La activista climática Greta Thunberg ha sido detenida este martes junto a otros manifestantes en la ciudad alemana de Lützerath. Los activistas mantenían una serie de protestas contra la ampliación de una mina de lignito en la localidad y algunos habían abandonado la protesta durante la mañana tras días de resistirse al operativo policial desplegado para desalojarlos.
Desde el Gobierno del canciller Olaf Scholz se condenó hoy los actos de resistencia de los activistas, que según Interior llegó a ser violenta y obstaculizó la labor de los equipos sanitarios. "No hay justificación posible para la violencia contra los agentes policiales", advirtió la ministra de Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, quien aseguró que se investigará como corresponde cada uno de esos casos.
Desde los movimientos medioambientales convocantes se ha afirmado, por otro lado, que la Policía actuó con una contundencia desproporcionada, incluidos golpes de porras en la cabeza contra los activistas. El operativo policial se inició a finales de la semana pasada y el mismo viernes se había desalojado de todos los edificios de la población ocupados en los días precedentes por activistas. Sin embargo, quedaban varios grupos de personas repartidas en unas 35 construcciones de madera levantadas instaladas en los árboles y otros lugares de la zona.
En total, casi 300 activistas fueron evacuados de Lützerath durante el operativo, en el marco del cual se registraron cuatro actos de resistencia al desalojo, según el balance final policial del domingo.
Thunberg participó en la protesta
El sábado, una amplia alianza de organizaciones contrarias a la extracción de lignito y a la demolición de Lützerath celebraron una marcha, en la que participó también la activista sueca Greta Thunberg.
Al margen de la marcha pacífica, algunos manifestantes trataron de burlar las barreras policiales para acceder al pueblo acordonado y al borde de la mina a cielo abierto, por lo que la Policía hizo uso de cañones de agua, gas pimienta y porras, y llevó a cabo doce detenciones.
Desde la Policía se defendió esa actuación y se argumentó que burlar las barreras policiales no tiene nada que ver con una protesta pacífica, sino que es una manera de buscar deliberadamente la confrontación.
Según el balance final, más de setenta policías resultaron heridos y nueve activistas fueron trasladados al hospital, aunque no hay que lamentar lesiones de gravedad. Una treintena de vehículos policiales resultaron dañados y además se pincharon 32 neumáticos de coches de las fuerzas de seguridad. Desde el inicio del desalojo se han abierto 154 investigaciones penales.
Aunque el plan del Gobierno alemán es que el abandono del carbón en Renania del Norte-Westfalia se produzca ya en 2030, según el acuerdo suscrito el año pasado con la energética RWE, a corto plazo está previsto incrementar la extracción de carbón ante la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania
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