Durante el último mes el foco mediático ha denunciado la situación de la comunidad LGTB en Qatar, a propósito del Mundial de fútbol. Una realidad que oculta una situación aún más terrible. Uno de los principales depredadores de la comunidad homosexual, bisexual y transexual se halla a tan solo unos kilómetros de las costas españolas. El vecino Marruecos ha sido testigo en las últimas semanas del brutal ataque a Haifa, una transexual agredida en las calles de Tánger sin que nadie intercedieron para detener a sus verdugos.
La golpiza, con todo lujo de detalles, ha circulado por el país magrebí a partir de un vídeo grabado por los atacantes, alrededor de 15 varones, entre ellos, varios menores de edad. “Es homosexual y esto es lo que merece”, se escucha decir a uno de los agresores mientras el resto patea y lanza insultos homófobos a la víctima, que trata sin éxito de zafarse de sus atacantes y escapar. “Era una mujer transexual que trabajaba en las calles en Tánger. De repente, se encontró con un grupo de hombres que la rodearon y la golpearon”, relata a El Independiente Ayouba el Hamri, confundador de Nassawiyat, una organización marroquí que trata de defender al maltratado colectivo LGTBI en Marruecos.
Uno de los delincuentes incluso le lanzó ácido a la cara y otros les arrancaron la ropa y la peluca en plena vía pública
“Uno de los delincuentes incluso le lanzó ácido a la cara y otros les arrancaron la ropa y la peluca en plena vía pública. Uno de los participantes grabó el ataque y lo subió a las redes con el rostro de la víctima claramente visible”, detalla El Hamri, quien ha hablado con Haifa tras la agresión que casi le cuesta la vida y le ha proporcionado asistencia psicológica y financiera. “Se halla en una situación desesperada y no se encuentra nada bien. Hemos tratado de conversar con ella pero su situación es inestable”, relata el activista, con seis años de lucha en un campo hasta ahora completamente invisible.
La ONG denuncia, además, la inacción de las fuerzas de seguridad, que solo han detenido a un adulto implicado en un suceso multitudinario. “En mitad de las agresiones que padecen los transexuales en Marruecos, especialmente los que se hacen visibles, existe una total inacción hacia estas agresiones”, lamentan desde Nassawiyat. La asociación proporcionó ayuda a la víctima para tomar un taxi, acompañada de tres de sus amigas, y abandonar la escena de los hechos.
No denunció
Según el relato proporcionado por la víctima, Haifa logró huir hasta el aparcamiento más cercano donde hombres de seguridad la escoltaron hasta un negocio próximo. Tras la llegada de los agentes, le preguntaron si había decidido denunciar. "No se sentía segura ni dispuesta a denunciar. Filmar a la víctima y difamarla a través de las redes sociales y considerarlo un acto heroico por parte de la sociedad no sólo la pone a ella sino a otras personas como ella de la comunidad LGBTIQ+ ante el peligro de otros ataques y violaciones", desliza la asociación.
El último ataque en Tánger es un recordatorio de que el gobierno no protege a las personas transgénero
La situación de homosexuales y transexuales continúa siendo atroz en Marruecos. Desde Human Rigths Watch insisten en que "las mujeres transexuales de Marruecos llevan mucho tiempo sufriendo persecución y violencia por su expresión de género y se ven obligadas a practicar la autocensura para desenvolverse en su vida cotidiana". "El último ataque en Tánger es un recordatorio de que el gobierno no protege a las personas transgénero y seguirá comprometiendo a otras a menos que derogue las leyes discriminatorias y proteja a las personas queer y trans de la violencia y el acoso", agregan.
La persecución vivió un momento de terror colectivo en 2020, cuando en plena pandemia, una transexual marroquí afincada en Estambul, animó a sus 620.000 seguidores de Instagram a descargarse en sus móviles aplicaciones de citas gay y darse cuenta así de lo extendida que estaba la homosexualidad en su país natal, en un intento de mostrar la doble moral de parte de la población masculina del país vecino.
Hay tantos estereotipos de transfobia y homofobia en todos los aspectos de la sociedad
Estereotipos y violencia social
Ese ejercicio de denuncia de la hipocresía desembocó en una campaña de difusión de imágenes procedentes de aplicaciones de citas que dejó al descubierto a las víctimas, provocando el repudio de familiares y amigos; el acoso; el chantaje o la pérdida del trabajo. La transexual se vio obligada a pedir disculpas y las aplicaciones llegaron ofrecer asistencia psicológica a los expuestos.
La dictadura magrebí criminaliza los actos que considera “desviados” entre personas del mismo sexo. El artículo 489 del código penal establece penas de hasta tres años de prisión y multas de hasta 1.000 dirhams (unos 93 euros). "Hay, además, otras leyes que penalizan el trabajo sexual o la expresión de género no normativa. En virtud de ambos pueden ser detenidos.
"Hay tantos estereotipos de transfobia y homofobia en todos los aspectos de la sociedad, como discriminación y violencia en las calles, en la escuela, en la familia o en el trabajo", confirma El Hamri.
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