En Florida los republicanos han vivido el tsunami rojo con el que soñaban en todo el país en las elecciones de medio mandato (midterms) del martes 8 de noviembre. Marco Rubio ha sido reelegido como senador por una ventaja de 15 puntos sobre la demócrata Val Demings, la cubano-americana María Elvira Salazar se ha impuesto también por 15 puntos a Annette Tadeo en el puesto a la Cámara de Representantes del distrito 27 y el gobernador Ron DeSantis ha ganado por 19,4 puntos al aspirante demócrata Charlie Christ. Con esta contundente victoria en Florida, donde se ha impuesto en distritos disputados como Miami-Dade donde no ganaba un republicano en dos décadas, Ron DeSantis se ha convertido en la gran estrella del Partido Republicano. Es la esperanza de quienes quieren distanciarse del ex presidente Donald Trump.
Sin embargo, los resultados globales, aún en proceso, han sido decepcionantes para los republicanos. No hubo ola roja, en gran parte, debido a las apuestas de Trump, quien dijo antes de conocerse los datos que si sus apadrinados ganaban era por él y si perdían no se le podría echar la culpa.
El presidente, Joe Biden, ha dado el miércoles una rueda de prensa en la que ha dicho: "Es un buen día para la democracia". En la Cámara de Representantes se vislumbra una mayoría por la mínima para los republicanos, y el Senado está en 49 republicanos y 48 demócratas. Habrá que esperar la segunda vuelta en Georgia. Aún así, Biden sabe que sin la colaboración de los republicanos le será muy difícil sacar adelante leyes en estos dos años y por ello apeló al trabajo conjunto con líneas rojas como la lucha contra la inflación y el aborto. Biden no ha descartado presentarse de nuevo en 2024 pero ha remarcado, ante su esposa Jill, que lo tenía que consultar con su familia.
Florida, "la tierra prometida"
En la celebración de su victoria en Tampa, Ron DeSantis (Jacksonville, 1978), se ha referido en un discurso de ocho minutos a Florida como "una tierra prometida", donde han encontrado refugio quienes huyen "de la agenda progresista". Su lenguaje suele jugar con alusiones bíblicas y goza del apoyo de grupos religiosos, que fueron definitivos para que ganara hace cuatro años. Ha estado acompañado en la campaña de su esposa Casey, quien fuera presentadora de televisión y superviviente de un cáncer de mama. Tienen tres hijos: Madison, Mamie y Mason. Cultiva su imagen de hombre de familia.
Para DeSantis, Florida es una abanderada de la libertad. "Vemos cómo la libertad y nuestras propia forma de vida en algunas otras jurisdicciones de este país se marchitaban. La Florida mantuvo su línea". Quiere que Florida sea el estado antitético de California, el paraíso de la cultura woke. Y ha agradecido especialmente a los votantes que por primera vez se han decantado por su candidatura.
En 2018 ganó al demócrata Andrew Gillum por 0,4 décimas (algo más e 30.000 votos). Ahora solo se le han resistido Tallahassee y Orlando. Y un mensaje que ha debido retumbar en los oídos del ex presidente Donald Trump: "Apenas empiezo a luchar".
Son muchos los que dan por hecho que se presentará a las primarias republicanas para aspirar a la Presidencia en 2024. Donald Trump es el primero que lo ve posible porque ya ha empezado a descalificarlo (Ron Santimonious o DeSanturrón, le ha llamado) e incluso a amenazarlo con difundir todo lo que sabe sobre él. "Conozco más sobre su vida que su propia esposa", ha dicho el ex presidente.
En el único debate con Charlie Christ, quien fuera gobernador republicano hasta 2011 y considerado un candidato flojo por muchos en su propio partido, Ron DeSantis no dijo claramente si cumplirá su mandato completo.
"Ron DeSantis es el gran triunfador de las midterms de 2022. Y el gran perdedor es Donald Trump. Supo apartarse a tiempo de Trump. Primero empezó admirándolo pero se ha ido distanciando. No sé si por convicción republicana o por la deriva de Donald Trump", señala José Antonio Gurpegui, director del Instituto Franklin en la Universidad de Alcalá de Henares.
Los principales candidatos avalados por Donald Trump han perdido en estas midterms, a pesar del impulso que habían reflejado los sondeos electorales en al recta final de la campaña. Una de las derrotas más dolorosas la ha sufrido en Pensilvania, único estado donde ha dado dos mítines, y donde coincidió el ex presidente el pasado fin de semana con el presidente Biden y con Barack Obama, quien fuera su antecesor.
Acudieron a prestar apoyo a John Fetterman, candidato demócrata al Senado a quien un ictus en mayo jugó una mala pasada. Finalmente se ha impuesto al millonario Mehmet Öz, el médico de la televisión avalado por Trump. También ha perdido la ex periodista Kari Lake, la candidata a gobernadora que sonaba como posible compañera de fórmula de Trump.
En Georgia habrá una segunda vuelta el 6 de diciembre entre el trumpista Herschel Walker y el demócrata Raphael Warnock, en cabeza en el recuento, pero sin llegar a superar el 50% por competir un tercer candidato, el libertario Chase Oliver, que apenas logró el 2%. Es posible que haya que esperar hasta entonces para saber quién tiene la mayoría en el Senado. Los demócratas tenían una ajustadísima mayoría por el voto de calidad de la vicepresidenta, Kamala Harris.
Un Donald Trump "con cerebro"
La comparación de Ron DeSantis con Trump resulta recurrente. El Financial Times titulaba un perfil sobre el republicano: "Donald Trump con cerebro pero sin toque escénico". Criticó los encierros en pandemia, en nombre de la libertad, y ha declarado la guerra a la inmigración indocumentada y a las políticas LGBTQ+. Apoyó a Trump en las investigaciones del fiscal Mueller sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016, y como gobernador de Florida, donde se ubica Mar-a-Lago, la mansión del ex presidente, le frecuentó en el pasado, pero en esta campaña de las midterms ha mantenido una prudente distancia.
"DeSantis se ha convertido en el trumpista aceptable pero sus políticas son similares. Promueve la censura en los libros de texto y ha apoyado la legislación más restrictiva sobre el aborto", indica Eduardo Gamarra, profesor de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de la Florida.
El punto fuerte de DeSantis es que no es Trump, es decir, no es un cretino impresentable. Su punto débil es que no es Trump, no tiene su carisma"
roger senserrich, creador de la newsletter fourfreedoms
Para Roger Senserrich, creador de la newsletter sobre política de EEUU FourFreedoms, "el punto fuerte de DeSantis es que no es Trump. Es decir, no es un cretino impresentable; su punto débil es que no es Trump, no tiene su carisma, y Florida no es un sitio difícil para los republicanos, es un estado muy conservador". Coincide con Senserrich el profesor Robert Matthews, analista de política exterior de EEUU en el Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza, al considerar que "Florida se ha convertido en un estado sólidamente rojo, por lo que puede ser un falso indicador de cómo le iría a DeSantis a nivel nacional. Lo que le sirve en Florida puede que no le sirva fuera de Florida. No es muy hábil cuando se trata de fuerzas más complejas, como tampoco Trump, pero el ex presidente lo compensa con su personalidad estrambótica".
Estudios en la Ivy League
DeSantis, que presume de tener una memoria fotográfica, estudió Derecho en Yale y Harvard. Ejerció como oficial de la Abogacía General en la Marina de Estados Unidos entre 2004 y 2010, y estuvo desplegado en Irak. Fue elegido como miembro de la Cámara de Representantes por primera vez en 2012, después de ser fiscal general. Fue reelegido como congresista en 2016 y dos años más tarde ganó por poco más de 30.000 votos su primer mandato como gobernador de Florida. Acaba de arrasar en su reelección.
Quienes crean que DeSantis es un republicano en la línea del legendario John McCain están equivocados. Ha estudiado en las Universidades de la Ivy League, al contrario que Trump, y no ha heredado un imperio inmobiliario pero en la esencia defienden lo mismo. Su esposa Casey, lejos de ser un florero, es su persona de confianza.
Arremete contra los inmigrantes sin documentación y si cometen un delito aprovecha para cargar contra ellos con ira. Cuando detuvieron a cuatro hispanos, tres de ellos sin papeles, por saqueos después del peor huracán en Florida, descargó su ira contra ellos: "Son extranjeros, están ilegalmente en nuestro país y nos roban después de un desastre natural". DeSantis junto a su atractiva esposa se desplazaron a la zona cero del huracán a presentar los planes para la reconstrucción. Abrumó a la audiencia con datos sobre cómo iba a ayudarlos.
En septiembre pasado envió a 50 migrantes venezolanos a Martha's Vineyard, la isla donde veranean los Obama y otros demócratas de alto nivel de vida. Su propósito era poner de relieve la hipocresía de sus rivales políticos. Para ello no tuvo reparo en reclutar a estas personas en San Antonio, Texas, con falsas promesas de empleo. Incluso algunos republicanos consideraron que se había excedido al usar para sus propósitos políticos a seres humanos en situación de vulnerabilidad. A Trump seguro que le habría encantado haber tenido esta idea.
De igual forma cautivó a los críticos de las medidas restrictivas impuestas en la pandemia con su política permisiva en la pandemia del Covid-19. Rechazó el uso obligatorio de mascarillas y prohibió los pasaportes de vacunación. También impidió que se obligara el requisito de vacunación a los empleados. Lo hizo en nombre de la defensa de los derechos y libertades individuales.
Carece del talento escénico de Donald Trump, pero encaja mejor en el esquema clásico conservador que gusta tanto a la clase media alta de los suburbios, porque pueden identificarse con él, como a los donantes, a los que ofrece competencia y un expediente sin manchas.
Brinda una alternativa a quienes comparten las luchas culturales del ex presidente y su visión anti inmigración, pero le consideran impredecible. Y lo es, tanto que, por ejemplo, José Antonio Gurpegui no descarta que Trump se presentara como independiente en el caso de que DeSantis conquistara a los republicanos, como ha hecho con los votantes en Florida.
Lo que queda fuera de duda es que Ron DeSantis es el hombre del momento en las filas republicanas. En una encuesta de Data for Progress, DeSantis encabeza una lista de 12 posibles aspirantes y supera a Trump por dos puntos (44% frente al 42%). Lo que no sabemos es si su luz seguirá luciendo en 2024.
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