Las tropas rusas han firmado esta semana la conquista completa de la provincia de Lugansk, un significativo avance en su aspiración de hacerse con el control total de la región del Donbás, donde las escaramuzas comenzaron hace siete años como preludio de la invasión a gran escala que Moscú ordenó en febrero. “Todo el mundo debería saber que aún no hemos comenzado nada en serio”, advirtió esta semana Vladimir Putin, envalentonado por las noticias que llegan del frente.
Tras 136 jornadas de escaramuzas, las negociaciones se hallan en punto muerto y la de las armas es la única vía. En ambos bandos es el lenguaje bélico el que ha vencido, junto a la imagen de un mundo en bloques: los países aliados se han comprometido a aumentar su gasto militar frente a la amenaza rusa; Ucrania mantiene su retórica de resistencia; y Rusia el relato de sus victorias en el este, tras fracasar estrepitosamente en su asalto a Kiev. “Si Occidente no quiere negociaciones, sino la victoria de Ucrania sobre Rusia en el campo de batalla, entonces, probablemente, no hay nada que hablar con Occidente, porque con estos planteamientos no se permite a Ucrania avanzar en el proceso de paz”, declaró el viernes el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
Tras la toma de Lysychansk, la última porción de tierra bajo control ucraniano en la provincia de Lugansk, los uniformados ruso han recibido órdenes de efectuar una pausa operativa. El objetivo es recuperar sus capacidades de combate tras unas refriegas que han causado un reguero de bajas en ambas trincheras. Las hostilidades, no obstante, continuan con ofensivas terrestres y ataques limitados de artillería. Los últimos progresos bélicos plantean dos interrogantes: ¿Está Rusia ganando la partida? ¿Puede Ucrania cambiar el curso de la guerra? Expertos en estrategia militar consultados por El Independiente responden.
Rusia está ganando una batalla concreta, la del Donbás, pero al mismo tiempo está perdiendo lentamente el territorio que ha ocupado en el sur
Dmitry Gorenburg, un reputado analista del Centro para Análisis Navales
Triunfo en el Donbás
“Rusia no está ganando la guerra. Está ganando una batalla en particular, que es la batalla por la región del Donbás”, replica categórico Dmitry Gorenburg, un reputado analista del Centro para Análisis Navales (CNA, por sus siglas en inglés), un organismo de investigación estadounidense con más de ocho décadas de existencia. Gorenburg, una institución en el ejército ruso y su reforma tras la era soviética, considera que el este de Ucrania es el único foco de la guerra donde las tropas de Putin “tienen impulso”. “Al mismo tiempo, está perdiendo lentamente el territorio que ha ocupado en el sur, especialmente cerca de Jersón. No creo que sea correcto decir que está venciendo el conjunto de la guerra”, agrega.
El experto cita otro de los hitos de las últimas semanas: la retirada de los soldados rusos de la Isla de las Serpientes. “Su pérdida es, en cierto modo, más importante desde el punto de vista estratégico que la captura de la provincia de Lugansk, por la capacidad que la colocación de recursos de defensa aérea en la isla concedió a Rusia para amenazar el transporte marítimo y aéreo ucraniano en el oeste del Mar Negro”, arguye. “En general, yo diría que la guerra se halla en gran medida en un compás de espera, con Rusia haciendo avances relativamente pequeños en el este, mientras que Ucrania hace pequeños avances en el sur”.
El escenario más inmediato, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, es que las tropas de Putin sigan tratando de romper las líneas enemigas con acciones a pequeña escala mientras ganan tiempo para reconstruir sus fuerzas y “establecer las condiciones para una ofensiva más significativa en las próximas semanas o meses”. La misión ahora se centra en avanzar hacia Slovyansk desde el sureste de Izyum o hacia Kramatorsk desde el sureste de Barvinkove.
“Las ganancias son tácticas y muy costosas en términos de recursos materiales y humanos. Las fuerzas militares rusas están agotando sus últimas reservas al llevar a cabo estas operaciones ordenadas por el Kremlin, pero cada pequeña ganancia hace más probable un gran revés futuro”, pronostica Pavel Baev, profesor del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo, uno de los think tank más prestigiosos del mundo.
“Rusia está dispuesta a seguir presionando en el espacio del Donbás, pero Ucrania cuenta con una buena oportunidad de lanzar una contraofensiva significativa hacia Jersón”, comenta el investigador.
Y apunta las flaquezas: “Esta agrupación de fuerzas rusas en el lado oeste del río Dniéper se abastece a través de un único puente y es tácticamente vulnerable. El más que probable éxito ucraniano en la reconquista de Jersón puede tener una gran resonancia estratégica, y graves consecuencias políticas. Podría suponer un cambio de rumbo en la guerra, ya que se trata de un fenómeno más psicológico que material, y las tropas rusas pueden quedar muy desmoralizadas”, alerta.
Ambos bandos están asumiendo un coste desorbitado. Ya hubo y volverá a haber altibajos en esta guerra
Volodymyr Dubovyk, politólogo de la universidad nacional Mechnikov de Odesa
A un precio altísimo
En abril Moscú optó por concentrar sus embestidas en el este, en las fronteras de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, territorios que solo ha reconocido oficialmente Rusia y Siria y cuyo anexión podría estar en los cálculos de Moscú. La estrategia le ha reportado progresos sobre el terreno. En los últimos días, tras asegurarse el óblast de Lugansk, las refriegas han continuado al sureste de Siversk y al oeste de la zona de Lysychansk. También se ha registrado actividad bélica al sur y al este de Bajmut, otra de las plazas por conquistar. Otros movimiento han cosechado menos éxito: firmaron un ataque limitado e infructuoso al norte de la ciudad de Járkov.
“Rusia no está venciendo. Ni siquiera considerando el plan original diseñado por Rusia, que consistía en tomar Kiev en tres días, ni el escenario actualizado, con el control del sur y el este de Ucrania”, asegura Sergej Sumlenny, experto en Ucrania. “Rusia pierde personal, equipos y municiones. Ucrania, en cambio, ataca diariamente los depósitos de municiones rusos y está teniendo éxito en la ofensiva alrededor de Jersón. Ucrania ha derrotado a Rusia en la Isla de las Serpientes, lo que supone que una nación no naval ha vencido a una que sí lo es”, añade.
No me cabe duda de que Rusia está ganando la guerra. Y sin implicación directa de la OTAN, vencerá por por muchas armas que les proporcionemos a Ucrania
Manuel Morato, coronel retirado del ejército de tierra español
Una perspectiva que discute Manuel Morato, coronel retirado del ejército de tierra español. “No me cabe duda de que Rusia está ganando la guerra”, responde el militar. “Si la OTAN no se implica directamente, Rusia gana la guerra por muchas armas que les proporcionemos a Ucrania. Habrá escaramuzas, pérdidas y ganancias de territorio y esto continuará durante el tiempo que consideren los actores en liza”, augura. “Desde el punto de vista militar, resulta imposible que Ucrania venza a Rusia. Aun dándole a Kiev armamento moderno y de ultima generación, Moscú tiene mejores recursos”.
“Rusia están ganando la batalla pero no la guerra”, sostiene Volodymyr Dubovyk, politólogo de la universidad nacional Mechnikov de Odesa. “Y para ganar esa batalla, está pagando un precio enorme. En realidad, ambos bandos están asumiendo un coste desorbitado. Ya hubo y volverá a haber altibajos en esta guerra, momentos en los que los dos bandos pueden tomar la iniciativa sobre el otro. Pero Ucrania depende sin duda del apoyo del exterior”, reconoce el experto.
Una dependencia que plantea el siguiente interrogante: con los envíos de armamento solicitado durante semanas por Kiev y comprometidos por los miembros de la OTAN llegando progresivamente al frente de batalla, ¿puede el país agredido cambiar el rumbo de un conflicto que favorece hasta ahora al Kremlin? “La entrega de armas y municiones a gran escala debe cambiar el rumbo de la guerra a favor de Ucrania”, asegura Baev. “Ya resulta visible que el ejército ucraniano se está volviendo más moderno y mejor entrenado, mientras que el ruso aparece como más anticuado, de los tiempos soviéticos. El escenario es que Ucrania está totalmente movilizada para esta guerra, y Rusia sigue en modo de 'operación especial', sin capacidad para movilizarse”, alega.
La entrega de armas y municiones a gran escala debe cambiar el rumbo de la guerra a favor de Ucrania
Pavel Baev, profesor del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo
El reto de Ucrania
A juicio de Gorenburg, “la gran pregunta es si Ucrania tiene los recursos humanos y el equipamiento necesarios para lanzar un contraataque más significativo en el sur”. “Ese es el factor clave que determinará si Ucrania es capaz de cambiar el curso general de la guerra. Si Ucrania recupera una parte significativa del sur, especialmente si es capaz de alejar completamente a las fuerzas rusas del río Dniéper, representaría una victoria estratégica mucho más importante que la captura del Donbás por parte de Rusia, ya que el Dniéper y el Mar Negro son el sustento económico de Ucrania”, subraya.
La fatiga por una contienda sin vencedores ni vencidos puede pasando factura en las sociedades europeas
El desafío de Kiev es mantener el ardor guerrero, no solo en su territorio sino también de puertas hacia afuera, en un continente que se encamina hacia un otoño caliente, con las consecuencias de la guerra alimentando la escalada inflacionista y la subida de los precios de la energía y los alimentos. La fatiga por una contienda sin vencedores ni vencidos puede pasando factura en las sociedades europeas.
“Ya estamos pagando el coste pero puede ser mayor si caminamos hacia una mayor implicación en la guerra. El asunto económico va a ser terrible en los próximos meses”, opina Morato. Para mantener la moral, cada bando ha optado por repetir los hitos que refuerzan su mensaje. Con la bandera ucraniana ondeando por primera vez en meses sobre la Isla de las Serpientes, Volodímir Zelenski se jactó del resultado: “Que cada capitán ruso, a bordo de un barco o de un avión, vea la bandera ucraniana en la Isla de las Serpientes y sepa que nuestro país no se romperá”.
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