“Traemos comida para siete días, pero eso no significa que vayamos a estar ese tiempo”. Habla Aurelio Soto, jefe de comunicación de la Unidad Militar de Emergencia (UME) del Ejército. Llevan un puñado de horas en suelo turco, ayudando en tareas de “búsqueda y rescate” a las actividades locales, que son “las que lo coordinan todo”. Al cierre de esta edición habían fallecido más de 11.500 personas.
Este jueves se cumplen 72 horas desde que la tierra tembló bajo los pies de millones de personas, “las más críticas para encontrar a la gente”. Lo primero que Soto y los otros 54 miembros de la UME desplazados al terreno fue “muchos edificios colapsados, y otros tantos a punto de hacerlo”. Las tareas de trabajo son ingentes. No hay un segundo que perder.
Los equipos de rescate del Ejército en la ciudad de Islahiye, a unos 20 kilómetros del epicentro del terremoto que sacudió Turquía el pasado lunes. Turquía y Siria han pedido ayuda internacional para ayudar con el rescate. Además de España, EEUU, el Reino Unido y la Unión Europea han ofrecido su asistencia.
El terremoto se produjo el pasado lunes a las 04:17 hora local (la la una de la madrugada en España) a una profundidad de unos 17,9 kilómetros cerca de la ciudad turca de Gaziantep, donde viven unos dos millones de personas, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos. Al terremoto principal siguieron hasta 40 réplicas que se dejaron notar en Líbano, Chipre y en Grecia.
“Primero buscamos supervivientes, después se retiran los cadáveres y por último desescombramos”. La Unidad no ha trasladado máquinas para mover amasijos de hierro y cemento, pero sí cuentan con cortadoras para facilitar las tareas.
Lo que sí se han llevado es a Nico, Otan y Spi, tres perros especializados en búsqueda de vivos. Los perros están trabajando bastante, ya que en la zona que tienen asignada, una de las más afectadas por el seísmo, no hay muchos animales especializados en esa tarea, explica Efe.
"De momento no hemos encontrado a nadie pero nos están reclamando para que vayamos de un edificio afectado a otro con los perros", ha señalado Soto. El hecho de que haya perros especializados en la búsqueda de personas vivas facilita mucho la tarea a la hora de rescatar supervivientes, ya que el animal nunca va a marcar un lugar en el que haya un fallecido.
La mecánica es la siguiente: el perro huele y si detecta una persona viva marca el lugar. Seguidamente, los miembros de la UME comienzan ya lo que se denomina "búsqueda técnica" mediante el empleo de geófonos y cámaras telescópicas.
Una persona en condiciones normales de salud atrapada en los escombros puede seguir con vida durante 72 horas, siempre que las condiciones meteorológicas sean buenas y no tenga ningún órgano vital aplastado.
No obstante, los miembros de la UME, que cuentan también con una perrita especializada en localizar personas muertas llamada Chony, seguirán buscando supervivientes durante cinco días, ha precisado Soto.
“La gente local nos ha acogido con mucho cariño. Nos ayudan en todo lo que pueden. Cuando terminamos en un edificio y vamos a otro nos piden por favor que no nos marchemos, que les sigamos ayudando”.
¿Cuándo tienen previsto volver? “¿Previsión? Ninguna. Estaremos el tiempo que hagamos falta, como siempre. Aunque las primeras 72 horas son cruciales, aquí hay mucho trabajo por hacer”, resume Soto.
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