación "Famille au grand cœur" acoge y ayuda a los homosexuales que han huido de sus países de origen. "Acogemos a jóvenes de todo el mundo: Malí, Guinea, Burkina Faso, Pakistán, Gambia, Senegal, Costa de Marfil, Camerún… Venimos de diferentes países de África donde ser LGBTI resulta muy complicado. Pueden torturarte, pueden matarte, pueden hacerte lo que les venga en gana".
Pueden torturarte, matarte, hacerte lo que les venga en gana
Fallah Varney
Según Amnistía Internacional, Brunei, Irán, Mauritania, Nigeria, Arabia Saudí y Yemen son los seis países que aplican todavía la pena de muerte contra las relaciones entre personas adultas del mismo sexo. En Afganistán, Pakistán, Qatar, Somalia y Emiratos Árabes Unidos, la legislación y la aplicación de la ley islámica dejan la puerta abierta al uso de la pena capital, aunque no hay constancia de su utilización.
En Irán, según el código penal islámico, se puede imponer la pena de muerte por actos de livat (sodomía), tafkhiz (frotamiento de pene), agresión sexual y tortura. La pena de muerte también es efectiva para los actos sexuales (entre los muslos o las nalgas) y el musaheqeh (sexo lésbico).
En Liberia, el país de origen de Fallah, las organizaciones locales reconocieron en 2017 haber detenido a ciudadanos acusados o sospechosos de supuesta sodomía. Estas personas fueron encarceladas sin juicio. Un hombre fue privado de libertad sin juicio entre 2010 y 2013 tras ser expuesto por su orientación sexual en los medios de comunicación.
Violencias diarias en América Latina
Aunque algunos países permiten los actos sexuales entre personas del mismo sexo y no penalizan ninguna conducta, la violencia implícita puede resulta muy virulenta. Esta violencia cotidiana tiene lugar en países donde las leyes ofrecen protección a la comunidad LGBTI. En América Latina, sucede en Argentina, El Salvador, Haití, Honduras, República Dominicana o Venezuela. Son países donde se mantienen niveles elevados de crímenes de odio, discriminación, asesinatos y persecución contra activistas LGBTI.
En 2015, Diana Sacayán, una mujer transexual y figura destacada de la comunidad de Argentina, fue encontrada muerta en su piso de Buenos Aires. Era la tercera persona transgénero que fallecía de forma violenta en el país en menos de un mes. Estos incidentes son comunes. Aunque la ley está del lado de la comunidad LGBTI, a veces la sociedad sigue manteniendo actitudes de rechazo.
Brasil es el país con más violencia contra las personas transexuales del mundo. En 2021 se registraron hasta 125 asesinatos. Entre enero de 2008 y septiembre de 2021 al menos 4.042 personas transexuales fueron asesinadas en todo el mundo, según las estadísticas del Observatorio de Personas Trans Asesinadas. 2021 fue el año con más asesinatos, con un aumento del 7% en el número de personas trans asesinadas.
Los desafíos de la llegada
"Los inmigrantes pueden encontrar rápidamente dificultades en Francia", advierte Varney. "A veces, cuando hacemos entrevistas de trabajo, no nos creen. La gente cree que estamos mintiendo y a menudo nos piden muchas pruebas", añade. La asociación recibe alrededor de 80 jóvenes LGBTI al año. Y según el presidente de la asociación, esta cifra va en aumento.
Empecé a beber y a fumar. Me asaltaron en la calle
chinelo
Pero a veces emigrar no lo es todo. Las condiciones de vida a la llegada no siempre cumplen las expectativas. Chinelo aterrizó en Italia en 2015. "Estaba durmiendo en la calle. Empecé a beber y a fumar. Me asaltaron. Algunos hombres también intentaron aprovecharse de mí. Fue un momento muy difícil", recuerda. "Desde que me instalé en Francia mi vida ha mejorado, aunque al principio dormía en la calle. La gente aquí es amable". Chinelo ha encontrado, por fin, a una familia que la respeta y la quiere.
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