Donald Trump no sabe conjugar el verbo perder. Por esa razón, cuando le preguntaron por los candidatos a los que había ayudado en las primarias, antes de las elecciones de mitad de mandato (midterms), dijo: "Si ganan, es por mí; si pierden, no me pueden echar la culpa". Pero las derrotas de sus apadrinados en carreras clave, como el Senado en Pensilvania donde John Fetterman venció al televisivo doctor Öz, por ejemplo, juegan en su contra. Muchos republicanos sienten que ha llegado el momento de marcar distancias.
El ex presidente ha dado a entender que este martes hará un anuncio muy importante desde su mansión en Mar-a-Lago, Florida. ¿Anunciará que aspira a ser de nuevo candidato republicano en 2024? Están presionándole para que lo retrase pero Trump siempre va por libre. Además, le conviene ser candidato para dificultar su rocambolesca trayectoria judicial. Es el ex presidente con más causas pendientes de la historia. Y tiene en curso una comisión de investigación en el Congreso.
Me presenté dos veces, gané dos veces... Ahora para que nuestro país sea exitoso, muy, muy probablemente lo haga de nuevo"
donald trump, mitin antes de las 'midterms'
En un mitin en Sioux City, Iowa, el pasado jueves 3 de noviembre, dijo: "Me presenté dos veces, gané dos veces. Y lo hice mejor la segunda vez que la primera, y con más votos que cualquier presidente en ejercicio en la historia de nuestro país. Y ahora, para que nuestro país sea exitoso y glorioso, muy, muy, probablemente lo haga de nuevo, ¿de acuerdo?". Una semana después de las elecciones, cuando todavía sigue el recuento, la Cámara de Representantes se inclina ligeramente hacia los republicanos, donde podrían tener una ajustada mayoría, lejos de los 40 con los que contaban. Y el Senado repetirá mayoría demócrata, lo que ha proporcionado un gran alivio a Joe Biden, ya que sus nombramientos en el poder judicial podrán salir adelante.
Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano, tiene dudas sobre si finalmente va a dar el paso. "Dada la polarización que hay apenas se da trasvase de votos de un partido a otro, por eso el panorama electoral no ha cambiado mucho y eso de esperar grandes victorias de uno u otro no van a ocurrir. Teniendo en cuenta esto, si Trump perdió por siete millones de votos en 2020, no cambiará mucho el panorama en 2024, así que perdería con toda probabilidad. Y a Trump no le gusta perder, dudo que quiera pasar por una segunda derrota…podrá amagar con presentarse porque es un showman, pero no lo veo claro".
"Cuando en agosto hubo más presencia de Trump en los medios las encuestas favorecieron ligeramente a los demócratas, demostrando que no es un factor positivo para los republicanos. En septiembre y octubre estuvo sorprendentemente bastante callado hasta su presencia en Pensilvania al final, y fue cuando los republicanos volvieron a subir en las encuestas, lo que reafirma que no es un factor positivo", añade García Encina.
Siempre ha sido un lastre y lo sigue siendo. Controla la parte más movilizada de las bases, que es la que decide las primarias y la que que el partido necesita tener activa"
david sarias, profesor univ. rey juan carlos
Según David Sarias, profesor de Historia de las Ideas y los Movimientos Sociales en la Universidad Rey Juan Carlos, si se presenta, lo hará una vez que se sepa qué pasa en la carrera por el Senado en Georgia, que celebra la segunda vuelta el 6 de diciembre, pero reconoce que Trump es impredecible. "Siempre ha sido un lastre y lo sigue siendo. Controla la parte más movilizada de las bases, que es la que decide las primarias y que el partido necesita tener activa. Pero ya perdió las presidenciales en 2020. Y las que ganó, en 2016, lo hizo por los pelos contra el peor candidato demócrata de todos los tiempos, Hillary Clinton. En esta ocasión ha sido más llamativa su derrota".
Sobre todo, ha sido más inesperada. Ni siquiera los demócratas se creían que su llamada a la movilización iba a tener tanto éxito hasta el punto de que son los mejores resultados para el partido en el poder en unas elecciones de medio mandato en dos décadas. Lo habitual es que el partido del presidente pierda y a veces lo hace de manera estrepitosa, como ocurrió en 2010, en el primera mandato de Barack Obama. Dos años después Obama fue reelegido.
Trump, de bajada
Como dice el analista cubanoamericano Mike Hernández, desde Miami, la tendencia de Trump es a la baja. "Gana en 2016 también el Congreso (Cámara de Representantes y Senado), pero los republicanos pierden las legislativas y en 2020 Biden gana la Presidencia, recortan la distancia en la Cámara de Representantes pero pierden el Senado. En estas elecciones de medio mandato ha sido importante, como dijo Mitch McConnell, la calidad de los candidatos. El mejor ejemplo es Georgia, donde Brian Kemp, republicano no trumpista, ganó la carrera a gobernador mientras el trumpista Herschel Walker va a segunda vuelta. Ha designado unos candidatos que no han funcionado y eso ha hecho mucho daño al Partido Republicano".
Donald Trump sigue instalado en la farsa de que ganó en 2020, aunque quedó claro, a pesar de las presiones que ejerció a las autoridades estatales, que no fue así. Incluso quien fuera su vicepresidente, Mike Pence, ha dicho en una entrevista a la cadena ABC con motivo de la publicación de su libro So Help Me God, que Trump "fue parte del problema" en el asalto al Capitolio, según informa Europa Press. "No se necesita coraje para infringir la ley, se necesita coraje para defender la ley", le dijo a su hija cuando supo lo que había dicho Trump a sus seguidores aquel 6 de enero de 2021.
"Las palabras del presidente ese día en el mitin me pusieron en peligro a mí, a mi familia y a todos en el edificio del Capitolio", ha añadido. Aquella jornada Pence certificó la victoria del demócrata Joe Biden, mientras el todavía presidente le pedía que no lo hiciera porque acusaba a su rival de fraude.
El trumpismo ha colonizado el Partido Republicano... No será fácil desentenderse de él como candidato ni del trumpismo"
JL manfredi, catedrático princesa de asturias en la universidad de georgetown
¿Puede el Partido Republicano desembarazarse de Donald Trump? Ya lo intentaron en 2015 pero controla las bases. Y más allá. Según Juan Luis Manfredi, catedrático Princesa de Asturias en la Universidad de Georgetown, "el trumpismo ha colonizado el Partido Republicano. Ocupa esferas de poder como las finanzas, la selección de candidatos, la organización interna del partido. No será fácil desentenderse de él como candidato ni del trumpismo".
Pero Trump, si lo fue algún día, ya no es garantía de victoria. El congresista Mo Brooks, que fue partidario del ex presidente, ha dicho que sería "un error nefasto que fuera el aspirante a la Presidencia del Partido Republicano". Cada vez son más las voces discordantes en el Partido Republicano."Las elecciones de medio término nos señalan una mayoría exhausta, cansada del lenguaje y el tono trumpista, que además tampoco garantiza una victoria clara. En este momento el crédito de Trump se agota. Tendría 80 años en las elecciones. Solo se puede ser rebelde una vez, aunque él no lo crea", añade Manfredi.
Hay alternativas
Ahora, además, le están surgiendo competidores. Trump lo sabe y por eso arremete contra Ron DeSantis, el gobernador reelecto de Florida, que comparte ideología con el ex presidente pero es un buen padre de familia, con experiencia de gobierno, y con un patrimonio modesto.
Trump ya le ha puesto mote, lo que quiere decir que lo ve como amenaza: "Ron, el Santurrón o el Meapilas". Y, como apunta Manfredi, también está Brian Kemp, gobernador de Georgia, o Marco Rubio, que puede volver a intentarlo, incluso DJ Vance, senador electo por Ohio. "Hay una generación de políticos jóvenes entre los republicanos que pueden ser la alternativa a Trump", añade Manfredi.
Según Walker, los republicanos están en una encrucijada, pero empiezan a ver a Trump como un candidato que no les garantiza el éxito. De hecho, en la última encuesta de YouGov, DeSantis quedaría por delante en las primarias. Trump sigue teniendo tirón en las zonas rurales, pero en los suburbios es un lastre.
En condiciones normales, si el Partido Republicano no estuviera de alguna forma secuestrado por Trump, "serían las elecciones de Ron DeSantis, pero Donald Trump o su entorno, puede decidir ir a la guerra. Los republicanos esperan que DeSantis tenga suficiente fuerza como para acabar con él. La estrategia de DeSantis ha sido la ambigüedad. Habrá enfrentamiento. Ahora entrarán en una guerra civil y sacarán los cuchillos". Hay quienes creen que Trump, si no logra la nominación republicana, es capaz de presentarse como independiente.
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