No solo Italia, cuyas empresas han firmado en el último año jugosos acuerdos gasísticos con Argelia, se ha beneficiado de la crisis abierta por España tras el histórico cambio de posición en el Sáhara Occidental. Portugal, el vecino ibérico, está aprovechando la caída en desgracia de España, con un cierre total del comercio con Argel, para ganar músculo en el país árabe y sustituir a las compañías españolas que tienen ahora vetado el mercado argelino.
Así lo confirman los encuentros mantenidos en los últimos meses entre mandatarios argelinos y portugueses. La última reunión se produjo la semana pasada, cuando el ministro argelino de Industria, Ahmed Zaghdar, recibió en Argel al secretario de Estado portugués de Comercio Internacional e Inversiones Extranjeras, Bernardo Ivo Cruz. Ambos coincidieron en subrayar el buen clima de las relaciones comerciales y mostraron su interés en “fortalecer la asociación y las relaciones comerciales”.
Unas palabras que contrastan con la ruptura que afecta a los lazos entre España y Argelia desde que el pasado junio Argel decidiera congelar el Tratado de Buena Vecindad y suspender las transacciones bancarias desde y hacia España en represalia por el giro copernicano del Gobierno español en el contencioso del Sáhara Occidental. Desde entonces las pérdidas de las empresas españolas superan los 700 millones de euros. El cierre es total: las compañías españolas denuncian impagos y la devolución de todos los contenedores con un puerto español como origen.
En tal coyuntura, Portugal emerge como una alternativa para evitar que los sectores de Argelia más expuestos al producto español se enfrenten a cortes de suministro. En el citado encuentro, se abordó además la nueva legislación argelina para simplificar la atracción de capital extranjero en un país que arrastra el sambenito de su inseguridad jurídica. “Portugal está a la búsqueda de elevar las cifras de comercio e intercambios con Argelia y está también interesada en incrementar el volumen de gas porque quiere diversificar sus recursos y reducir su dependencia a Estados Unidos o España”, señala a El Independiente el economista argelino Ishak Kherchi.
"Prometedoras expectativas"
En este último año los contactos han sido al más alto nivel. El ministro de Asuntos Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, se reunió el mes pasado con el primer ministro portugués, Antonio Costa, en los márgenes de la cumbre de la Unión Africana celebrada en Addis Ababa. Ambos compartieron el pronóstico de las “prometedoras expectativas” que aguardan a las relaciones bilaterales en base a un Tratado de Amistad y Buena Vecindad rubricado en 2005.
Portugal se ha convertido en uno de los actores europeos preferidos por los países del Magreb
Lisboa no oculta su interés por establecer nuevos lazos y asociaciones estratégicas en los campos del gas, las energías renovables, el hidrógeno verde, la producción de amoníaco y en la bautizada como economía azul, la gestión económica eficiente de los recursos marinos. A modo de baza recalcan la “convergencia de posiciones” entre ambos gobiernos en asuntos internacionales y regionales, desde la necesidad de impulsar el diálogo en el Mediterráneo hasta la obligación de abordar las raíces de la inestabilidad en el Sahel. Una unanimidad que resalta aún con la disonancia que protagonizan las relaciones hispano-marroquíes, con la Unión Europea intentando liderar una negociación hasta ahora infructuosa.
El año pasado las importaciones de Portugal procedentes de Argelia superaron los 1.120 millones de dólares (unos 1.060 millones de euros), según la base de datos sobre comercio internacional de la ONU. Del total, más de 878 millones de euros corresponden a combustibles fósiles. El gas argelino se completa principalmente con el llegado por barco desde Nigeria. En cambio, las exportaciones portuguesas hacia Argelia apenas llegaron a los 300 millones de euros, en su mayoría, por productos de la industria papelera y la venta de maquinaria. Un desequilibrio en la balanza comercial que podría empezar a compensar el vacío dejado por España.
Sin traumas coloniales
Hasta ahora Portugal ha logrado mantenerse al margen de las disputas políticas y territoriales que marcan las siempre complicadas relaciones entre España, Marruecos y Argelia y ha evitado quedar atrapada en las turbulencias de la diplomacia española. A diferencia de España, el Estado portugués sí apoyó las aspiraciones de independencia de Timor Oriental, su ex colonia invadida en 1975 por Indonesia, el mismo año del inicio de la ocupación marroquí del Sáhara. En 1999, tras un referéndum de autodeterminación patrocinado por la ONU, Indonesia abandonó la antigua colonia portuguesa y proclamó su independencia.
“Portugal se ha convertido en uno de los actores europeos preferidos por los países del Magreb, en la medida en que no tiene reivindicaciones territoriales pendientes, traumas coloniales o intereses nacionales comprometidos, lo que le sitúa en una posición privilegiada frente a otros países europeos”, arguye la politóloga española Raquel Barras Tejudo en un artículo publicado en Friedrich Naumann Foundation for Freedom, una institución vinculada al partido liberal alemán (FDP).
“Portugal se encuentra en una posición ventajosa con Argelia, uno de los países clave en un momento delicado para el entorno energético mundial, tras el conflicto en Ucrania”, agrega antes de pronosticar un crecimiento de la presencia económica de Portugal por “su virtuoso ejercicio de diplomacia económica y su capacidad de recuperación económica”.
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