"Quien juega con fuego corre peligro". Xi Jinping fue muy claro en su última conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. La videollamada duró más de dos horas y hablaron de la intención de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de visitar Taiwán en su gira por Asia. Biden insistió en que Estados Unidos mantenía su política de "una sola China". Pelosi, de 82 años, la tercera en la escala de poder en EEUU, pisará Taipei este martes y se verá con su presidenta el miércoles. A China le molesta porque considera que con este gesto Pelosi está reconociendo de facto la independencia de Taiwán, que Pekín considera su territorio.
El Partido Comunista de China nunca ha gobernado Taiwán, porque fue donde se refugió el ex presidente nacionalista del Kuomintang Chiang Kai-shek, tras perder la guerra civil en 1949. Como consecuencia del principio de "Una sola China", el Kuomintang (KMT) considera que el gobierno de Taiwán es el legítimo gobierno de toda China, y el PCCh defiende que es Pekín. Así, Taiwán forma parte de la República Popular de China, tal como viene reconocido por multitud de países, aunque algunos consideren que sigue siendo Taiwán.
De este modo, el gobierno chino de Pekín considera que el gobierno de Taiwán se excede en sus competencias y pone en riesgo la integridad territorial, uno de los principios fundamentales del Partido Comunista de China. El establecimiento de relaciones diplomáticas de Taipéi con el mundo pone en jaque el principio de "Una sola China" y la integridad territorial, un hecho que el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de China ha señalado más de una vez. Y como tal, siempre recuerdan que es el Ejército de Liberación Popular quien debe "velar", en caso de que Taiwán se independice, o que alguna potencia extranjera vulnere su soberanía.
Desde 1979 Estados Unidos reconoce a la República Popular China como gobierno legítimo de China, pero muchas veces navega en la llamada "ambigüedad estratégica". Aporta a Taiwán armamento defensivo, por ejemplo, si bien no deja claro si defendería a Taipei en caso de agresión. China aspira a una reunificación pacífica, sin descartar el uso de la fuerza en caso de un cambio del statu quo.
Ni al presidente Biden ni al Pentágono parece hacerles gracia que la demócrata Pelosi aterrice en Taiwán. La presidenta de la Cámara de Representantes tenía previsto el viaje en abril pasado y lo suspendió al contagiare de Covid. Ahora bien el comunicado oficial de la Casa Blanca no incluye la parada en Taipei. Esta omisión se debería a razones de seguridad.
Pelosi ha empezado en Singapur, donde le han pedido prudencia, y hará escala en Malasia, Corea del Sur y Japón. Está acompañada por los congresistas Gregory Meeks, Mark Takano, SuzanDelBene, Raja Krishnamoorthi, y Andy Kim. El primer ministro de Singapur ha destacado que "unas relaciones estables entre EEUU y China son vitales para la seguridad regional". La delegación aterrizará el martes en Taiwán y el miércoles Pelosi se verá con la presidente, Tsai Ing-wen, según publica el Financial Times.
Previamente estuvieron en Taiwán el ex secretario de Estado Mike Pompeo, en marzo, y John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional de Trump. Los dos defienden ahora que EEUU dé el paso y reconozca a Taiwán. Han elogiado a Pelosi por no cambiar sus planes. Muchos republicanos y algunos demócratas apoyan que Pelosi siga a delante para no dar muestras de capitulación ante Pekín.
La pancarta en Tiananmen
Nancy Pelosi ha justificado su visita por la necesidad de expresar el apoyo político a la democracia de Taiwán. La presidenta de la Cámara de Representantes dio su primer disgusto a las autoridades chinas cuando desplegó una pancarta en la Plaza de Tiananmen de Pekín en 1991 en recuerdo de las víctimas de la matanza de manifestantes prodemocracia en 1989. Entonces era congresista.
Dieciocho años más tarde, en su encuentro con el presidente Hu Jintao le entregó una carta con el nombre de una serie de presos de conciencia para que los liberara. Ya era presidenta de la Cámara de Representantes.
Pelosi es una firme defensora de los activistas prodemocracia en Hong Kong y se ha entrevistado con el Dalai Lama, líder espiritual y político de los tibetanos en el exilio.
No es la primera presidenta de la Cámara de Representantes que pisaría territorio taiwanés: ya lo hizo el republicano Newt Gingrich en 1997, pero el contexto geopolítico no era el mismo. China ha subrayado que no va a reaccionar con tanta condescendencia como entonces. "Los militares chinos no se quedarán con los brazos cruzados", ha dicho un portavoz del gobierno chino. Dos años antes, el presidente de Taiwán, Lee Teng-hui, viajó a EEUU y China respondió con el lanzamiento de misiles en las aguas cercanas a la isla.
Justo este lunes el Ejército chino ha celebrado el 95 aniversario de su fundación. Pekín está desarrollando maniobras militares en Fujian, la provincia cercana al estrecho de Taiwán. Las autoridades chinas han difundido un video que muestra los misiles balísticos Dongfeng-17.
"A primera vista, si Estados Unidos pretende atraer a China hacia las posiciones de Occidente en la guerra de Ucrania y sus consecuencias, no parece que sea la mejor manera. Por el contrario, empuja a China con más rotundidad hacia Rusia, aunque quizá sea lo que se ha buscado desde el primer momento. Sin duda, vendría como anillo al dedo para escenificar lo irremediable de la guerra fría que en Washington intentan asentar para apuntalar su hegemonía global", escribe Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China.
¿Cómo reaccionará China?
Este viaje de Pelosi tiene lugar en un momento muy complicado para el líder chino, Xi Jinping. En otoño se celebra el XX Congreso del Partido Comunista, donde Xi va a reafirmarse como hombre fuerte. No puede mostrar ninguna señal de debilidad frente a Estados Unidos, sobre todo en un asunto tan crucial como Taiwán. Se trata de su soberanía territorial.
Hay sectores que hablan de establecer una zona de exclusión o multiplicar los vuelos militares... Las posibilidades de errores de cálculo se multiplican"
xulio ríos, observatorio de política china
Las autoridades chinas no han concretado cuál será al respuesta, pero no han dejado lugar a dudas de que será contundente. "Hay sectores que hablan de establecer una zona de exclusión aérea o multiplicar los vuelos militares. No van a derribar el avión de Pelosi pero las posibilidades de errores de cálculo o incidentes involuntarios se multiplican", dice Xulio Ríos. Hay quienes dan por seguro que China adoptará "medidas sin precedentes", como indicaba Shi Yinhong, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Renmin de China, según cita la CNN.
A pesar de que se especuló con que se iba a tratar de rebajar el nivel de la visitia, finalmente Nancy Pelosi, como presidenta de la Cámara de Representantes, mantendrá encuentros con las principales autoridades.
"Las represalias se establecerán en el orden político, es decir, llamada a consulta del embajador o suspensión del posible encuentro en persona entre Xi y Biden. En el orden militar hasta ahora no se ha pasado la zona de identificación de defensa aérea y ahora puede que den el paso. O China puede responder en otros escenarios como Venezuela o Cuba para dañar los intereses de EEUU. Hay que reconocer que el momento es totalmente inoportuno", concluye Xulio Ríos. Lo que va a pasar solo Xi Jinping lo sabe.
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