La Liga Árabe jamás se ha caracterizado por la determinación y el alcance de sus decisiones. Más bien al contrario. La organización panárabe, dirigida por un rostro procedente de la dictadura del difunto presidente egipcio Hosni Mubarak, acostumbra a llegar a acuerdos intempestivos y “de facto” irrelevantes. La cumbre que se celebra hasta este miércoles en Argel pasará a los anales de la Historia como la constatación de las profundas divisiones que amenazan su futuro. Una sucesión de crisis superpuestas en la que los continuos rifirrafes entre Marruecos y Argelia representan solo uno de los frentes de colisión.
“Esta cumbre está destinada a ser un total desperdicio de dinero”, denuncia a El Independiente el politólogo Ghanem Nuseibeh. “La mayoría de los jefes de Estado árabes no asisten y, mientras que las cumbres anteriores se celebraron en mitad de divisiones, a lo que se enfrentan ahora los estados árabes es a una fragmentación total. Casi no hay temas en los que estén universalmente de acuerdo”, arguye el experto.
Una sombría realidad que conoce múltiples aristas. Excepto la neutralidad en la invasión rusa en Ucrania, el resto de asuntos muestran las distancias que la última década han abierto en la organización con sede en El Cairo. A última hora de este martes la alfombra roja fue recibiendo a pie de pista a los mandatarios participantes. Con las notables ausencias del príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman y el rey de Marruecos Mohamed VI.
Unos vecinos enfrentados por el Sáhara
Precisamente el monarca alauí fue uno de los últimos en causar baja del encuentro, citando el supuesto maltrato que han dispensado los medios de comunicación argelinos a la delegación marroquí. Como telón de fondo se hallan las tensiones que protagonizan ambos países vecinos. En agosto de 2021 el régimen argelino dio por rotas las relaciones diplomáticas con Rabat alegando “actos hostiles”, entre ellos, el espionaje a altos cargos argelinos mediante Pegasus.
La razón más destacada es, sin embargo, el largo contencioso del Sáhara Occidental. Argel es desde 1975 el principal apoyo internacional del Frente Polisario y su lucha por la descolonización de un territorio bajo ocupación marroquí. Desde hace dos años los lazos se han deteriorado sensiblemente, con el cierre del espacio aéreo argelino a los aviones marroquíes, la cancelación del suministro de gas y las continuas disputas en público.
El conflicto Argel-Rabat pesa mucho en la agenda general de 'reunificación de los árabes'
“El conflicto Argel-Rabat pesa mucho en la agenda general de 'reunificación de los árabes'. Las cosas pueden complicarse más con el deterioro del conflicto en el Sáhara Occidental”, advierte a este diario el politólogo argelino Zine Ghebouli. En noviembre de 2021 la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática anunció el fin de tres décadas de alto el fuego. Una guerra de baja intensidad o desgaste se reanudó entonces, con la incertidumbre aún sobre los apoyos militares que está recibiendo el Polisario.
Normalización de lazos con Israel
Con menor músculo militar que su rival, Marruecos ha encontrado en su alianza con Israel un modo de tratar de equilibrar la desfavorable balanza. La normalización de relaciones con Tel Aviv es uno de los hechos más notables de la cumbre, la primera que se celebra desde la pandemia del coronavirus y la firma de los bautizados como Acuerdos de Abraham, iniciados por Emiratos Árabes Unidos y secundados por Bahréin y Marruecos. El establecimiento de lazos anunciado por Sudán sigue en stand by. El apoyo a la causa palestina, una reivindicación histórica que había unido hasta ahora a la organización, ya ni siquiera es real.
Frente a la posición adoptada por varios países del Golfo y la monarquía marroquí, se halla Argelia, que el mes pasado patrocinó la incierta reconciliación de las facciones palestinas. El país, que quiere salir de la irrelevancia que marcaron los últimos años de Abdelaziz Buteflika en palacio, busca reforzar su presencia internacional, a la que ha contribuido su figura como exportador de gas en una coyuntura en la que la Unión Europea busca alternativas al ruso.
La eterna guerra en Siria
“Argelia se ha preparado mucho para lo que ha llamado 'la reunificación de los árabes”, pero están surgiendo varios desacuerdos”, confirma Ghebouli. “Más allá de los consensos retóricos esperados, como siempre, se están formando diferentes ejes en toda la región árabe. Yo mantendría mis expectativas bajas en cuanto a resultados concretos, pero podría volver a cuestionarse el papel y la utilidad de la Liga Árabe en medio de los cambios actuales”, avanza el politólogo.
Mantendría mis expectativas bajas en cuanto a resultados concretos
La pervivencia de la propia organización de 22 miembros es otro de los desafíos de una cumbre que tratará de abordar las interferencias que países como Turquía e Irán han introducido en la región. Uno de los asuntos en los que con mayor claridad se produce este litigio es en Siria. Países como Egipto o la propia Argelia han defendido su readmisión al club tras ser suspendida su membresía en 2011 al calor de unas revueltas que fueron salvajemente reprimidas por el régimen de Bashar Asad con el apoyo de Rusia e Irán.
La oposición de los países del Golfo Pérsico, que han financiado durante años a la oposición siria, ha evitado la rehabilitación de Damasco, que en septiembre anunció que no asistiría para evitar “causar una disputa” que resultaba más que evidente. Libia y Yemen, con intereses cruzados, son los otros dos conflictos olvidados en los que la Liga Árabe ha exhibido su incapacidad durante la última década.
'Neutralidad' en Ucrania
La contienda en Ucrania, que ha agravado la crisis alimentaria en Egipto, Túnez o Líbano, ofrece un cada vez más extraño punto de consenso en el seno de la organización. Casi todos los países miembro han optado por permanecer neutrales en la guerra que se inició el pasado febrero y que está devastando Ucrania.
En un mensaje a los líderes de la Liga Árabe, Vladimir Putin ha subrayado este martes que se están produciendo “cambios políticos y económicos de alcance en todo el mundo” en los que los países de Oriente Próximo y el norte de África están jugando “un papel significativo”. “El proceso de formación de un sistema multipolar de relaciones internacionales basados en los principios de la equidad, la justicia y el respeto a los intereses legítimos de otros está ganando espacio”, concluye el presidente ruso.
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