Gena Marvin es una artista que está sacudiendo la escena rusa. "Mi arte es mi fuerza, generada por todos mis miedos y las diferentes dificultades que he vivido o estoy viviendo", reconoce Gena, que abandonó Rusia hace tres meses, en mitad del creciente aislamiento que sufre el país desde la invasión de Ucrania. Fue precisamente su arte y su activismo los que la llevaron a huir, a poner tierra de por medio con la tierra de Vladímir Putin.
"El 24 de febrero de 2022 esta paz frágil y poco fiable, pero todavía existente para mí, se derrumbó. Mi primera reacción fue no quedarme callado, salir y hablar. Pero cuando me di cuenta de que en cualquier momento podían detenerme por mis declaraciones y mi arte, decidí abandonar el país y convertirme en refugiada", explica la artista en una entrevista a El Independiente.
Hoy reside en Francia, donde ha encontrado refugio al calor de la asociación parisina "L'atelier des artistes en exil" (El estudio de los artistas en el exilio, en francés). El país vecino se ha convertido en el lugar seguro donde poder practicar su arte libremente. "No quería ir a Francia, nunca he estado en el extranjero y no tenía nada con lo que comparar. Tuve que decidir dónde podía ir y establecerme para construir una nueva vida. Siempre había soñado con ir a París", confiesa quien evita describirse como transexual. No le gustan, dicen, las etiquetas.
Arte activista
Aficionada a las representaciones con trajes monstruosos y hechizantes, Gena es una figura en auge de la cultura drag rusa. El suyo es un arte comprometido. Las reivindicaciones de libertad de expresión, igualdad y paz se transmiten a través de sus performances y en su Rusia natal constituyen un ejercicio delictivo.
En 2013 el país promulgó una ley contra "la propaganda LGTBI". La norma ha contribuido a aumentar el estigma, el acoso y la violencia contra el colectivo homosexual y transexual en Rusia, denuncian los activistas. Gena asegura que no espera nada de su público en términos de comprensión de su trabajo, sin embargo, sí aspira a ampliar su apertura.
"Desde luego, no quiero ni espero nada de la gente. Pero si vienen a verme hasta el final o pasan por delante de mí, estoy encantada de comunicarme con el público de cualquier manera, tanto si me entienden como si me juzgan. Si mi arte les da la oportunidad de ver algo nuevo, de ampliar sus horizontes, de conocer a gente como yo, o si simplemente les hace sonreír o emocionarse, así soy yo. Es mi forma de mirar, de vivir y de observar el mundo".
Veo cómo la gente en Rusia habla contra la guerra y cómo sus voces son inmediatamente estranguladas, sus manos son esposadas
En contra de la deriva de Putin
Su arte también se posiciona en contra el régimen de Vladimir Putin y su actitud belicosa. La guerra es un leitmotiv de sus actuaciones, a menudo muy críticas con la invasión de Ucrania. "Todas las guerras son terribles, y ésta en particular me ha roto el corazón. Veo cadáveres, gente que ha perdido sus casas y a sus familias. Y no puedo creer que este horror haya durado cinco meses. Veo cómo la gente en Rusia habla contra el conflicto y cómo sus voces son inmediatamente estranguladas, sus manos son esposadas. Y los que no paran tras el primer aviso son encarcelados. Yo mismo llevé a cabo una acción solitaria contra la guerra, me envolví con alambre de espino sobre mi cuerpo desnudo, caminé en el frío glacial, fui arrestado y me llevaron ante un tribunal".
"Con la guerra me di cuenta de que todo puede cambiar en un segundo, y de cómo me cambió a mí y al mundo en el que vivo", admite. La artista está ahora decidida a abrir los ojos de la gente sobre la violencia de la contienda, pero también sobre la voluntad de algunos ciudadanos rusos por detenerla. "Espero mostrar al mundo que no todos los rusos apoyan los actos criminales del gobierno ruso. Hay muchos, muchos rusos que no querían esta agresión, que quieren que los civiles ucranianos dejen de morir cada día. Y con las fuerzas de que disponen, están luchando. Aunque sólo sea una publicación de Instagram, por la que hoy en día te pueden caer unos 10 años de cárcel en Rusia. Lo principal es no callarse".
Muchos de mis espectáculos se basan en la imagen de un mártir, de alguien que no puede rendirse
Gena marvin
En paralelo al conflicto armado, Gena siente que la expresión de la propia identidad se ve frenada en Rusia. En el país donde está prohibido el matrimonio entre personas del mismo sexo, los derechos de las personas LGTBI o queer son escasos y a menudo son víctimas de la violencia. "Nunca quise irme de Rusia e hice todo lo posible para que mi vida en Rusia tuviera sentido, en primer lugar para mí, pero también para todos aquellos que necesitan apoyo y comprensión de que nosotros no somos errores de la naturaleza, que tenemos derecho a vivir, a crear, a amar en igualdad de condiciones que todos los demás", argumenta.
La traumática identidad rusa
Gena nació y creció en la región rusa de Magadán. Tras unos años dedicada al baile, la joven se volcó en el dibujo. "Tenía muchas ganas de empezar a dibujar. Mis padres me decían que era demasiado tarde y que podía aprender a dibujar en casa. Así que empecé a explorar mis sueños y miedos por mi cuenta, inventando imágenes en mi cabeza y dibujándolas", cuenta.
Convertirse en artista y llamarse a sí misma como tal apareció poco a poco en su camino. "Solía pensar que el significado que daba a cada obra era claro sólo para mí. Pero de repente me di cuenta de que otras personas también veían y entendían que detrás de cada actuación o serie de fotografías había una gran parte de mi dolor, vivido en el pasado y en el tiempo presente". Y añade: "Supongo que me gustaría decir que siempre supe que era una artista, pero hasta hace unos años no creía que pudiera afirmarlo".
Los orígenes rusos de Gena cumplen un papel importante en su obra. Aunque abogue a veces por la impugnación o la sublimación de su cultura natal, la artista no duda en volver a ella. "Muchos de mis espectáculos se basan en la imagen de un mártir, de alguien que no puede rendirse. Que se hace sufrir, en nombre de la liberación. Supongo que puedo llamarlo mi identidad rusa. Porque para mí no existe el concepto de caracterización en función de mi nacionalidad. Toda mi vida simplemente he aceptado todo esto en mí, y he tratado de hacer entender a los demás que la gente como yo también tiene un lugar en Rusia. Soy rusa", explica.
Muchos de mis espectáculos se basan en la imagen de un mártir. Supongo que puedo llamarlo mi identidad rusa
gena marvin
La artista tiene una visión más amplia de su país: "Pero al mismo tiempo, las personas que me rompieron los huesos también eran rusas, las que me prohibieron alcanzar logros también eran rusas, las que me prohibieron tener el aspecto que quería, decir lo que quería, también eran rusas, me expulsaron de las instituciones educativas y me echaron de todas partes, todas eran rusas también. Y siempre había una gran diferencia entre nosotros, a pesar de haber nacido en el mismo país". Hoy Gena sigue conservando el pasaporte ruso y telefonea a sus abuelos todas las semanas. "Creo que una persona puede dejar una ciudad, pero una ciudad nunca puede dejar a una persona", comenta.
En constante evolución
La de Gena no ha sido una existencia fácil. "Su padre murió en un accidente de coche cuando ella tenía dos años. Su madre murió más tarde de alcoholismo", señala Agniia Galdanova, directora de un documental dedicado a Gena. "Una vez en casa de sus abuelos, tuvo el valor de salir del armario. Pero esa revelación le llevó a una violenta discusión. Así que Gena se trasladó a San Petersburgo porque la vida para un niño queer es muy dura lejos de las grandes ciudades. En Moscú o San Petersburgo existe más tolerancia. Después, tuvo mucho miedo de quedarse en Rusia por sus acciones en contra de la guerra", agrega.
Sus actuaciones en forma de personajes monstruosos pueden explicarse, en parte, por la materialización de sus traumas infantiles. Pero Gena no se detiene ahí y continua creciendo artísticamente. "En 2019, conocí a la cineasta Agniia Galdanova y me ofreció hacer un documental sobre mí, mi vida y mi trabajo. Acepté. Fueron dos años desafiantes y satisfactorios con Agniia, con la cámara a mi lado. Crecí mucho durante ese tiempo, creí en mí mismo. El título provisional de la película es Queendom", explica.
"Queendom explora los temas de la identidad, la pertenencia y la comunidad a través de una historia íntima de Gena", indica la productora. "A medida que avanza en su vida, su arte se arte se vuelve más político, dirigido al Estado que no la protegió. A mayor escala, trata del creciente conservadurismo de la sociedad rusa, de las libertades artísticas y personales que se están arrebatando a la gente. La actual represión de los derechos LGTBI en Rusia ha ido empeorando progresivamente en la última década. Los artistas queer, especialmente los que hacen que luchan por la visibilidad, han sido marginados y empujados a la clandestinidad".
Por desgracia, el concepto de arte, que se basa en la libertad de expresión, no es posible en la Rusia actual
Gena marvin
Una comunidad "silenciada"
Desde la promulgación de la ley en 2013, las relaciones entre la comunidad LGTBI y la extrema derecha han cristalizado. La Estación Central, el mayor club gay de Moscú, es regularmente objeto de ataques. En 2013, dos hombres dispararon al frente con armas de fuego. Otros individuos también atacaron el club con gas. Luego, una noche, un grupo de unas 100 personas desmontó el techo, antes de destrozar parte del equipo. El club cerró entonces durante varios meses para reabrir en una nueva ubicación un tiempo después.
El concepto de arte, que se basa en la libertad de expresión, no es posible en la Rusia actual
"Conozco a muchos artistas rusos que juegan con los límites de los géneros, y todos son personas fuertes y con talento. Por desgracia, el concepto de arte, que se basa en la libertad de expresión, no es posible en la Rusia actual. El gobierno actual cierra la boca a los artistas y otros animadores de todas las maneras posibles. Se les detiene, se les intimida y se les juzga con artículos completamente ridículos. Sólo para enmudecerlos".
La huida a Francia ha afectado a Gena: "Definitivamente sentí un crecimiento después de cada trabajo, aprendí de mis errores y magulladuras, y me hizo más fuerte. Desde el 24 de febrero, todas mis preocupaciones y traumas se evaporaron. Como aturdida, miré a mi alrededor y todo me parecía igual, pero no había sonido ni olor ni sabor", rememora, sin intención -dice- de volver a su patria.
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