La guerra sigue su curso en Ucrania, a pesar de que Rusia insiste en que está dispuesta a negociar y reprocha a Kiev que haga imposible un alto el fuego. En el primer contraataque a escala tras la derrota sufrida en Jersón, el Kremlin ha lanzado un centenar de misiles en varias ciudades ucranianas, incluida la capital, Kiev, según el portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana. También han sufrido bombardeos Járkov, Poltava, Mykolaiv, Dnipro, Zhytomyir, Jmelntyskiy, Leópolois, Cherkassy, Odesa y varias localidades en la región de Chernihiv. Mientras tanto, en el sur, tropas anfibias ucranianas han desembarcado en la península de Kinburn, un enclave estratégico para avanzar hacia Crimea.
Cuando todavía resonaban las acusaciones contra Kiev del ministro ruso de Exteriores en Bali, donde se reúne el G20, por rechazar las negociaciones y pretender objetivos "no realistas", cayeron las bombas en toda Ucrania. En Kiev al menos una persona murió y tres edificios residenciales, situados en el barrio de Pechersk, al norte de la zona administrativa, resultaron dañados, según el alcalde Vitali Klitschko. En todo el país se han registrado cortes de electricidad, ya que muchas infraestructuras han resultado afectadas.
El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha escrito un tuit en el que apela al G20 para que no trate al agresor y al agredido de la misma forma después de estos últimos ataques con misiles. "Rusia está golpeando ciudades pacíficas ucranianas con misiles mortíferos. Son edificios de apartamentos e infraestructuras energéticas sus objetivos. Estoy deseando una reacción acorde del G20. Y por favor eviten llamamientos 'a las dos partes'. Pónganse del lado de la gente, no de los criminales de guerra".
En Bali, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha instado a los líderes de las potencias más industrializadas del mundo, con presencia del presidente de EEUU, Joe Biden, y el chino, Xi Jinping, a que ayuden a Ucrania a acabar con la guerra, es decir, a lograr que las tropas rusas dejen todo el territorio ucraniano, incluido el que habían ocupado en 2014.
Zelenski ha pedido que se celebre una conferencia internacional que ayude a construir "una arquitectura de seguridad de posguerra" con el fin de evitar nuevas agresiones de Rusia. El jefe de la Administración Presidencial ucraniana, Andrei Yermak, ha dicho que consideran estos bombardeos como una respuesta a la intervención de Zelenski.
En el sur, los habitantes de Jersón capital aún se despiertan con sensación de ser presa de una ensoñación tras vivir un fin de semana de festejos con la vuelta de las tropas ucranianas. Después de ocho meses en manos de la Federación Rusa, y de ser anexionada la región de forma ilegal, los ciudadanos celebraron bandera en mano la llegada de los soldados. Los rusos se dirigieron hacia la orilla oriental del Dniéper, donde de momento se han parapetado aprovechando esta barrera natural.
La visita del presidente Zelenski el lunes, que no tuvo problema en llegar hasta muy cerca de la línea de frente, fue la culminación de estas jornadas festivas en la capital de la región de Jersón. "Estamos en el principio del fin", dijo Zelenski a las tropas y a la población, que guardaba escondidas sus banderas azules y amarillas con la esperanza de que llegara este momento. "Nunca se dieron por vencidos", había declarado el presidente al hacer oficial la toma de la ciudad. Era la única capital regional en manos rusas desde la invasión iniciada el 24 de febrero pasado.
Valor estratégico de Kinburn
¿Hacia dónde irán ahora los ucranianos? Hay indicios de que tienen en el punto de mira la península de Kinburn, cuyo nombre procede de la fortaleza tuca del siglo XV (Kilburun, polo hermoso), situada en el espigón. Tiene importancia estratégica desde tiempos de Heródoto, en el siglo V a.C.
La península tiene forma de gancho y se ubica en la desembocadura del estuario del Dniéper. Tiene unos 40 km de largo y unos nueve km de ancho. La lengua de tierra de Kinburn es la estrecha cola curvada, de 8,5 km de longitud, que se adentra en el estuario en el extremo occidental de la península.
El estrecho entre el espigón y la orilla norte de Ochakiv apenas tiene cuatro km de ancho. Domina las entradas al Dniéper y al río Bug del Sur. Por lo tanto, controla el acceso a los puertos de Mykolaiv y Jersón. Es el punto continental más occidental al que ha llegado Rusia en su invasión de Ucrania. Está a 60 kilómetros de Odesa, y domina la mayoría de las rutas que le quedan a Ucrania hacia el Mar Negro.
Son las últimas zonas de la región de Mykolaiv que aún siguen bajo ocupación rusa. La península, donde apenas vivían 850 personas en cuatro poblaciones, ha quedado muy dañada por la guerra. Era un lugar ideal para el senderismo antes de la guerra. Rusia no ocupó la península hasta junio y la convirtió en una base militar desde donde ha lanzado ataques con artillería y drones.
Los ucranianos están realizando misiones de reconocimiento. El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) subrayaba en junio, según cita David Axe en Forbes, por qué Kinburn importa."Permitirá a los ucranianos ejercer un mayor control de la costa del Mar Negro", decía uno de los informes del ISW. Kinburn permite llevar fuerzas a la orilla izquierda del Dniéper sin cruzar el río bajo fuego enemigo.
Según David Axe, es posible que las fuerzas de operaciones especiales ucranianas empezaran a reconocer la zona de la lengua de tierra de Kinburn en septiembre. Iban en botes inflables de casco rígido. En octubre se veía un barco de la Armada ucraniana disparando cohetes contra las fuerzas rusas. Era su último buque anfibio. El sábado el mando militar del sur de Ucrania anunció que tenía intención liberar Kinburn. Después han aparecido videos de comandos ucranianos cruzando en dirección a la lengua de Kinburn.
Los expertos militares señalan que tras los recientes avances en Jersón, la zona queda al alcance de la artillería ucraniana. Los rusos están teniendo dificultades para aguantar tanto en la región de Jersón como en Mykolaiv. La península de Kinburn podría ser su siguiente meta.
Según escribe Christian D. Villanueva, en la Revista Ejércitos, también es posible que lo que estamos viendo en Kinburn sea una maniobra de distracción. "Cuesta entender que Rusia sea tan incapaz como para no frenar a un ejército que carece de medios de desembarco de consideración, apenas tiene cobertura aérea (salvo que entendamos como tal la artillería de precisión) y difícilmente podría abastecer a sus tropas al otro lado del Dniéper".
Para Christian D. Villanueva los siguientes pasos ucranianos serían: "Atacar con fuerza en Lugansk, tratando de alcanzar Starobilsk y de ahí la capital con la intención de cortar todos los abastecimientos de las fuerzas rusas; o atacar desde Zaporiya hacia Melitópol y de ahí hacia Crimea, Mariúpol o ambas. Así dividiría en dos el despliegue ruso en el sur".
De momento lo que más dificulta los movimientos de tropas rusas y ucranianas es la raspútitsa, el barro y la humedad propios de esta época. Y falta poco para que bajen las temperaturas, algo que para lo que están más preparados los ucranianos, bien pertrechados en sus modernos uniformes que los rusos.
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