Olha Botvinova es coach de negocios. También es sobreviviente de un ataque mortal contra un edificio residencial en Dnipro, en el este de Ucrania. El 14 de enero, los rusos lanzaron un ataque con misiles contra la ciudad; uno de los misiles golpeó el edificio donde vivía Olha y mató a 46 residentes, incluidos seis niños."Algunos de nuestros vecinos sobrevivieron, pero la mayoría murió", dice Olha. "Vivían en los pisos más bajos donde todo quedó destruido".
"Todo ardía, todo estaba lleno de humo", recuerda Olha, "continuaban las explosiones y escuchamos muchos gritos. La gente gritaba muy fuerte al principio, pero pronto había cada vez menos voces".
Olha sobrevivió a ese golpe mortal cuando su esposo, Yevhen, cirujano, logró detener el sangrado de una herida. La pareja pasó más de tres horas en un edificio casi destruido hasta que los rescatistas finalmente llegaron a ellos después de la explosión. "Fue como un segundo cumpleaños", recuerda Olha.
Escapando de la 'rusificación'
Olha y su esposo, Yevhen, son originarios de Donetsk, que solía ser una de las ciudades más grandes del este de Ucrania con casi un millón de habitantes. En Donetsk, Olha trabajó como gerente de banco y Yevhen estaba empleado en una clínica local.
En 2014, las cosas cambiaron para ellos. Y para muchos más. En primavera, Rusia se anexionó la península de Crimea en Ucrania y lanzó una guerra en Donbás, que afectó a la ciudad de Donetsk y áreas cercanas. Los leales a Rusia proclamaron la llamada República Popular de Donetsk, separando la región del resto de Ucrania. Donetsk es una de las provincias ucranianas que la Federación Rusa se anexionó una vez iniciada la guerra, tras unos referéndum ilegales.
"Decidimos irnos y mudarnos a Jersón", dice Yevhen. "Encontré un trabajo allí y Olha comenzó también a dar sesiones a empresarios. Siempre estuvo interesada en la psicología y educación".
La pareja vivió en Jersón durante ocho años. La ciudad está en el sur de Ucrania, cerca de la península de Crimea. Fue la primera y única capital regional que Rusia logró ocupar desde el comienzo de su invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Volvió a manos ucranianas en noviembre de 2022.
Así que la pareja tuvo que huir nuevamente.
Los rusos comenzaron a presionar sobre el hospital. Decían que ahora trabajábamos para Rusia. Por eso me fui"
"Cuando los rusos ocuparon Jersón, logré evacuar a Olha de inmediato", recuerda Yevhen. "La llevé a Dnipro y regresé a casa para ayudar a la gente. Pero rápidamente, los rusos comenzaron a ejercer mucha presión sobre el hospital. Nos estaban obligando a firmar documentos que decían que ahora estábamos trabajando en Rusia. También se suponía que íbamos a empezar a usar dinero ruso. Por supuesto, estaba en contra de eso, así que me fui para siempre".
La fuga fue difícil. "Tuve que dormir en los campos para salir del área ocupada", recuerda el hombre. "Me tomó mucho tiempo salir del área controlada por los rusos". Cuando Yevhen finalmente llegó a Dnipro, comenzó a trabajar allí como cirujano. Olha ya estaba instalada en la ciudad. En junio, la pareja alquiló un apartamento de una habitación en una zona residencial de Dnipro.
La jornada del ataque
Ese apartamento fue atacado el 14 de enero. "Era sábado, un día libre, pero tenía que trabajar en hospital”, recuerda Yevhen. "Llegué a casa después del trabajo y Olha estaba terminando unas tareas. Me sentí bien, incluso feliz, y no esperaba que sucediera nada malo tan pronto".
Ese día, su edificio tenía electricidad de forma intermitente, por lo que comenzó a hacer frío. Olha estaba un poco molesta: no podía trabajar normalmente porque la conexión a Internet era demasiado débil. Ni siquiera podía terminar enviar algunos correos electrónicos.
"Recuerdo que Yevhen me llamó a la sala de estar", recuerda la mujer. "Él estaba acostado en el sofá y quería que fuera a descansar con él. Diez minutos antes del ataque me metí debajo de la manta y lo abracé muy fuerte".
Lo siguiente que recuerda la pareja son explosiones.
"Cuando el misil golpeó, vi cómo el marco de la ventana volaba sobre mí", dice Yevhen. "Golpeó en el otro lado de la habitación. Vidrios, paredes y escombros: todo comenzó a caer sobre nosotros”.
Yevhen recuerda que no tenía pánico. Revisó a su esposa: tenía una herida y sangraba por la sien. "Había mucha sangre y se veía mal, pero soy cirujano y vi que no era demasiado profundo", dice Yevhen. "Hice algunos vendajes y presioné la herida para reducir el sangrado".
La pareja disponía de una maleta de emergencia para situaciones de crisis. Pensaron que habría nuevas explosiones y querían abandonar el edificio.
“Cuando intentamos salir del apartamento, vimos que no había más escaleras y que todo estaba demasiado dañado para bajar", dice el médico. "Así que decidimos quedarnos donde estábamos. Sabía que si el piso de la cocina resistía, los rescatistas llegarían hasta nosotros".
"Nos sentamos en el piso de la cocina durante tres horas", recuerda Olha. Mi esposo se acercaba a lo que solía ser la ventana y enviaba señales luminosas con una linterna. Estaba indicando que todavía estábamos ahí, vivos".
El médico me dijo que teníamos la bendición de haber sobrevivido. Muchos vecinos murieron"
Los rescatistas lograron sacar a la pareja del edificio. Olha perdió el conocimiento camino al hospital. "Ya me desperté en la clínica", recuerda la mujer. "El médico me dijo que teníamos la bendición de haber sobrevivido a ese ataque. Había muchos de nuestros vecinos en ese hospital, algunos murieron y algunos sobrevivieron. Fue muy duro".
"Mi primer pensamiento cuando me desperté fue: gracias a Dios que estamos vivos", continúa Olha. "Estaba llorando y en estado de shock. Mi cuerpo estaba temblando. Pero al día siguiente, era muy diferente. No podía estar feliz de estar viva porque sabía que había muerto mucha gente".
La pareja pasó diez días en el hospital y tuvo que pasar por rehabilitación. Mientras estaban en el hospital, Olha y Yevhen se enteraron de que su apartamento en Jersón también había sido destruido. El 15 de enero, un día después del ataque mortal en Dnipro, Rusia lanzó un ataque contra áreas residenciales en esta ciudad.
A pesar de eso, la pareja se mantiene optimista. "Lo más importante es que estamos vivos", dice Yevhen. "Quiero que recobremos fuerzas y regresemos a nuestra comunidad", concluye Olha. "Quiero ser útil para las personas y trabajar hacia la victoria".
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