El número de muertos en el ataque ucraniano contra un regimiento ruso que concentraba a más de 600 hombres en un mismo edificio de Makiivka, cerca de Donetsk, sigue creciendo. Las autoridades ya hablan oficialmente de 89 muertos, aunque ésta cifra corresponde sólo a los que se han podido identificar inmediatamente. El número de desaparecidos es mucho mayor, y las estimaciones de los expertos militares prorrusos sitúa el número de víctimas en varios centenares.
Desde que se produjo el ataque con HIMARS, que destruyó por completo el edificio un minuto después de la medianoche del 1 de enero, voces militares rusas han señalado contra la chapuza operacional de concentrar a cientos de soldados en un mismo lugar, en el rango de alcance de los misiles ucranianos y sobre un depósito de munición. El polvorín en el que se instaló a los soldados, la gran mayoría recientemente movilizados desde Rusia, se ha tachado en estos círculos como una "ingenuidad criminal" y una negligencia que subraya los problemas logísticos que el Kremlin sigue teniendo en la invasión de Ucrania.
Este miércoles, el propio Kremlin ha hecho suya una de las teorías que circulaba desde el primer momento. El teniente general Sergei Sevryukov, comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, ha asegurado que la circunstancia que posibilitó el ataque fue "el uso masivo y contrario a las normas de teléfonos móviles dentro del rango de alcance de las armas enemigas".
La historia es de película. Cientos de soldados recién movilizados, lejos de casa, usan sus teléfonos móviles en la noche de fin de año que pasan lejos de su familia y cerca del frente de Donetsk. Esa repentina activación de tarjetas SIM en un mismo lugar permite a las fuerzas ucranianas localizarles, establecer que están todos en un mismo edificio y volarlo por los aires, asestando un durísimo golpe a la campaña militar rusa en esta región.
Una teoría que está granjeando multitud de críticas al Kremlin dentro de la propia Rusia. "Es decir, desplegar a todas las tropas en un mismo lugar no es la causa de lo que pasó. Hay que culpar a las víctimas por el hecho de morir", criticaba esta mañana uno de los principales canales de análisis militar rusos en Telegram.
Al mismo tiempo, Semen Pegov, uno de los blogueros militares más activos tras el proyecto WarGonzo, también se mostraba muy crítico con esta teoría. "Los comandantes competentes en esta guerra se dieron cuenta hace mucho tiempo de que es prácticamente imposible ocultar un destacamento en una ciudad del frente, incluso donde los teléfonos no funcionan en absoluto", escribía.
El analista explicaba que Ucrania tiene grandes redes de información sobre el terreno, usa con pericia drones e intercepta comunicaciones. "La única solución es no acumular personal en masa en edificios grandes", sentenciaba, antes de asegurar que "la historia de los 'móviles' no es muy convincente". "Esto no es una opinión personal sino un hecho objetivo. Rara vez digo esto, pero en este caso sería mejor permanecer callado hasta el final de la investigación. Más bien parece un intento de desviar la culpa", continuaba.
"No digo que usar smartphone en el frente de batalla sea bueno, obviamente no lo es. Pero en este contexto, es más una historia sobre ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio", concluía el analista.
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