Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania han caído muchos mitos sobre Rusia y sobre Putin. Principalmente ha caído la posibilidad de considerar a Rusia como un socio fiable de la UE, ficción a la que aún se agarraba el eje franco-alemán en su intento de navegar las aguas geopolíticas. Ha caído también la percepción de Putin como un estadista responsable y como un ejemplo a seguir.

Eso es, al menos en los Estados de la coalición anti-Putin, que mayormente coinciden con la noción geográfica de Occidente, han caído, salvo por un grupo de irreductibles quintacolumnistas. En su particular gran teatro del mundo, Rusia es el único poder responsable y todos los demás, incluyendo y en especial la vapuleada Ucrania, son una serie de belicistas que arrastran al mundo hacia el desastre más absoluto.

Si tomamos como marco lógico el mínimo absoluto creado por las potencias vencedoras tras la Segunda Guerra Mundial -Rusia, EEUU, Gran Bretaña, China y Francia- son los responsables de mantener el orden, la paz y la seguridad en el mundo. Este breve párrafo arrancará no pocas carcajadas, en especial entre el sector quintacolumnista.

Las cinco potencias con derecho a veto ha abusado de su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU de la forma que ha querido

Efectivamente, tomado al pie de la letra, cada una de estas potencias, en apariencia ha usado y ha abusado de su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de la forma que ha querido.

EEUU para apoyar a Israel y Reino Unido para evitar condenar el Apartheid; Francia para la quijotesca intervención de último coletazo de las potencias europeas en Suez; China para cuestiones que percibe como de soberanía Estatal, como por ejemplo resoluciones condenando a Siria en su guerra civil; y Rusia/URSS, la campeona absoluta, para toda una serie de cuestiones relacionadas consigo y con el Sur Global.

Curiosamente, algunas de las intervenciones más polémicas nunca llegaron a la arena del veto (Irak en 2003, Checoslovaquia en 1968 etc…) y es que una de las ideas de la diplomacia siempre ha sido que las grandes potencias deben tener un margen para comportarse como grandes potencias, es decir, para intervenir en las zonas que consideran sensibles.

Y en ese sentido, todos los que hoy toman la narrativa rusa sobre Irak sin aplicarle el más mínimo filtro mental olvidan lo poco que protestó y lo mucho que apoyó Rusia a EEUU en su “Guerra Contra el Terrorismo”. Mientras la administración Bush tenía un Guantánamo y mataba en dos continentes como si fuese su patio trasero, Rusia tenía un Guantánamo en cada comisaría de su país y arrasaba pueblos enteros en base a sospechas sobre algún vecino.

Más allá de este particular ejemplo, la idea general es que las grandes potencias en ocasiones deciden no oponerse a acciones que merecerían un veto; no obstante, en el corazón mismo de la institución existe la idea firme de que fue creada para no permitir una guerra de anexión donde una de las potencias busque aumentar su territorio a costa de un vecino, eliminar completamente la personalidad separada de ese vecino como Estado o dominar militarmente una región.

No hay ningún Estado que tenga un lugar natural e inamovible en el Consejo de Seguridad

Eso es lo que deseaba Hitler en Europa, Mussolini en el Mediterráneo y Tojo en Asia. Contra esas tendencias se instituyó el mínimo absoluto de seguridad colectiva que hoy conocemos como Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y desde entonces la práctica ha sido unánime, no se tolera la anexión de ningún territorio por parte de las potencias con derecho a veto.

¿Hay excepciones más o menos veladas para el Estado de Israel? Muy poca gente fuera de la extrema derecha israelí hablará de los Altos del Golán, Gaza y Cisjordania como territorios anexionados, pero si se quiere apurar el término, se puede ver una cierta tolerancia ante una expansión israelí en Cisjordania a base de asentamientos, que en ocasiones reciben una bendición judicial y en ocasiones una orden de derribo. Pero Israel no es Rusia en dos sentidos, primero, sus considerandos de seguridad tienen base, al menos parcial en la realidad y segundo no tiene la responsabilidad de mantener la paz a nivel mundial que tiene Rusia.

En todo caso, la tentativa directa y declarada de Irak de anexionarse Kuwait fue recibida con un rechazo frontal de toda la arquitectura de seguridad mundial y frenada en seco. Asimismo, la anexión del Tíbet por parte de la República Popular China se dio antes del cambio de titular del veto.

Y ahora mismo, cuando los misiles rusos caen indiscriminadamente sobre las ciudades ucranianas, cuando Rusia abusa de su poder para anexionarse regiones de su vecino, cuando sus designios irredentistas avanzan sin frenos, es cuando quiero proponer la caída del último tabú y mito constituido sobre Rusia, su lugar natural en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

No hay ningún Estado que tenga un lugar natural e inamovible en el Consejo. de Seguridad. Cuando China Republicana dejó de representar al pueblo chino, su poder de veto pasó a la China Popular. Si el poder de veto del Consejo de Seguridad es un reconocimiento a los sacrificios prestados en la lucha contra las Potencias el Eje durante la IIGM, es de justicia que se revise porque no le fue concedido a Ucrania o a Bielorrusia que fueron las Repúblicas de la URSS que más sufrieron a manos de la Alemania Nazi y más sacrificaron para su derrota.

Si además es un cargo con responsabilidad por el mantenimiento del orden, la paz y la seguridad mundial, es evidente que la Federación Rusa ha traicionado todos los principios de las Potencias Aliadas y que no merece seguir ostentando el poder de veto y las millones de víctimas de la IIGM claman para que no lo siga haciendo ni un minuto más.

Si además es un cargo con responsabilidad por el mantenimiento del orden, la paz y la seguridad mundial, es evidente que la Federación Rusa ha traicionado todos los principios

Si debe ser puesto en manos de algún gobierno de salvación o de algún actor responsable que pueda convertirse en un futuro gobierno responsable de Rusia, opción muy lejana en este momento pero no imposible, ese veto no puede permanecer un minuto más en manos del Kremlin.

Independientemente de las cuestiones procedimentales, de los lazos que aún unen al Sur Global con Rusia, o lo separan de EEUU, según se vea, de la cuestión de si debe ser entregado inmediatamente a otra potencia, a una oposición rusa futura o dejado desierto por el momento, hay un mito que debe caer ahora mismo y ese es el mito del “lugar natural de Rusia” como miembro permanente con derecho a veto en el Consejo de Seguridad.

Sr. Guterres de Oliveira, retire o veto da Federação Russa!


Victor Vasilescu es licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, máster en Relaciones Internacionales-Estudios Africanos.