Más de una semana después de la jornada electoral en Estados Unidos, el Partido Republicano se ha asegurado la mayoría en la Cámara de Representantes. La victoria del republicano Mike García en California les ha permitido superar esos 218 escaños, aún a falta de que se decidan seis puestos. Es decir, en el mejor de los escasos tendrán una mayoría ajustada, pero suficiente para contrapesar a los demócratas en el Legislativo.
"La era del gobierno unipartidista de los demócratas en Washington ha terminado. En Washington hay ahora control y equilibrio", ha dicho Kevin McCarthy, líder republicano en la Cámara de los Representantes. De las seis carreras pendientes, los republicanos van por delante en cuatro y los demócratas en las otras dos. Los demócratas cuentan con 211 puestos. McCarthy aspira a ser el presidente de la Cámara de Representantes, puesto que ha ocupado Nancy Pelosi, de 82 años, desde las elecciones de medio mandato de Donald Trump.
Las expectativas de los republicanos eran lograr una mayoría clara en la Cámara de Representantes, que estaba en manos de los demócratas, y también cambiar las tornas en el Senado. Pero la ola roja se ha quedado en una gota roja. De hecho, los demócratas han conseguido los mejores resultados de un partido en el poder en dos décadas.
El Senado, a falta de la segunda vuelta en Georgia, sigue estando en manos de los demócratas que ya tienen 50 puestos frente a los 49 de los republicanos. Georgia vuelve a votar el 6 de diciembre y allí se enfrenta el trumpista Herschel Walker con el demócrata Raphael Warnock. Si gana Warnock, la mayoría en Senado será más clara. En caso de empate, la presidenta del Senado, la vicepresidenta Kamala Harris, ejerce su voto de calidad.
Donald Trump sigue ahí
Para los demócratas es fundamental el control del Senado, ya que garantiza un freno a los programas que quieran impulsar los republicanos en la Cámara de Representantes. Como dice el senador Chuck Summer, la Cámara actuará como "cortafuegos". Además, Biden podrán seguir confirmando nombramientos en su gabinete y en el poder judicial, incluidas las vacantes en el Supremo. Sin embargo, los republicanos podrán promover investigaciones sobre la Administración Biden. Y Kevin McCarthy asegura que lo harán, según informa The New York Times.
En gran parte, la ola roja se contuvo debido a que los candidatos apadrinados por Donald Trump fracasaron estrepitosamente. Llamaron la atención el fracaso del televisivo Mehmet Öz en Pensilvania frente a John Fetterman y la candidata a gobernadora Kari Lake, a quien le gusta presentarse como Donald "Trump con faldas".
Nada de eso ha frenado a Trump, que el martes por la noche presentaba en su mansión en Mar-a-Lago su candidatura a la nominación republicana. "Haremos América grande de nuevo. Haremos que América se sienta orgullosa". Coreado por sus seguidores, Trump está convencido de que logrará que los republicanos le elijan como candidato.
Sin embargo, a muchos en el partido le gustarían frenarle y emergen aspirantes sólidos como el gobernador reelecto de Florida, Ron DeSantis, que ha ganado por 20 puntos. Pero, su fuerza a nivel nacional, no está probada y Trump es mucho Trump. De todas formas, a los demócratas no les parece el rival más complicado porque ya conocen sus debilidades y son muchas y notables.
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