"Putin juyló". El grito del Euromaidán, que primero entonaron los hinchas del Metalist Járkov en 2014, se ha escuchado esta semana en las principales ciudades de Georgia, un país de 3,7 millones de habitantes, independiente desde 1991, en una posición estratégica en el Cáucaso. En ruso y ucraniano “Putin juyló” quiere decir “Putin, canalla, o cobarde”. Miles de georgianos han salido a las calles para rechazar la llamada Ley Rusa, una norma para limitar la actuación de ONG y medios de comunicación, que la propia presidenta Zourabichvili ha reconocido que obedecía a los dictados de Moscú. El pulso lo ha ganado la sociedad civil después de unas protestas en las que los georgianos ondearon la bandera europea y la georgiana frente a los cañones de agua de la policía.

En un mensaje grabado en video, ya que Zourabichvili se encontraba de visita en EEUU cuando estallaron las protestas, decía: “Esta ley, que nadie necesita, no sale de la nada. Es algo dictado por Moscú. La Georgia que ve su futuro en Europa no permitirá que nadie le aparte de su camino”. Cuando los diputados de Sueño Georgiano dieron un paso atrás y la ley no pasó de la segunda lectura la presidenta felicitó por esta "primera victoria" a la sociedad civil.

La Ley Rusa, llamada así porque es una copia de la que adoptó Moscú en 2012 y califica como “agentes o espías extranjeros” a quienes tengan un 20% de financiación del exterior, ha despertado a la sociedad civil georgiana, que se ha movilizado de forma masiva contra el propósito de Sueño Georgiano, el partido en el gobierno, fundado por el millonario Bidzina Ivanishvili. Al menos 66 personas fueron detenidas, que ya han sido liberadas, y decenas resultaron heridas.

Este viernes en el Parlamento se han retirado definitivamente las dos propuestas, que eran incompatibles con sus aspiraciones de ser país candidato a la Unión Europea. En junio pasado, Ucrania y Moldavia consiguieron este estatus mientras que Georgia quedó condicionada al cumplimiento de 12 requisitos, entre ellas el fin de la polarización política, el fortalecimiento de las instituciones y la desoligarquiación, entre otras. También el Parlamento Europeo ha expresado su preocupación la situación de Mijail Shakashvili, condenado a prisión por abuso de poder y actualmente muy débil de salud. Presidente después de la Revolución de las Rosas en 2004, lidera el opositor Movimiento Nacional Unido.

El propio Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, así lo reconocía en un mensaje en Twitter: "La adopción final de la ley tendría graves repercusiones en nuestra relación". Y añadió más tarde que la retirada de la ley era "una buena señal".

Es un primer paso para demostrar que Georgia sigue con paso firme hacia la Unión Europea"

NINO dzisdzishvili, doctoranda georgiana

“Es un primer paso para demostrar que Georgia sigue con paso firme hacia la Unión Europea. Es muy importante para mantener la paz y la estabilidad en el país. Una amplia mayoría (un 85%) está a favor de la integración en la UE y la OTAN. Y cada vez son más desde la invasión rusa de Ucrania”, afirma la georgiana Nino Dzisdzishvili, doctoranda en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Dzisdzishvili realiza su tesis sobre Abjasia y Osetia del Sur, repúblicas teóricamente independientes que en realidad son protectorados rusos. Suponen un 20% de Georgia.

La guerra de 2008 con Rusia por el control de Osetia del Sur, que se desmarcó de Georgia en 1992, ha marcado al país. Fueron cinco días de una violencia encarnizada. "Fue la primera vez que vimos hasta dónde estaba dispuesto a llegar Putin", como reconocía Luke Harding, periodista y autor de Invasión. Es uno de los factores que hacen que Georgia esté siempre alerta: tiene a Rusia en sus fronteras, como le ocurre a Ucrania desde 2014, cuando el Kremlin se anexionó Crimea y ocupó parte del Donbás con la ayuda de los separatistas prorrusos.

“En términos militares diría que estamos ante una retirada táctica del partido en el gobierno, Sueño Georgiano. Es una gran victoria de la sociedad civil, pero hemos de mantenernos vigilantes”, indica Giorgi Revishvili, ex asesor del Consejo de Seguridad Nacional de Georgia. “Había mucha frustración en los últimos meses pero ahora los georgianos han comprendido que tienen poder, que pueden cambiar las cosas”, dice Revishvili, quien subraya que ha sido la sociedad civil, sobre todo los jóvenes, quienes han demostrado su voluntad de estar en Europa. Han sido ellos los que se han levantado con mucho más ímpetu que cualquier partido opositor.

Queda como símbolo de esta movilización la imagen de una mujer que ondeaba con entusiasmo la bandera de la UE a pesar de que las fuerzas de seguridad trataban de reducirla con cañones de agua. Como ha desvelado su hijo en El País, se trata de la activista Nana Malashkia, nacida en Tiflis pero con una vida de lucha contra la ocupación rusa de Abjasia.

Estas protestas ante el Parlamento de Tiflis recordaban a las manifestaciones en Kiev contra la decisión del entonces presidente Viktor Yanukovich de romper las conversaciones para firmar un acuerdo de Asociación con la UE en 2013. Yunukovich tuvo que salir del país en 2014 y refugiarse bajo el paraguas de su protector, Rusia. En Ucrania luchan desde entonces por conducir su propio camino, y están en guerra con Rusia, primero solo en el Donbás y desde el 24 de febrero de 2022 en todo el país.

Mariam Gegudchadze, fundadora del Shame Movement, muy activo en las protestas, ha escrito en su cuenta de Twitter: “Hemos logrado que la ley se retire. Pero Bidzina Ivanishvili permanece. Los diputados de Sueño Georgiano firmarán todo lo que les diga Ivanishvili. La batalla continuará hasta que Rusia sea derrotada finalmente en Georgia”.

Ivanishvili, una fortuna amasada en Rusia

Bidzina Ivanishvili es la figura clave para entender cómo el gobierno se ha ido inclinando en los últimos meses hacia el Kremlin, aunque de una forma sutil y con la excusa del pragmatismo. “Gran parte de la responsabilidad de los movimientos de alejamiento de Occidente se atribuyen al oligarca y ex primer ministro Bidzina Ivanishvili”, indica un informe del ECFR, firmado por Régis Genté, periodista y experto en el espacio postsoviético. 

Si bien Tiflis tiene razones para temer al Kremlin, porque Georgia como Ucrania forma parte de ese delirio imperial de Putin, al final ha sido evidente que cada vez el partido Sueño Georgiano se inclinaba más hacia Rusia. Y solo el 2% es favorable al Kremlin en el país.

Según explica Genté en el informe, “la razón de este cambio está en el carácter politico de Ivanishvili, un millonario que hizo la mayor parte de su fortuna en la Rusia de los 90, y que desde 2012 aboga por normalizar las relaciones entre Tiflis y Moscú”.  

Ivanishvili ya no ocupa puestos en el gobierno ni en el partido, pero es quien todos llaman para tomar las decisiones clave. “La gente de Sueño Georgiano se presentan como equilibrados pero son pro Kremlin. Desde ese entorno se ha promovido una campaña de desinformación sobre el interés de llevar a Georgia a la guerra. Ivanishvili está entre bambalinas pero es la figura con más poder en Sueño Georgiano”, señala Revishvili. 

Ivanishvili está entre bambalinas pero es la figura con más poder en Sueño Georgiano"

GIORGI REVISHVILI, EX ASESOR DEL CONSEJODE SEGURIDAD NACIONAL DE GEORGIA

Ivanishvili, nacido en Chovila, cerca de la frontera rusa, en 1956, se licenció en Ingeniería y Económicas en la Universidad de Tiflis. Poco después se trasladó a Moscú, donde conocerá a Vitaly Malin, un hombre de negocios con quien se asoció en empresas relacionadas con la tecnología. El siguiente paso que dieron fue crear el Rossiysky Kredit, un banco que seria el centro de su imperio empresarial, primero vinculado a la industria extractiva y luego al sector inmobiliario, farmacéutico, y agrícola.

O es fruto de un pacto con el Kremlin; o es un patriota que cree que protege a su país de la ira de Rusia; o está convencido de que el orden mundial ha de configurarse como Rusia quiere y no Occidente

régis gentè, periodista en informe ECFR

En 1996 formó parte del llamado Semibankirschina, junto a otros oligarcas como Boris Berezovsky, Mihail Jodorkovsky, Mihail Fridman o su socio Vitaly Malin. El apoyo de este grupo fue crucial para garantizar la victoria de Boris Yeltsin. Cuando llegó Putin al poder en 2000 la situación cambió. Jodorkovsky acabó en la cárcel en 2003 y confiscaron sus bienes. Otros se distanciaron y se establecieron en el exterior. Según Berezovsky, “Ivanishvili es un hombre que juega con las reglas del Kremlin”. Es imposible hacer negocios en Rusia sin contar con la luz verde de Putin. 

Cuando entró en política en Georgia en 2011, se presentó como un patriota y en abril de 2013 aseguró que había vendido sus bienes en Rusia. Puso cierta distancia con el Kremlin. Fue primer ministro entre octubre de 2012 y noviembre de 2013. Según Régis Genté, hay varias hipótesis sobre el interés por la política de Ivanishvili. “Puede que sea fruto de un pacto con el Kremlin relacionado con sus bienes en Rusia; o bien es un patriota georgiano que quiere proteger a su país de la ira de Rusia, sobre todo después de 2008; o realmente cree que el orden mundial debe ser configurado como Rusia quiere y no como desea Occidente”. 

Rusia como amenaza existencial

El intento de aprobar la Ley Rusa ha sido la gota que ha colmado el vaso de un proceso que ahora se ha visto claro que tenía como finalidad impedir que Georgia aspire a ser país candidato a la Unión Europea. Apenas unas semanas antes de que se tomara la decisión sobre los aspirantes a países candidatos, un tribunal de Tiflis condenó por abuso de poder a tres años y medio de cárcel al ex ministro de Justicia Nika Gvaramia, quien estaba a cargo del principal canal de la televisión opositora. Esta polémica sentencia hablaba poco en favor de la libertad de prensa en el país. 

Después se sucedieron declaraciones contrarias a la UE, las campañas de desinformación y culminaron en ese intento de copiar la Ley Rusa, en lo que suponía el principio del fin de sus aspiraciones a ser país candidato. 

“Para Georgia Rusia es una amenaza existencial. No queremos ser parte de Rusia. Tenemos valores europeos. Somos europeos. No podemos ser condescendientes con el Kremlin, ni hacer lo que gusta a Moscú. El mensaje de estos días ha sido claro: no a Rusia, sí a la UE y a la OTAN. Occidente debería tomar nota y ayudar a Georgia. Su sociedad ha demostrado que sabe cómo actuar como guardián de la democracia”, concluye con optimismo Giorgi Revishvili. 

Hermanados con los ucranianos, los georgianos cuando vieron que su fuerza en las calles lograba que el gobierno cediera lo celebraron cantando el himno del país que sigue luchando contra el invasor ruso. "El alma y el cuerpo sacrificaremos por nuestra libertad,/ Y mostraremos que nosotros, hermanos, somos de la nación cosaca". Como ha escrito en sus redes sociales la defensora georgiana de derechos humanos Ana Aptsiarui, "la increíble resistencia de los ucranianos nos ha inspirado. Cuando afrontamos problemas, nos decimos: si han podido los ucranianos, nosotros también. Espero que los georgianos sirvan de ejemplo a nuestros vecinos de estados postsoviéticos para que luchen por la democracia y los derechos humanos".