El régimen argelino, con ayuda de Irán, tiene la intención de facilitar la instalación de bases militares rusas en el Sahel. Así lo señalan varios informes europeos, medios de comunicación como CNN o Le Monde y un reciente informe del Instituto Coordenadas de Gobernaza y Economía Aplicada. La cada vez más estrecha colaboración entre los tres países ha puesto en alerta a la Unión Europea y Estados Unidos, cuya preocupación ha ido en aumento.
Argelia estaría recibiendo un importante suministro de drones por parte de Irán, que irían directamente a la milicia armada del Frente Polisario, grupo que cuenta con el apoyo de las autoridades argelinas, en su lucha contra Marruecos. Por su parte, Irán hace algo similar abasteciendo al grupo terrorista Hezbolá y pretende instaurar la rama más radical de su islamismo en el Sahel y en el Sahara, necesitando el apoyo del sistema militar argelino, según el mismo estudio.
Le Monde publicó que el Gobierno argelino habría permitido la entrada en el Sahel del grupo mercenario Wagner (que actualmente combate en Ucrania a las órdenes de Putin), para llegar hasta Mali. Esta presencia provocó la salida de Francia del país africano y supuso un importante golpe para la coalición liderada por Estados Unidos para acabar con el terrorismo en la zona.
El Gobierno argelino, sostiene el Instituto Coordenadas, se ha convertido en un firme aliado de Rusia y se estima que le compra armamento por valor de 10.000 millones de dólares al año, lo que estaría financiando la guerra de Putin contra Ucrania. Para el año 2023, Argelia tiene previsto destinar 23.000 millones de dólares a la compra de armas, de las que más de la mitad serían rusas.
En septiembre de 2022 Estados Unidos ya expresó su preocupación por la financiación de Argelia a la guerra de Rusia contra Ucrania y exigió la aplicación de sanciones contra el país.
La alianza militar quedó plasmada en los últimos tiempos con las maniobras conjuntas, principalmente marítimas, llevadas a cabo entre los dos países en el Mediterráneo. Argel ha puesto a disposición de Rusia sus puertos y naves. También participó en otros ejercicios militares desarrollados por ambos países en el pasado, tanto en el Cáucaso, como en Siberia, además de en el Norte de África.
Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente del Instituto Coordenadas de Gobernaza y Economía Aplicada, señaló que la información disponible permite predecir un doble escenario de inestabilidad que permite a Rusia construir una "pinza" sobre la Unión Europea: Ucrania en el Norte y el Sahara, al Sur, agravando la crisis de suministro energético.
"Mientras el drama humanitario en el Norte concentra toda la atención política y mediática de EEUU y de la UE, la situación en el Sur se percibe como algo lejano y culturalmente ajeno a occidente. Una falsa seguridad, de un problema social, político y militar que nos llegará más pronto que tarde. Las potencias occidentales tienen que anticipar el previsible desastre fortaleciendo las relaciones con los escasos socios fiables en la zona, como Marruecos. Empieza a ser tarde", señaló Lambás.
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