"Sin el Partido Comunista no hay una nueva China", dice una canción popular de la guerra civil china. En este otoño de 2022, cuando se celebra el XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), podemos actualizar su contenido: no hay China fuera de Xi Jinping.
Todo está bajo control en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. Cada cinco años el Partido Comunista de China, que conmemoró su centenario en 2021, celebra en este escenario, con el color rojo símbolo de la fortuna de fondo, un cónclave en el que elige a quiénes forman parte del equipo dirigente de la segunda potencia económica del mundo y revela su agenda política. Supondrá la consagración de Xi Jinping, que va a ser reelegido para un tercer mandato, y del xiísmo, la guía teórica basada en el socialismo con características chinas, cuyo objetivo es culminar la modernización de China en 2049. Será cuando se cumpla el centenario de la proclamación de la República Popular.
La incertidumbre y la inestabilidad política y financiera marcan el contexto internacional en el que se celebra este cónclave. Estados Unidos, y la OTAN lo confirma en su última brújula estratégica, perciben a China como una potencia que “desafía la seguridad de Occidente”. La invasión rusa de Ucrania, con la constante amenaza del líder ruso, Vladimir Putin, de recurrir a armas nucleares, nos retrotrae a 60 años atrás cuando la crisis de los misiles llevó al borde del precipicio al EEUU de Kennedy y la URSS de Kruschev. La China de Xi Jinping se muestra como una defensora de un mundo multipolar y remarca cómo nada hay peor que la inestabilidad para que sea posible el sueño chino de prosperidad.
Seguiremos luchando por la reunificación pacífica [con Taiwán] con la mayor sinceridad y esfuerzo posible, pero nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza"
xi jinping, en la apertura del xx Congreso
En su discurso en la apertura del Congreso, de una hora y 45 minutos, Xi Jinping ha sido muy aplaudido al referirse a Taiwán: "Las ruedas de la historia están rodando hacia la reunificación y el rejuvenecimiento de la gran nación china. La reunificación completa debe realizarse y puede sin duda lograrse". Ha insistido en que el objetivo es que sea un proceso pacífico pero sin renunciar al uso de la fuerza. "Seguiremos luchando por la reunificación pacífica con la mayor sinceridad y el máximo esfuerzo, pero nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias".
En agosto pasado la tensión fue máxima debido a la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, lo que China consideró un gesto hostil. China realizó ejercicios militares para advertir a Taiwán de su disposición a recurrir a la fuerza.
Los 'Siete Magníficos'
Xi Jinping, que lleva diez años en el poder, ha fusionado el Partido y el Estado. Todo indica que cada vez será mayor su control sobre el partido, a través de afines, del llamado "nuevo ejército de Zhejiang". De ahí que el XX Congreso, que empieza este domingo, sea muy relevante: además de su reelección, posible gracias a que en 2018 suprimieron el límite de los dos mandatos, habrá cambios en los órganos clave del Partido, que cuenta con 2.296 delegados en el Congreso. Militantes son 96 millones.
Los principales órganos del PCCh son el Comité Central, con 205 puestos y 172 suplentes; el Buró Político del Comité Central o Politburó, con 25 miembros; y los Siete Magníficos, los que forman el Comité Permanente del Politburó. Hay renovaciones obligadas debido a que no puede haber promociones a partir de los 68 años. Aunque puede haber excepciones. De hecho, no rige para el secretario general, Xi Jinping, que tiene 69 años. Terminaría un tercer mandato con 74.
Para Xulio Ríos, asesor honorífico del Observatorio de Política China, se enfatiza demasiado la cuestión del tercer mandato, ya que "lo excepcional es que alguien cumpliera solo dos mandatos, salvo Hu Jintao".
En la época anterior el secretario general era un 'primus inter pares' ahora es un primus supra pares'"
xulio ríos, observatorio de política hina
"Lo cierto es que se quiebra una tendencia de institucionalidad que había ganado cuerpo con Hu Jintao, el límite de dos mandatos, la edad, la dirección colectiva. Hay grietas en ese edificio institucional. El propósito era evitar el culto a la personalidad y el culto al poder de la época de Mao", señala el autor de La metamorfosis del comunismo en China. “En la época anterior el secretario general era un primus inter pares, ahora es un primus supra pares". Según Ríos, "China apuesta por la estabilidad y eso sugiere la concentración y la personalización del poder, con el fin de tomar decisiones de forma rápida y eficiente en una coyuntura muy volátil. Este Congreso consolidará el xiísmo, esa afán por modernizar el país con el horizonte de 2049".
¿Conoceremos al delfín de Xi?
En ese sentido del Congreso del Partido Comunista de China se espera que los apoyos a Xi Jinping en el Buró Político y en el Comité Permanente aumenten. Incluso sería deseable que se conociera ya qué está llamado a ser el delfín de Xi, lo que no sucedió en el XIX Congreso en 2017, como se esperaba. Daría seguridad política.
En primer lugar, lo previsible es que se designe a quien reemplace actual primer ministro, Li Keqiang, quien anunció que dejará el cargo en las sesiones parlamentarias de la próxima primavera.
También será entonces cuando se confirme a Xi Jinping como secretario general del Partido. Hay quienes incluso aventuran que puede recuperarse el cargo de presidente del PCCh, pero sería contradictorio con la tendencia a la concentración del poder que parece la imperante. Xi es presidente de la República Popular y de la Comisión Militar Central.
Las figuras emergentes, según ha publicado el Observatorio de Política China, para los puestos de mayor responsabilidad serían: Hu Chunhua, Chen Min’er y Li Qiang. Hu Chunhua, de 59 años, lleva tiempo preparándose para ser primer ministro y ha desarrollado su carrera política inspirado por su mentor, Hu Jintao. A su favor cuenta su papel en la erradicación de la pobreza, uno de los objetivos de Xi Jinping.
Chen Min’er, a sus 62 años, es otra estrella al alza y además es muy cercano a Xi. Trabajaron juntos en Zhejiang. También del llamado "nuevo ejercito de Zhejiang" es Li Qiang, de 63 años, a quien la gestión de la pandemia en Shanghai, donde es jefe dl partido, le ha dejado algo descolocado. Pero aún así Xi Jinping podría rescatarle para el Comité Permanente.
La apuesta de Xulio Ríos para el Comité Permanente del Buró Político quedaría así: Xi Jinping, Hu Chunhua, como primer ministro; Wang Huning como presiente de la Asamblea Popular Nacional; Wang Yang, que se mantendría en la presidencia de la Conferencia Consultiva; Zhao Leji, lucha contra la corrupción; Chen Min’er y Li Qiang. A quien ve con más posibilidades como delfín es a Chen Minore. A no ser que Xi Jinping aspire a un cuarto mandato.
No hay mujeres ni había entre los Siete Magníficos y la única que estaba en el Buró Político, Sun Chunlan, dejará su cargo tras cumplir dos mandatos y superar los 72 años. Estuvo cerca de ser la primera mujer en el Comité Permanente del Buró Político en 2017 pero al final se quedó fuera.
Tras su salida es posible que accedan alguna de la decena de mujeres del Comité Central, menos del 5%. Suenan Shen Yiqin, la más joven con 62 años, líder del PCCh en Ghizhu, Bu Xiaolin, de origen mongol, o Xian Hui, gobernadora de Ningxia.
Adiós a Jiang Zemin y el clan de Shanghai
En el Comité Central se prevé un cambio generacional, según apunta Le Grand Continent. Hay predicciones de hasta un 80% de miembros del Comité Central nacidos en los años sesenta, en lugar de la relativa igualdad de generaciones de la actual legislatura. En El Politiburó la mayoría serán nacidos en los años 50, y hay indicios de que un 90% serán dirigentes relacionados con Xi. Es el momento de grupo de directivos que coincidió con Xi Jinping en Zhejiang.
Por el contrario, este XX Congreso supondrá el fin de la influencia de Jiang Zemin, que a sus 96 años aún tenía poder en la sombra. Mantuvo su ascendencia en tiempos de Hu Jintao y en la primera época de Xi Jinping. Pero Xi, que recibió su apoyo para ascender, ha ido mermando el poder del llamado clan de Shanghai, sus afines.
Una vez que afiance su poder, Xi Jinping ha de afrontar grandes retos. Tal y como ha quedado claro en la primera jornada, se mantiene la posición sobre Taiwán, y el interés en el impulso económico, la apuesta por la innovación, y el objetivo de la modernización. Hay aún un desfase de desarrollo importante: la renta per capita está en los 10.000 dólares y 400 millones viven con apenas mil yuanes al mes (unos 150 euros).
"Persistiremos en garantizarle y mejorarle las condiciones de vida en concomitancia con el desarrollo y le alentaremos a luchar en común para crear una vida mejor", ha dicho Xi en la lectura de su informe.
"Desde ahora, la tarea central del PCCh es unir y conducir al pueblo de las diversas etnias del país en la materialización del objetivo de lucha fijado para el segundo centenario (la culminación de la construcción integral de un poderoso país socialista moderno), promoviendo integralmente la gran revitalización de la nación china con la modernización china", ha añadido Xi.
A Mario Esteban, investigador principal en el Real Instituto Elcano, le parece relevante el desafío que supone aún para Xi Jinping la pandemia del Covid-19. China ha optado por el Covid cero y eso implica un control y una vigilancia que ha hecho que surjan protestas, siempre acalladas y minimizadas.
El Covid cero lleva un coste social y económico. Habrá que ver cuánto tiempo puede mantenerse"
mario esteban, R.I.elcano
"En términos demográficos les ha ido bien, con menos muertos, pero hay un coste social y económico. Habrá que ver cuánto tiempo puede mantenerse. Hay familias que llevan años sin verse. Pero si se levantan las restricciones, hay riesgo de enfrentarse a una emergencia sanitaria. Las vacunas chinas no son tan eficaces y el porcentaje de inmunización es bajo. Xi se ha identificado con esa política de Covid cero y su capital político queda expuesto", señala Mario Esteban.
Este control extremo ha sido objeto de criticas en Occidente. Según The Economist, "bajo Xi Jinping la obsesión por el control se ha profundizado. China se ha cerrado más y y se ha convertido en un país más autócrata. Hay más vigilancia y más censura. También con las empresa extranjeras". Concluye el semanario que China se debilita y se aísla de esta manera, pero que Occidente debería colaborar con China manteniéndose alerta, pero no ayudar a que se aísle más porque sería más beligerante en su nacionalismo.
China, al contrario, denuncia cómo EEUU quiere diseñar el mundo a su medida y por ello confía en que la Unión Europea tenga una visión propia. “China tiene la esperanza de que la UE pueda funcionar con cierta autonomía estratégica. La gran esperanza es Francia, con quien está gestionando un acercamiento importante a través de terceros países. No puede tirar la toalla con Europa”, dice Xulio Ríos.
Xi Jinping también quiere reforzar su primacía mediante su doctrina, que aspira a que se convierta en “pensamiento” inspirador para el Partido. Desde junio ha firmado más de una decena de libros, de temas variados desde ecología a economía, un indicador de que aspira a que su pensamiento se valore como aportación teórica similar a la de Mao. Su ideología se basa en la afirmación de la adscripción marxista del partido y el ejercicio del gobierno a través de la ley. Y su plan es la modernización en un primer salto en 2035 y en el segundo en 2049.
Según Mario Esteban, "a Xi le gustaría que se le recordase como el líder que llevó a China a ser un país que mira de tú a tú a las otras potencias, sin afán hegemónico, sino para ser tan avanzado como los más avanzados".
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