En plena canícula varios científicos franceses han alumbrado la idea de ponerle nombre a las olas de calor. Darles un nombre, como a los tornados o los huracanes, no es un fin en sí mismo. Y la propuesta es bautizarlas con el nombre de las empresas más contaminantes, como Total, el gigante energético francés. Las denominaciones podrían ser, por ejemplo, Total1, Exxon2, GazProm3.
Esta propuesta, según sus creadores, haría más evidente el vínculo entre las olas de calor, el cambio climático y las consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sobre la iniciativa se proyecta la responsabilidad de las multinacionales energéticas en el medio ambiente y su rápido deterioro. Sin embargo, la dificultad de acordar un nombre parece dificultar el proyecto.
Nombrarlas para entenderlas mejor
A medida que las olas de calor extremas hacen estragos en amplias zonas del planeta, los expertos en clima se plantean dotar de nombre a estos episodios y clasificarlos en función de su gravedad. Esta práctica ya es habitual para los huracanes o tornados (Harvey, Irma, Carmen…).
Estos nombres se utilizan para advertir de los peligros climáticos con antelación. Sirven para apreciar su evolución y prevenir los efectos devastadores que podría tener. Entonces, ¿por qué no podemos nombrar las olas de calor? En opinión de algunos científicos, no resulta necesario, ya que estos nombres se utilizan para avisar de antemano. Es menos relevante advertir de una ola de calor y los riesgos climáticos también son más difíciles de predecir.
La ciudad de Sevilla ha tomado la delantera. A principios de junio sufrió la ola de calor más fuerte de los últimos veinte años. Para hacer frente a la canícula, la ciudad puso en marcha un "sistema pionero de designación y categorización de las olas de calor". Mediante un algoritmo, las autoridades aseguraron poder identificar una ola de calor hasta cinco días antes de que llegara, y clasificar su gravedad en tres categorías. Se llegaron a proponer los nombres de Zoe, Yago y Xenia.
Conexión con el calentamiento global
Las olas de calor están asociadas a episodios climáticos puntuales. Pero la acción del hombre está acentuando estos fenómenos y haciéndolos cada vez más frecuentes. El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), en su último informe, no tiene dudas. Considera indiscutible que la influencia del ser humano ha calentado la atmósfera, la tierra y los océanos. Una de las consecuencias es que las olas de calor y los incendios forestales, por ejemplo, sean más frecuentes. Además, el informe añade que el 100% del calentamiento global se debe a las actividades humanas.
El problema para los expertos que están detrás de esta propuesta es que atribuyen todas las olas de calor al calentamiento global, pero no siempre es así. El calentamiento global aumenta la frecuencia de las olas de calor. Sin embargo, las olas de calor existen independientemente del calentamiento global. No hay que ignorar el impacto del calentamiento global.
Hoy sabemos que las olas de calor que se repiten con tanta regularidad y gravedad son la firma del calentamiento global
Samuel morin
"Hoy sabemos que las olas de calor que se repiten con tanta regularidad y gravedad son la firma del calentamiento global", señala Samuel Morin, investigador de Météo France y director del Centro Nacional de Investigación Meteorológica. "Con nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, seguiremos calentando el planeta. A mediados del siglo XXI, se espera que la frecuencia e intensidad de las olas de calor se duplique. Y lo que hoy es excepcional podría convertirse en la norma dentro de unas décadas".
Contrarrestar las mentiras de las empresas
Los nombres propuestos buscan otro propósito: señalar a los culpables, que en opinión de los científicos que han ideado el sistema, son ignorados a menudo. El "greenwashing" es una práctica comercial que consiste en dar la imagen de una empresa preocupada por el clima y respetuosa con el medio ambiente. Las grandes empresas, como Total en Francia, emiten numerosos comunicados de prensa sobre sus acciones climáticas, la reducción de sus impactos ambientales y su voluntad de invertir en energía verde.
Sin embargo, sus responsabilidades en el cambio climático son destacadas. Por ello, los científicos franceses quieren dar a las olas de calor nombres derivados de los nombres de estas empresas. Los nombres propuestos son Total1, Exxon2 , GazProm3.
Dificultad para aplicar la propuesta
Para nombrar un peligro climático, la comunidad internacional tiene que estar de acuerdo. Cada país tiene sus propias empresas contaminantes, por lo que cada país denominaría la ola de calor de forma diferente. En ese caso, probablemente habría que elegir una empresa con sede en el país que sufre el peligro climático, o al menos sus operaciones. Por ejemplo, Total1 sería más apropiado en Francia mientras que en Estados Unidos sería Exxon1. En Australia, la elección estaría entre Río Tinto (Reino Unido), Alcoa (Estados Unidos) y Glencore (Suiza), que explotan el carbón en su territorio.
Otro desafío es cómo nombrar una ola de calor cuando afecta a varios países al mismo tiempo. Los juegos de poder e influencia también parecen ser un obstáculo para la adopción de esta modalidad de nombramiento. Los lobbies de estas empresas, igualmente poderosos, no permitirán que la clase política deje que los riesgos climáticos lleven el nombre de la empresa.
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