Extractos de The Crown y autor de los libros The Crown: la historia desde dentro y The Crown II. La historia continúa, de Robert Lacey. Ambos volúmenes están publicados en España por Libros Cúpula
Estás viendo un drama histórico, querido/a lector/a, no un documental sobre Historia. The Crown es una obra de ficción creativa inspirada por el sentido común y el espíritu de los acontecimientos reales. Para entender a Philip tenemos que presenciar su renuncia al estatus real extranjero en el mismo momento en que lo vemos por primera vez, para saborear mejor su entrada de pleno a la Casa de Windsor al día siguiente. Lo que se ve en pantalla es a la vez la verdad y una invención, que se inscribe en la tradición inmemorial del drama histórico. La venerada obra de teatro María Estuardo de Friedrich Schiller, traducida a muchas lenguas, se presentó en un escenario por primera vez en 1800 y se cita a menudo como el ejemplo clásico de obra histórica, que representa el más amargo choque de personalidades cuando María, Reina de Escocia, se enfrenta cara a cara con la reina Isabel I… salvo que realmente esas dos mujeres nunca se conocieron.
El poder definitivo de la monarquía británica, antigua y moderna, reside en su capacidad para generar una emoción sentida
Como se demostrará en este libro, The Crown se basa en una investigación meticulosa de los hechos, pero no hay que olvidar que es una serie de televisión, una recopilación de píxeles organizada de forma artística con el propósito de entretener, de explorar grandes personajes y temas en la vida de una nación, y de extraer el significado de acontecimientos extraordinarios. El poder definitivo de la monarquía británica, antigua y moderna, reside en su capacidad para generar una emoción sentida, a veces de enfado y hostilidad, pero muchas más veces de curiosidad y admiración, y siempre sentimental a un nivel extraordinario. «De las diversas formas de gobierno que han prevalecido en el mundo —escribió el historiador Edward Gibbon—, una monarquía hereditaria parece presentar el alcance más favorable para el ridículo.»
Estas son las paradojas que Peter Morgan pretende abordar en The Crown, cuyo drama gira en torno a dos personas muy reales, Isabel de Windsor y Philip Mountbatten, y la extraordinaria aventura vital en la que se embarcan. Es la dramatización de una relación de siete décadas, una historia de amor que es a la vez simple y altamente complicada. Y es por este motivo que el primer episodio de la serie no empieza con el ascenso de la reina Isabel II en febrero de 1952, ni con su solemne coronación en junio del año siguiente, aunque ambos acontecimientos fueron grandes hitos constitucionales.
Vemos a Isabel por primera vez media década antes, en la víspera de su boda con Philip. En realidad, ninguno de los dos ha estado nunca muy seguro de dónde y cuándo se conocieron exactamente, pero recuerdan perfectamente cuándo se fijaron seriamente el uno en el otro. «Puede que nos hubiésemos conocido antes —escribió la princesa intentando ser útil en su respuesta a la pregunta de un corresponsal de la corte—, en la coronación [de Jorge VI, en mayo de 1937]o en la boda de la duquesa de Kent [en noviembre de 1934].»
En 1956, la aventura del canal de Suez arruinó las pretensiones de Londres de dominar el mundo, mientras que el «caso Profumo» en 1963 desacreditó a la élite que quería pensar que ellos dominaban Londres. Sin embargo, de estos infortunios surgió una identidad más populista bajo los gobiernos laboristas de Harold Wilson —por quien la reina Isabel desarrolló una cierta debilidad—, con los «Swinging Sixties», la reforma de la Ley del Divorcio y los derechos de los homosexuales, los Beatles, las minifaldas, la victoria de Inglaterra en la Copa del Mundo de Fútbol de 1966 disputada en el país…
En cierto modo, la monarquía cabalgaba de forma serena —y no poco arrogante— por encima de todas estas transformaciones sociales y políticas
En cierto modo, la monarquía cabalgaba de forma serena —y no poco arrogante— por encima de todas estas transformaciones sociales y políticas. Los críticos de Isabel II le recriminaban que estaba en un universo totalmente distinto al del movimiento de liberación de las mujeres que se desarrolló en las décadas de 1960 y 1970, y así era. Por otro lado, el anticuado sistema británico de monarquía hereditaria otorgó un prestigio internacional y una autoridad suprema a una mujer a lo largo de todos esos años tumultuosos, con una mentalidad abierta y, sí, una modernidad que los Estados Unidos de la época no pudo llegar a aceptar. Cada episodio de la temporada 2 de The Crown, y cada capítulo de nuestro libro, juega con esta deliciosa paradoja: la visión de hombres poderosos teniendo que inclinarse y arrodillarse ante una mujer corriente y madre de dos hijos.
Este segundo volumen emula al primero al intentar separar la historia de la ficción. ¿Qué porcentaje del drama que los telespectadores disfrutan en The Crown es históricamente «auténtico»? ¿Y cuánto ha inventado el creador de la serie, Peter Morgan? En algunas ocasiones seguiremos a Isabel II en su encuentro con personajes de una forma que estamos el noventa y nueve por ciento seguros de que no pudo haberse producido: el noble rebelde lord Altrincham, por ejemplo, que visitó el Palacio de Buckingham después de sus drásticas críticas a la monarquía, o Eileen Parker, la mujer del amigo de Philip, Mike Parker, a quien Isabel busca para hablar de los problemas de su matrimonio. No, querido telespectador y lector, esos encuentros nunca sucedieron; pero sí, estas invenciones dramáticas se han concebido para ejemplificar los temas centrales y los mensajes de la trama. Recuerda que una serie dramática no es un documental.
Peter Morgan no escribe ni una palabra de The Crown hasta que ha cuadrado una plantilla histórica, previamente documentada para cada episodio, con el equipo de investigación de la serie. Información sólida basada en los hechos (cartas, documentos, noticiarios cinematográficos y de primera mano con participantes y testigos vivos) forman la columna vertebral y el esqueleto de cada historia. Luego, el guionista y sus ayudantes de guión añaden más detalles al argumento, creando un drama en la pantalla que es una mezcla única de historia real y verdades imaginadas, como se ejemplifica en la famosa escena del ciervo en The Queen, la película dirigida por Stephen Frears con guión de Peter Morgan y ganadora del Oscar a la mejor actriz en 2006.
Robert Lacey es el consultor histórico de la serie The Crown y autor de los libros The Crown: la historia desde dentro y The Crown II. La historia continúa, ambos publicados en España por Libros Cúpula.
Reconocido historiador británico y autor de numerosos bestsellers internacionales, entre los que se incluye Majesty, su vanguardista biografía de la reina Isabel II, Robert lleva más de cuarenta años escribiendo sobre la reina y su extraordinaria vida.
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