En un mundo azotado por el terror y la guerra en nombre de la religión, los líderes de los más diversos credos -desde arzobispos católicos y anglicanos hasta ulemas musulmanes, rabinos y monjes budistas- se reúnen esta semana en la isla indonesia de Bali en busca de soluciones. Un entorno paradisíaco salpicado de templos hindúes y plagado de turistas que sirve para presentar en sociedad R20, la cumbre paralela a la que los políticos celebrarán a mediados de este mes.
“Bienvenidos a Bali, la tierra de los hindúes, y a Indonesia, el mayor país musulmán del mundo”, ha declarado este miércoles Yahya Cholil, presidente de la indonesia Nahdlatul Ulama, la mayor organización islámica del planeta, con 100 millones de miembros, y la organizadora del foro junto a la Liga del Mundo Musulmán, con sede en La Meca. “R20 parte de una voluntad religiosa sincera para abordar el futuro de la humanidad. Debemos conseguir que esta foro desempeñe un papel importante en las dinámicas globales”, ha agregado.
Por el plenario del exclusivo hotel Grand Hyatt de Bali, la provincia de Indonesia que albergará la cumbre del G20 los próximos 15 y 16 de noviembre, han desfilado religiosos llegados de medio mundo, unidos por la preocupación que suscita los conflictos que aún alimentan el extremismo religioso. “Tenemos que aprender las lecciones del pasado”, ha pedido el jeque Mohamed bin Abdul Karim al Issa, secretario general de la Liga del Mundo Musulmán.
El mundo está cada vez más marcado por los abusos cometidos en nombre de Dios
PAPA FRANCISCO
“Algunos creyentes, con sus interpretaciones extremistas o la de sus líderes, han convertido con frecuencia su influencia en una fuerza incontrolable o indigna de confianza”, ha criticado Al Issa tras reconocer que el mundo se tiñó de dolor “a lo largo de su historia por el conflicto entre los seguidores de diferentes religiones y civilizaciones”. Un ejercicio de realismo que también ha abrazado el Papa Francisco. En una carta remitida al R20, su Santidad ha lamentado que “el mundo esté cada vez más marcado por el abandono de Dios y los abusos cometidos en su nombre”.
En contra del extremismo
“Debemos afirmar que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y otros incentivos para el odio, la hostilidad, la violencia y la guerra, cualesquiera que sean sus motivaciones y objetivos, no tienen nada que ver con el espíritu auténtico de la religión y deben ser rechazados en los términos más contundentes posibles”, ha reseñado el Papa, quien ha protagonizado durante su pontificado un evidente acercamiento al islam. Precisamente este jueves inicia una visita a Bahréin, tras haber viajado en los últimos años a Egipto, Irak o Emiratos Árabes Unidos.
El Santo Padre ha insistido en la responsabilidad de los líderes religiosos de “impulsar los caminos del diálogo mutuo, el amor y la reconciliación”. “La religión, lejos de ser la causa de las múltiples crisis a las que nos enfrentamos hoy, es parte de la solución”, ha recalcado. Una receta, la de la fe como remedio a las heridas propinadas por la intolerancia religiosa, que también han compartido otras figuras como Yahya Cholil, presidente de la indonesia Nahdlatul Ulama. “Palabras como infiel no son ya palabras de la religión. Hay que erradicar todo aquello que justifique la discriminación. Queremos crear un movimiento real y evitar las hostilidades entre comunidades religiosas”, ha insistido.
El clamor de los perseguidos
La voz de los perseguidos se ha escuchado entre los invitados. “La situación de los cristianos iraquíes sigue siendo muy incierta. Hay muchos problemas heredados del pasado y que continúan hoy”, ha señalado en declaraciones a El Independiente Bashir Warda, arzobispo de la Iglesia Católica Caldea, la principal rama que profesa la castigada comunidad cristiana local. Hace cuatro décadas los cristianos representaban el 4 por ciento de la población iraquí. Hoy apenas llegan al 0,9 por ciento. “En 2003 había alrededor de 1,3 millones de cristianos en Irak. La cifra actual ha caído por debajo de los 250.000”, ha alertado Warda.
El autodenominado Estado Islámico y su califato a caballo de Siria e Irak se derrumbaron en 2017, tras una dura batalla para recuperar la ciudad iraquí de Mosul y la circundante llanura de Nínive, el hogar de la minoría cristiana. Un lustro después, según Warda, “la mitad de las familias, unas 8.000 familias, han regresado a la llanura de Nínive pero muy pocas a Mosul porque no se sienten seguras”. “No existe una estrategia para proporcionarles modos de vida y la gente tiene miedo de invertir. Van al día”, ha explicado.
El SOS de Nigeria, otro de los países asolados por el terrorismo yihadista, lo ha lanzado el arzobispo Henry Ndukuba, primado de la Iglesia Anglicana de un país que alberga la mayor comunidad cristiana de África, con 80 millones de habitantes -un 49,3 por ciento de la población- profesando alguna de las ramas de la iglesia. “Desde 2000 Boko Haram y otros grupos radicales islámicos han aterrorizado a nuestras comunidades. Nigeria es hoy uno de los países más peligrosos para ser cristiano. Cientos de miles de feligreses han sufrido a estos grupos bien equipados y financiados”, ha denunciado Ndukuba.
Nigeria es hoy uno de los países más peligrosos para ser cristiano
Henry Ndukuba, primado de la Iglesia Anglicana de NIGERIA
A su juicio, “muy pocos líderes están dispuestos a escuchar”. “El problema real es la violencia y no el choque entre tribus, como se insiste desde Occidente. Estamos ante un genocidio de los cristianos en Nigeria”, ha aseverado quien ha pedido que “se deje de financiar a quienes abrazan el extremismo” y esparcen el dolor en uno de los rincones del planeta más olvidados, convertido tras la derrota en Oriente Próximo en el principal escenario de la pugna por el liderazgo en el terror yihadista que protagonizan las sucursales locales de Estado Islámico y Al Qaeda.
El ejemplo de Indonesia
El R20 -que aspira a consolidarse como un evento paralelo a la cumbre anual del G20, que el próximo año asumirá India- ofrecerá este jueves unas conclusiones diseñadas por los líderes religiosos y las trasladará a los políticos encargados de abordar los males del mundo a mediados de este mes, desde la crisis energética y la guerra en Ucrania hasta el hambre y el cambio climático.
Como ejemplo de tolerancia, la reunión de religiosos llegados de Oriente y Occidente ha hallado la tierra que alberga la cumbre. Indonesia es un estado secular que acoge a la mayor población musulmana del mundo. Según las estadísticas oficiales más recientes, el 86,7 por cientos de sus ciudadanos se declara musulmán; el 7,6 por ciento cristiano protestante; el 3 por ciento católico; el 1,7 hindú; y el 0,7 budista.
Una coexistencia no exenta de los zarpazos de varios grupos yihadistas. Bali es la única provincia del país donde el hinduismo es profesado por una amplia mayoría de la población. “No culpemos a otros. Seamos conscientes de nuestras diferencias y nuestros problemas. Solo así seremos capaces de encontrar una solución”, ha suplicado Cholil.
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