Wolfgang Dold (Arlington, Virginia, 1958) ha sido la voz de Alemania en España en los últimos cuatro años. El embajador alemán en nuestro país termina el próximo viernes su mandato y será reemplazado por Maria Gosse, la primera mujer en este cargo. Cuando Wolfgang Dold llegó en el verano de 2018 Mariano Rajoy, del Partido Popular, acababa de perder la moción de censura y el socialista Pedro Sánchez daba sus primeros pasos como jefe del Gobierno. En Alemania vivía su última etapa como canciller Angela Merkel. Deja la embajada después de pasar una pandemia que nos recluyó a todos durante meses y con una guerra en Europa por la invasión rusa de Ucrania el pasado 24 de febrero con unos efectos que se prevén demoledores para nuestras economías. Su último día será el próximo viernes 5 de agosto. A finales de mes se incorpora a su destino en México DF, donde podrá seguir practicando el español, un idioma que reconoce que le ha cautivado. De España se lleva muchos amigos, recuerdos de paisajes inolvidables y las ganas de volver en cuanto pueda a degustar más pescado y visitar más bodegas. Reconoce que llegó sin prejuicios porque conocía poco el país y se va con la idea de que España es mucho más de la idea de sol y playa que tienen muchos turistas. En el plano político, asegura que “Europa necesita más España” y que Alemania apoya claramente que España tenga cada vez más protagonismo en la Unión Europea. Sobre la guerra en Ucrania, insiste en que hay que tener en cuenta que “no estamos solos” y que Putin no ha conseguido dividir Europa.
Pregunta.- ¿Cuál es el balance que hace usted sobre su trabajo estos cuatro años como embajador?
Creo en España como un socio de Alemania a la hora de impulsar la agenda europea: juntos haremos avanzar el proyecto europeo"
Respuesta.- Bueno, la valoración que uno haga de su trabajo no será siempre la más objetiva. Lo que sí puedo decir es que cuando llegué en 2018, especialmente después del Brexit, nuestro leitmotiv era que “Europa necesita más España”. Y ahora con la perspectiva que da el tiempo puedo reconocer lo mucho que ha impactado España a nivel europeo desde el non paper que sirvió para la iniciativa franco-alemana que condujo a lo que ahora conocemos como los Fondos Next Generation EU, hasta el papel como anfitrión en la cumbre de la OTAN. Alemanes y españoles tenemos una gran historia de sintonía. Y ahora los dos países se consultan más y hablan, juntos hacen avanzar el proyecto europeo. Creo mucho en España como un socio de Alemania a la hora de impulsar la agenda europea. La relación hispano-alemana ha estado a la altura del desafío y de lo que la historia demanda. Estos cuatro años ha sido un privilegio conocer mejor este país a través de políticos de todos los signos, periodistas, investigadores, deportistas…. Siempre que he podido he debatido con las nuevas generaciones. Las figuras de referencia cuentan con suficientes altavoces para ser oídos, pero los jóvenes no tanto.
P.- Usted ve entonces a España entre los grandes de la Unión Europea.
R.- Por supuesto. No solo por la salida de los británicos sino como factor de estabilización en Europa con una visión europeísta, con esa visión que conseguimos tras la Segunda Guerra Mundial. Porque como dijo alguien España, en el fondo, es un país fundador de Europa. Sería honoris causa porque históricamente accedió décadas más tarde, pero en su visión de Europea España se puede calificar como país fundador.
P.- Y esto se ha reafirmado en los últimos cuatro años…
R.- Absolutamente. Todos los países tienen sus intereses y sus perspectivas, a veces diferentes, como hemos visto en la última cuestión de ahorro de energía en la reciente cumbre europea. Pero lo que nos une es el compromiso a buscar una solución común.
P.- ¿No le parecía egoísta la postura de España en esa cumbre? Proponíamos ahorrar menos porque nos afecta menos que a los alemanes el eventual corte de suministro de Rusia.
R.- Bueno, cada país tiene sus intereses. Ningún país deja de lado sus intereses nacionales. España ha dejado muy clara su posición, pero al final en Bruselas se adopta una decisión que suele ser un término medio de las posiciones con la que entramos unos y otros en el Consejo.
P.- ¿Qué cree que queda por hacer en las relaciones entre España y Alemania?
R.- Las relaciones hispano-alemanas gozan de muy buena salud y cada vez son más intensas y estrechas. Este año 2022 es el año de los encuentros. Se han celebrado encuentros del más alto nivel: han estado el canciller Olaf Scholz, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, el titular de Finanzas, Christian Lindner, se han estrechado contactos en la cumbre de la OTAN. Y en octubre se celebra la cumbre bilateral en Madrid. La relación es muy fluida, la comunicacion es constante. Es una relación de confianza entre dos socios que se aprecian. Así seguirá en el futuro. Alemania y España tienen el potencial de iniciar o de impulsar iniciativas hacia una Europa más ágil, con mayor presencia en el mundo. En política exterior podríamos tomar más iniciativas en común. Otra área sería la política de inmigración común. Tenemos un enorme potencial para adoptar iniciativas que sirvan para avanzar en la unidad europea. Con otros países también. Es una relación abierta. No es una relación exclusiva, pero entre los dos podemos hacer más.
P.- Usted ha sido testigo de la primera experiencia de un gobierno de coalición en España, algo que es habitual en Alemania. ¿Qué le ha parecido esta primera vez, en la que ha habido sus más y sus menos?
R.- Para nosotros los alemanes todo el debate público sobre las brechas que existen o no entre Podemos y PSOE en esta coalición no tiene nada de sorprendente. Hay siempre puntos de vista diferentes entre dos socios de una coalición. Es lo normal. Un jefe de gobierno ha de tomar decisiones gubernamentales y de gestión de la coalición. Eso no hace la tarea más fácil, pero hasta ahora se ha mantenido cierta cohesión sin que los partidos renuncien a sus convicciones políticas.
P.- A diferencia de Alemania, España es una monarquía. ¿Cómo se entiende la figura del Rey?
R.- Hay varios países en Europa plenamente democráticos que son monarquías. A mi parecer es una cuestión de la tradición de cada país si hay un rey constitucional o un presidente. Al final lo que cuenta es la Constitución. Si uno quiere entender la Monarquía, ha de consultar la Constitución.
P.- ¿Qué es lo que le ha resultado más difícil de entender de España? ¿Quizá la relación con Cataluña?
R.- Se ha tranquilizado en los últimos años. Ahora al menos hay una forma de comunicar bastante sabia. Lo que he notado en general es el estilo de la confrontación entre las grandes corrientes políticas, y una falta de voluntad de hacer cosas juntos en ámbitos muy importantes. Esa confrontación no se refleja con tanta agudeza en la población. En este sentido, me parece que hay un cierto desfase entre el debate de la política oficial y lo que piensan los ciudadanos.
P.- ¿Entiende esa demanda de independencia en Cataluña?
No necesitamos más fronteras ni más confrontación... Es mi respuesta a quienes quieren levantar muros altos en su pequeño jardín"
R.- Estamos en una época donde no necesitamos más fronteras, ni más divisiones o más confrontación. Necesitamos más diálogo, más cooperación y más sentido del bien común. Esa es mi respuesta a quienes quieren levantar muros altos en su pequeño jardín.
P.- Usted ha vivido el fin de la era Merkel. La canciller, que fue despedida como una diosa, ahora es puesta en cuestión por la relación de Alemania con Rusia, marcada por la dependencia energética. ¿Fue ingenua Alemania con respecto al Kremlin?
R.- Vivimos la época de los profetas del día después. Muchos dicen que ahora sabían lo que tendríamos que haber hecho. Juzgar el legado de Merkel corresponde a los historiadores, que puedan trabajar con distancia temporal. Es pronto para hacer balances. Por un lado, se necesita un juicio en el marco histórico del momento. Por otro lado, me parece normal que en una democracia se discuta sobre posibles errores, que haya un debate crítico. Hoy sabemos que permitir esa forma de dependencia energética de un país como Rusia ha sido un error. En mi opinión, no fue tanto una decisión consciente, sino que la relación económica fue creciendo con el tiempo. Ha sido una equivocación probablemente confiar demasiado en Rusia como socio económico en un mundo en el que la cooperación parecía tener un peso más grande que la confrontación. No hablaría personalmente de ingenuidad, pero sí hay que evaluar lo que hemos hecho los últimos años, y no solo los alemanes, sea dicho de paso. Y hemos de extraer consecuencias para el futuro. El canciller habla de cambio de época (Zeitenwende), y es una formulación que describe muy bien el cambio de perspectiva.
P.- Más discutible es el papel del ex canciller Gerhard Schröder.
R.- A veces a la gente le gusta enfocarse en personas. No voy a comentar lo que hace Schröder. En su tiempo actuó en un entorno político determinado. Merkel acabó con una imagen sin mancha. Ahora las cosas cambian y hay un debate crítico. Es normal en una democracia.
P.- Ahora hay un gobierno tripartito en Alemania que afronta este cambio de época. Boris Johnson, uno de los grandes defensores de Ucrania, se va. Macron tiene limitado su poder. En Italia habrá elecciones y la sombra de Rusia se cierne sobre algunos contendientes. Crecen las dificultades en Europa y la guerra se está prolongando. ¿Ve a Putin con posibilidades de ganar?
R.- Puedo imaginar que Putin ha apostado por la falta de cohesión europea. Hay que decir que cinco meses después de la invasión de Ucrania por las tropas rusas no ha conseguido romper la unidad europea. Se equivocó. Tenemos en Europa gobiernos con gran sentido de la responsabilidad. Cada uno con sus peculiaridades domésticas. Pero lo estamos haciendo bastante bien.
Putin ha apostado por la falta de cohesión europea y cinco meses después de la guerra no ha conseguido romper la unidad. Tenemos gobiernos responsables"
Es verdad que los retos son numerosos, razón de más para considerar el enorme éxito que supone el hecho de que hayamos tomado juntos decisiones trascendentales. Europa ha crecido en las crisis: la decisión sobre los fondos de reconstrucción, el pedido conjunto de vacunas, la aprobación de varios paquetes de sanciones y hemos tomado conjuntamente la decisión de dar a Ucrania, Moldavia y gradualmente a Georgia la perspectiva de adhesión a la UE. Todos estos logros no son evidentes tomando en cuenta la diversidad histórica de este continente.
P.- Afrontamos una prueba de fuego de cara al otoño. Es cuando se verán las consecuencias del recorte de suministro energético, del frenazo del crecimiento, la elevada inflación…
R.-Tendremos que demostrar que somos países democráticos y también resilientes. No hay contradicción entre democracia y resiliencia. Me parece que es el gran error de juicio de Putin.
P.- ¿Están los alemanes concienciados sobre los sacrificios que hay que abordar en otoño?
R.- Tenemos un ministro de Energía y Economía, Robert Habeck, que comunica con gran claridad. La gente en Alemania sabe muy bien lo que va a ocurrir. Todos sabemos que tendremos probablemente un invierno bastante difícil. Y por eso estoy convencido, como dijo Merkel en otra época, que lo conseguiremos (wir schaffen das).
P.- Ha habido debate en Alemania sobre el envío de armas pesadas. Ahora empiezan a llegar a Ucrania las primeras partidas importantes de varios países y se nota cierta mejora en las posiciones ucranianas. ¿Cree que el gobierno alemán aportará cada vez más a los ucranianos, también armas pesadas?
R.- Sobre Rusia hay dos puntos que nos parecen importantes. Por una parte, queremos actuar en el conjunto internacional, en sintonía con los Estados Unidos y otros aliados. Queremos dar a los ucranianos las medidas que necesitan para defenderse. Por otra parte, queremos decir con gran firmeza que no vamos a entrar en esta guerra, pero que no haya ninguna duda de que nos defenderemos si hay un ataque a algún miembro de la OTAN.
"España ha sido todo un descubrimiento"
Reconoce que no tenía prejuicios sobre España porque conocía poco sobre el país. Con esta afirmación, Wolfgang Dold se define como un diplomático sin ínfulas, cercano y formal al mismo tiempo. “Ha sido un descubrimiento. He podido sumergirme en un mundo nuevo. Ha sido un placer enorme avanzar en el idioma y conocer la riqueza cultural de España, un pais que sigue siendo a veces desconocido para algunos de los 11 millones de turistas alemanes que vienen cada año”, explica en la sede de la embajada alemana en Madrid. Aunque se reconoce como hombre del sur, y evoca Tarifa en Cádiz, recomienda los paisajes de la Comunidad de Madrid, que tuvo ocasión de visitar en pandemia, una época de la que recuerda los aplausos a los sanitarios y el gran esfuerzo que hicieron para ayudar a los ciudadanos alemanes en nuestro país. Asegura que ve España como “un país moderno, que va por delante de Alemania en digitalización, por ejemplo, y donde hay una gran preocupación por la igualdad de género”. Cree que sería una gran oportunidad para mostrar esa España en vanguardia si Málaga lograra ser sede de la Expo en 2027. La Feria del Libro de Fráncfort tiene este año a España como país invitado y en ese marco nos reconoce que le impresionó el primer libro que leyó íntegro en español, El lector de Julio Verne, de Almudena Grandes. “Era una gran intelectual y relata los eventos de esa época tan difícil, la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura de Franco, con gran maestría”, indica. Lamenta que en España no se lea a autores contemporáneos alemanes y recomienda a Thomas Brussig o Uwe Tellkamp, quienes explican cómo fue el momento de la caída del Muro, cuando todo un mundo se derrumbó. En cine le han impresionado Dolor y Gloria, de Almodóvar, y El buen patrón, de León de Aranoa. Confiesa que le fascina ver la variedad de pescados que se encuentran en los mercados y en la mesas españolas. Volverá en cuanto pueda a España a degustarlos aunque no se unirá a los miles de jubilados alemanes que viven en España cuando le corresponda. A su sucesora, Maria Gosse, la primera mujer embajadora de Alemania en España, le recomienda que “viaje, escuche y aprenda cada día algo nuevo”.
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