La OTAN alertó el pasado fin de semana de que el submarino ruso Belgorod, con capacidad para transportar el arma de nueva generación nuclear Poseidón, había desaparecido en aguas del Ártico. Una información que hizo temer por que Moscú estuviera dando pasos en la escalada hacia el uso de este tipo de armas, pese a que los expertos son muy escépticos respecto al grado de desarrollo real de este armamento, publicitado desde hace años por el Kremlin.
La información publicada en la prensa italiana el domingo advertía que al submarino, comisionado oficialmente en el mes de julio, se le había perdido la pista y que no estaba en su base de Severodvinsk, en el mar Blanco. Y llegaba a deslizar la opción de que hubiera jugado algún rol en los ataques contra los gasoductos Nord Stream, que explotaron el pasado lunes 26 de septiembre. La base es que el Belgorod es un submarino nodriza que puede llevar consigo otros pequeños submarinos no tripulados con los que se podría haber ejecutado la operación.
Sin embargo, el portal especializado Naval News ha desmontado esa teoría este miércoles, al publicar dos imágenes del submarino ruso Belgorod en superficie, precisamente en esas fechas.
Se trata de dos fotografías tomadas por satélite, la primera el 22 de septiembre y la segunda el 27 de septiembre, que muestran el Belgorod navegando en superficie al este del mar de Barents. Lo cual supone dos cosas: efectivamente el Belgorod está fuera de su base, aunque no lejos ni escondido; y cerca del archipiélago de Nueva Zembla, donde Rusia llevó a cabo más de 200 pruebas nucleares de todo tipo de armas desde la década de 1954 hasta 1990. Además, de ninguna manera podría haber estado en el Báltico en los días previos, coincidiendo con los sabotajes al Nord Stream.
El portal especializado recalca que la navegación en superficie en zonas cercanas a su base es habitual para el rodaje de submarinos, aunque no excluye en absoluto la posibilidad de que se vayan a realizar pruebas de las hipotéticas armas cargadas a bordo del Belgorod.
Las pruebas pueden ser rutinarias para el desarrollo del armamento o constituir claramente un mensaje geopolítico, en un momento de especial debilidad para Rusia en Ucrania, castigada por el éxito de las contraofensivas de Kiev en Járkov y Jersón.
Los analistas subrayan que el riesgo de escalada es ahora muy alto, toda vez que el Kremlin ha firmado la anexión ilegal de los cuatro territorios ucranianos en los que organizó referéndums sin garantías: Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. Rusia, sin embargo, no controla plenamente ninguna de estas regiones, e incluso está sufriendo importantes derrotas en territorios que ya considera legalmente rusos y en cuya ha defensa ha comprometido todas las armas a su alcance.
El torpedo Poseidón
El torpedo nuclear fue presentado en 2018 por Rusia como la vía para garantizar la supremacía militar rusa, aunque los expertos nucleares han argumentado que se puede lograr el mismo efecto con un misil intercontinental como los que están en funcionamiento desde la década de 1960.
Estados Unidos ha activado la red de satélites para hacer el seguimiento de torpedos que aprovecha el gran calor que desprenden los proyectiles cuando se activan. Pero no son capaces de detectarlos bajo el mar.
El 'Belgorod' tiene 184 metros de eslora y 15 de manga y puede viajar a unos 60 kilómetros por hora bajo el agua. Se estima que puede pasar hasta 120 días sin tener que regresar a la superficie.
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