Este jueves 2 de febrero el conservador Rishi Sunak, el primer ministro más rico del Reino Unido, cumple 100 días en el cargo. Justo la víspera los trabajadores de los ferrocarriles, la educación, incluidas las universidades, han convocado la mayor huelga en 12 años en demanda de mejores condiciones salariales y contra la legislación sobre servicios mínimos en los paros. Sunak acaba de sacrificar al presidente del Partido Conservador, el también millonario Nadhim Zahawi, porque con una inflación superior a la media comunitaria (11,6% en 2022 en el Reino Unido) y los trabajadores en pie de guerra no puede permitirse el más mínimo desliz.
Y lo de Nadhim Zahawi, con una fortuna estimada en los 100 millones de libras (unos 113 millones de euros), no es ninguna nimiedad. Zahawi tuvo que pagar unos cinco millones de libras (5,7 millones de euros) para ponerse al día con el fisco británico. El asunto tiene que ver con la venta de acciones de la empresa demoscópica que fundó en 2000, la exitosa YouGov. Parte de las acciones pertenecían a su padre y a una empresa radicada en Gibraltar, como reconoció Hacienda, que le acusó de negligencia y le obligó a pagar.
Lo reprochable, según el asesor independiente del gobierno, es que Zahawi no declaró que Hacienda investigaba el caso cuando asumió como titular del Tesoro en julio de 2022. Este domingo Sunak despidió a Zahawi porque ya empezaba a comprometerle a él. Sunak había prometido transparencia y rendimiento de cuentas desde el minuto cero de su llegada al poder y tendría que saber del lío con Hacienda de Zahawi.
Aunque no hay elecciones generales a la vista, Sunak no está logrando remontar a los conservadores en las encuestas, que van 25 puntos por detrás de los laboristas. El líder de la oposición, Keir Starmer, aventaja en seis puntos al premier como el preferido de los electores, según un sondeo de Ipsos en el Reino Unido. La tasa de aprobación de Sunak es la peor (-18) desde que está en el gobierno (antes fue ministro de Finanzas con Boris Johnson).
Un invierno caliente
En un encuentro con personal de la sanidad pública en Durham, Sunak ha dicho este lunes: "Me encantaría, nada me daría más placer que agitar una varita mágica y que todos, todos ustedes, cobraran mucho más, claro que a quién no le gustaría poder hacer eso". Y les ha explicado que no quiere subir los impuestos y que ha de combatir la inflación, que es lo que hace perder nivel adquisitivo a trabajadores como ellos.
Nada me gustaría más que agitar una varita mágica y que todos ustedes cobraran mucho más"
rishi sunak, primer ministro británico
Esta diferencia entre sus sueldos y el coste de la vida es la principal razón por la que los británicos de gran parte del sector público van a la huelga este primer día de febrero, en el que muchos ciudadanos van a tener que quedarse en casa porque no tendrán cómo llegar a su puesto de trabajo ni con quién dejar a sus niños. El aumento entre un 4% y un 5% de los sueldos se queda muy corto para quienes ven cómo los precios suben el doble. Las protestas se van dando en cadena desde el verano, pero este miércoles confluyen sectores muy importantes.
El Congreso de Sindicatos, la voz del movimiento laborista, apoya la macrohuelga. La mayor parte de las escuelas de Inglaterra y Gales la secundan, así como 150 instituciones universitarias, más de 100.000 miembros del Sindicato de Servicios Público y Comercial y Aslef, que representa a unos 22.000 conductores ferroviarios. Los bomberos estudian sumarse también.
Un gabinete de supermillonarios
Cuando fue elegido Rishi Sunak, el pasado 24 de octubre, por los miembros del Partido Conservador, The Guardian se preguntaba: "¿Es demasiado rico Rishi Sunak, con una fortuna de 730 millones de libras (830 millones de euros), para ser primer ministro del Reino Unido?". Sunak y su esposa, Akshata Murty, heredera del rey del software indio, poseen un patrimonio superior al del actual rey, Carlos III. Por comparar con sus predecesores, Liz Truss tenía unos ocho millones de libras y Boris Johnson, unos 2,5 millones.
Su residencia en Kensington, donde pasa los fines de semana, está valorada en siete millones de libras (unos ocho millones de euros). Calentar la piscina climatizada con la que cuenta este idílico palacete cuesta unas 14.000 libras al año (seis veces lo que paga una familia media en electricidad).
¿Está en contacto con la realidad, especialmente en tiempos de crisis como ahora, alguien con ese nivel de vida? Sunak suele contestar que él no se siente culpable por ser rico y que su vocación de servicio a la comunidad es indudable. "Los valores son lo más importante, no lo que yo lleve puesto", solía contestar en la campaña.
La mayoría de los ministros proceden de escuelas y universidades de élite a las que acceden por norma los hijos de familias adineradas, aunque hay excepciones. Los padres de Sunak no eran millonarios, sino clase media alta que tenía claro, como también él, que entrar en el Winchester College y luego en Oxford era imprescindible para triunfar a lo grande.
Y culminó su ascenso al emparejarse con Askhata Murty, a quien conoció en Silicon Valley. Un descuido de su esposa, por cierto, a punto estuvo de costarle la carrera política a Sunak: gozó del estatus fiscal de no residente en el Reino Unido, lo que le permitía no pagar impuestos por los beneficios que obtenía fuera del país. Su explicación fue que India no permitía la doble nacionalidad pero cambió su estatus y empezó a pagar.
Es cierto que no es excepcional que haya millonarios en los gobiernos británicos, pero en el gabinete de Sunak se concentra diez veces más patrimonio que sus predecesores hace una década. Después de Sunak, el miembro del Gobierno con mayor patrimonio es el de Jacob Rees-Mogg, titular de Oportunidades del Brexit. Se calcula que posee más de 100 millones de libras. "Siempre he querido ser muy rico", le confesaba en un Rolls-Royce, un Rees-Mogg adolescente a un periodista francés cuando era un apasionado thatcherista. Su padre, William Rees-Mogg, fue director de The Times en los 70, de modo que no partía de cero.
Empezó invirtiendo una herencia de 50 libras y en 2007 fundó la empresa de inversiones Somerset Capital, valorada entre 70 y 100 millones de libras. The Times calculaba que recibía unas 600.000 libras anuales en beneficios, si bien no interviene en sus decisiones por no entrar en conflicto de intereses. Su fortuna ha crecido gracias a la herencia que ha recibido su esposa Lady Helena de Chair, hija del poeta Somerset de Chair y de Lady Juliet Tadgell. Fue su madre, heredera de las propiedades del condado de Fitzwilliam, quien le legó unos 45 millones de libras. La pareja y sus seis hijos viven en una residencia de seis pisos en Westminster, el centro de Londres.
También se estima que Nadhim Zahawi, ex presidente del Partido Conservador, que fuera ministro de Finanzas dos meses, posee unos 100 millones de libras. Según el Daily Mirror, cuando trabajaba en una compañía petrolífera llegó a cobrar 1,3 millones con una indemnización cuando dejó el puesto de 285.000 libras. Al ser nombrado ministro pasó la mitad de sus acciones a su esposa. Juntos tienen grandes inversiones en propiedades a través de la empresa Zahawi & Zahawi, incluidas un edificio de 20 millones de libras en Londres y una casa de campo con establos. Por eso, el pago de cinco millones para saldar sus cuentas con el fisco no eran un gran dolor de cabeza para Zahawi, nacido en Irak. Sus contactos con la familia Barzani, una de las más poderosas de la minoría kurda, le han reportado buenos negocios.
El resto de los más adinerados están a gran distancia de este trío. Jeremy Hunt, actual ministro de Hacienda, cuenta con unos 14 millones de libras (unos 16 millones de euros), según The Express. Tiene un paquete de acciones y la mitad de una residencia de verano en Italia y la mitad de un edificio de oficinas en Londres. La mayor parte de su fortuna proviene de la venta de una empresa relacionada con la educación, Hotcourses, en 2017, de la que fue fundador. El jefe de la diplomacia británica, Dominic Raab, que lleva en política más de 15 años y estudió en Oxford y Cambridge, cuenta con un patrimonio de 11 millones de libras. Como ministros cobran unas 67.000 libras (76.200 euros anuales) y el primer ministro, 75.000 (unos 85.000 euros), con los salarios congelados. Es cierto que la mayoría ganarían más en la empresa privada.
"Son super ricos que gobiernan para super ricos", decía la diputada laborista Zarah Sultana, en The Guardian, cuando fue elegido el gabinete. Los laboristas aprovechan este filón para retratarles como un grupo de caprichosos que nunca van a imaginar lo que cuesta la cesta de la compra. "Si tú hicieras bien tu trabajo, nosotros podríamos hacer el nuestro", clamaban los bomberos en las protestas de días pasados. Sunak va a escuchar lemas como este muchas veces estos meses.
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