Dos minutos después de la medianoche del 1 de enero, Ucrania asestó el primer gran golpe de 2023 a las tropas rusas en el Donbás. Una salva de HIMARS golpeó y destruyó una antigua escuela en Makiivka, ahora usada por el Ejército de Vladimir Putin para estacionar tropas y depositar munición. Todo a la vez. Un polvorín que saltó por los aires en mitad de la noche, sin que el Kremlin se haya atrevido a poner cifras al desastre logístico. Los canales militares rusos hablan de cientos de muertos.
Imágenes publicadas en las últimas horas por investigadores como Christo Grozev detallan la precisión del golpe ucraniano. El edificio quedó reducido a escombros, y en Rusia se preguntan por las causas del desastre. ¿Quién autorizó que cientos de tropas se agrupasen, sobre un depósito de munición, en plena noche de fin de año, en un edificio al alcance de los HIMARS?
"La incompetencia y la incapacidad para aprender de la experiencia de la guerra sigue siendo un grave problema", criticaba en las últimas horas uno de los principales canales militares rusos en Telegram, con más de 800.000 seguidores.
Los autores de la publicación se preguntan cómo es posible que estas situaciones sigan siendo posibles tras la experiencia acumulada desde el inicio de la invasión de Ucrania el pasado mes de febrero. "Después de los ataques contra depósitos de munición y combustible, empezaron a dispersarse para evitar grandes pérdidas de material en caso de ataques. Esto obtuvo resultados y el enemigo consiguió muchos menos golpes efectivos sobre grandes centros logísticos", analizaban, para criticar que esa misma estrategia no se haya usado con los acuartelamientos de tropas. "Como se puede ver, pese a los meses de guerra, no se sacan conclusiones", cuestiona este grupo en Telegram.
Términos similares a los empleados por el exministro de Defensa de la autoproclamada república prorrusa en el Donetsk, Igor Girkin, recientemente condenado por el atentado mortal que derribó el avión comercial MH17 en 2014.
"La instalación, que albergaba una división compuesta principalmente de ciudadanos rusos movilizados, fue destruida casi por completo como resultado de la detonación de la munición almacenada en el mismo edificio. Casi todo el equipamiento militar que estaba junto al edificio sin el menor camuflaje también fue destruido", analizaba.
Girkin también reprocha que el mando militar ruso no aprenda de los errores. "Esto podría pasar de nuevo en cualquier momento, porque este no es el único destacamento de personal y equipamiento, extremadamente denso, dentro de la zona de destrucción de los misiles HIMARS", reprocha el ex alto cargo.
La teoría de las tarjetas SIM
Desde que se produjo el ataque, algunas voces prorrusas han circulado la hipótesis de que los ucranianos pudieron detectar la instalación gracias a la acumulación masiva de tarjetas SIM en un mismo lugar, que los soldados podrían estar activando y utilizando para comunicarse precisamente en la noche de fin de año.
"Da la impresión de que alguien ha lanzado un guion anticrisis para culpar a los muertos", criticaba contra esta teoría otro de los principales canales militares rusos en las redes sociales.
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