Desde que comenzara la invasión rusa de Ucrania, el destino de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, ha provocado ríos de tinta y acusaciones cruzadas de los actores en liza por los sucesivos ataques que ha sufrido. Controlado por los rusos pero gestionado por técnicos ucranianos desde los primeros compases del conflicto en marzo, la intensificación de los bombardeos en sus inmediaciones ha elevado en los últimos días la tensión entre muestras de inquietud de la comunidad internacional y los expertos. ¿Es un catástrofe nuclear un escenario real?

Cualquier fuego militar dirigido hacia o desde la instalación equivaldría a jugar con fuego

Para el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el deterioro de la seguridad en la planta -a la que no han podido acceder sus equipos desde el inicio del conflicto- resulta “cada vez más alarmante”. “Una acción militar que ponga en peligro la seguridad de la central nuclear de Zaporiyia es del todo inaceptable y debe evitarse a toda costa. Cualquier fuego militar dirigido hacia o desde la instalación equivaldría a jugar con fuego, con consecuencias potencialmente catastróficas”, advirtió hace días Rafael Mariano Grossi, jefe del OIEA.

El creciente riesgo de Zaporiyia fue abordado este viernes por Emmanuel Macron y Vladimir Putin, en la primera conversación telefónica entre ambos desde el pasado mayo. El presidente galo instó a su homólogo a permitir “lo antes posible” el acceso a la planta de los expertos de la agencia de la ONU con el objetivo de evaluar los daños producidos en el complejo. Macron “subrayó una vez más su preocupación por los riesgos que plantea la situación en la central nuclear de Zaporiyia", según el Elíseo. Ambos líderes se emplazaron a volver a hablar del asunto en los próximos días.

Es precisamente Rusia la que está empleando esta central nuclear como palanca política y escudo de sus posiciones

Situación "muy preocupante"

“La situación resulta muy preocupante, especialmente a raíz de la reciente tendencia de los medios de comunicación controlados por el Kremlin alimentando los rumores sobre una supuesta provocación de 'falsa bandera' planeada por los ucranianos”, señala en conversación con El Independiente Linas Kojala, director del Centro de Estudios de Europa Oriental, con sede en Lituania. “Suena bastante ridículo porque es precisamente Rusia la que está empleando esta central nuclear como palanca política y escudo de sus posiciones”, agrega el experto.

A última hora de este viernes Moscú insistió en su denuncia del peligro que representan “las provocaciones” de Ucrania sobre el reactor nuclear. En una carta remitida al Consejo de Seguridad de la ONU, el Kremlin acusa a las autoridades ucranianas de estar urdiendo un ataque. Horas antes, el secretario general de la ONU António Guterres -de visita a Ucrania- instó a Rusia a no desconectar Zaporiyia de la red ucraniana. “Obviamente, la electricidad de Zaporiyia es ucraniana. Este principio debe respetarse plenamente", esbozó Guterres, que ha pedido repetidamente la retirada de los uniformados y su armamento de la planta.

Unas llamadas que han resultado hasta ahora infructuosas. Agitar el terror nuclear resulta rentable, denuncian los expertos. “La amenaza nuclear sigue siendo una amenaza psicológica. Los rusos lo hacen todo el tiempo desde hace meses e incluso años”, apunta a este diario Sergej Sumlenny, experto en Ucrania. “El verdadero problema puede ser una fuga en la central nuclear de Zaporiyia, pero no sería de proporciones importantes debido a la propia construcción de la central nuclear”, asevera Sumlenny. “Los rusos tendrían que sacar físicamente el combustible radiactivo del reactor para que la lluvia radiactiva sea masiva, lo que resulta difícil de hacer. Una simple explosión no provocará resultados devastadores”.

La principal preocupación es el sistema de refrigeración del reactor, pilar básico para la seguridad del vasto complejo y que precisa del suministro eléctrico continuo. Fue la pérdida de suministro eléctrico la causante del accidente nuclear de Fukushima (Japón) en 2011, tras el terremoto y el tsunami. En caso de desabastecimiento, sin embargo, existen generadores que funcionan con diésel y un personal ucraniano que, a pesar del cambio de manos de la planta y sus alrededores, permanece en sus puestos y está capacitado para enfrentarse a los desafíos. No obstante, si los sistemas de seguridad auxiliares fallaran, el reactor nuclear se calentaría rápidamente, causando una fusión nuclear. También sería arriesgado un ataque al almacenaje del combustible nuclear gastado.

Fuego en uno de los edificios del complejo nuclear de Zaporiyia, en Energodar (Ucrania).

El fantasma de Chernóbil

La central de Zaporiyia se ha convertido en objeto de discordia y arma de desinformación de ambos bandos. Algunos han llegado incluso a blandir el escenario de la catástrofe de Chernóbil. En 1986 la lluvia radiactiva se dispersó por gran parte del hemisferio norte. Unos 150.000 kilómetros cuadrados en Bielorrusia, Rusia y Ucrania quedaron contaminados, según el OIEA.

Los ucranianos recordamos como la nube radiactiva de Chernóbil llegó hasta el norte de Inglaterra

“Los ucranianos recordamos como su nube radiactiva llegó hasta el norte de Inglaterra”, evoca Taras Kuzio, investigador asociado de la Henry Jackson Society y profesor del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Kiev Mohyla Academy. “Las acciones de Rusia en la planta nuclear demuestran que es el mayor estado terrorista del mundo. Estados Unidos debería declarar a Rusia como estado patrocinador del terrorismo junto a Corea del Norte, Irán y Siria. La UE debería imponer una prohibición de visado a los ciudadanos rusos”, añade en línea con la petición aprobada esta semana por el Parlamento ucraniano.

En opinión de Paul D'Anieri, profesor de Política Pública y Ciencias Políticas de la University of California, Riverside, la de Rusia durante estos últimos meses es “una estrategia muy peligrosa”. “En parte para mantener el territorio que ha ocupado en el sur de Ucrania, Rusia ha estacionado artillería dentro de la central nuclear de Zaporiyia, desafiando a Ucrania, que puede arriesgarse a causar una catástrofe nuclear si ataca”, aduce.

Kiev ha acusado al ejército ruso de almacenar armamento pesado en el interior del recinto y usarlo como cobertura para desde allí lanzar ataques que Ucrania no puede responder sin asumir el inmenso coste de dañar alguno de los seis reactores de la central, de los que solo dos se hallan operativos en la actualidad.

Para mantener el territorio que ha ocupado en el sur de Ucrania, Rusia ha estacionado artillería dentro de Zaporiyia, desafiando a Ucrania, que puede arriesgarse a causar una catástrofe nuclear si ataca

“Lo que está sucediendo en Zaporiyia nos recuerda de nuevo que la agresión rusa tiene consecuencias mucho más amplias que el sufrimiento de Ucrania. Incluso si los mayores riesgos ahora parecen estar relacionados con eventos accidentales”, subraya Kojala. Los expertos, no obstante, alejan el escenario de una catástrofe nuclear en suelo europeo y el fantasma de un nuevo Chernóbil. Entre las razones de peso, figuran que la central está preparada para el impacto de artillería e incluso aviones. En caso de fuga, el mayor peligro sería para los ucranianos que aún residen en sus inmediaciones y los técnicos que aún trabajan en la planta, colocado a su pesar en el centro de los rifirrafes. Hace unos días un trabajador fue alcanzado por la metralla y hospitalizado.

“Los rusos tendrían que hallarse en un estadio de delirio completo para atacar la central y desatar una gran catástrofe en Europa, Ucrania y la propia Rusia”, señala a este diario el historiador Alexander Motyl. Incluso para los más alarmistas, es un escenario tan suicida que resulta descartable en mitad de una guerra en la que ninguno de los dos bandos ha logrado últimamente victorias reseñables. “La temeraria ocupación de la central nuclear ha sido condenada internacionalmente, con razón, como una medida irresponsable y muy peligrosa por parte de los invasores rusos, bastante insensatos. Sospecho que pronto darán marcha atrás”, pronostica