Los socialdemócratas han sido el partido más votado en Suecia, pero la coalición de izquierdas hasta ahora en el poder corre el riesgo de ser desbancada por los conservadores (moderados, cristianodemócratas y liberales). Los bloques están tan igualados (176 frente a 173) que hay que esperar al recuento de los votos en el exterior y por correo para saber si hay un vuelco. La formación de gobierno puede demorarse meses.
Lo que está confirmado es el gran éxito de los Demócratas de Suecia, partido populista antiinmigración, que ha superado el 21% de los votos, su mejor resultado histórico. Ha sido el segundo partido más votado, por encima de los moderados, que lidera Ulf Kristersson.
"Ahora somos realmente un gran partido. Estoy muy orgulloso y me alegro de lo que hemos hecho juntos para conseguirlo", ha declarado Jimmie Akesson, líder de los Demócratas de Suecia, que ha focalizado su campaña en su promesa de acabar con la violencia de las bandas. Considerado racista por la izquierda, el bloque conservador no descarta recibir su apoyo para formar gobierno.
La primera ministra sueca, Magdalena Andersson, la primera mujer en el cargo, ha asegurado que lo ajustado del resultado muestra que el ideal de la sociedad igualitaria sigue vivo en el país. "Ahora la democracia de nuestro país debe seguir su curso, hay que contar todos los votos y esperaremos el resultado. Mientras tanto, pensemos en que hemos tenido unas buenas elecciones, en nuestro buen resultado y en la fantástica campaña que hemos hecho", dijo el domingo por la noche, según informa Euronews.
Los partidos de izquierda hasta ahora en el poder suman 173 escaños mientras que los conservadores sumarían 176. "Queremos agradeceros que hayáis votado con esperanza de cambio. Los Moderados estamos listos para liderar ese cambio", aseguró Kristersson, que encabezaría el gobierno de darse ese giro.
Después de años en los que los Demócratas de Suecia habían quedado fuera de cualquier alianza, por sus vínculos con grupos neonazis, ahora pueden desempeñar un papel crucial en la formación del nuevo gobierno. Akersson, su líder, ha dicho que si hay un vuelco, "tendremos un papel central".
La primera ministra, Magdalena Andersson, ha defendido el ingreso de Suecia en la OTAN, un paso que rompe con la tradición socialdemócrata de neutralidad. La invasión rusa de Ucrania hizo que los suecos vieran este paso como una garantía de seguridad y el gobierno de izquierdas, que lleva ocho años en el poder, solicitó la adhesión al tiempo que lo hacía Finlandia.
Pero el ingreso en la OTAN no ha tenido efecto en estas elecciones. La campaña se ha centrado en la delincuencia y en la inmigración, lo que ha llevado a que la ultraderecha marcara la agenda.
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