Lleva ocho años varado en las aguas del mar Rojo, frente a la costa de Yemen. Su armazón, carcomido por el sol y la salitre, permanece abandonado en un país convertido en el patio trasero de las disputas regionales, completamente arrasado por la hambruna y enfermedades como el cólera o la difteria. El FSO Safer, un superpetrolero con más de un millón de barriles de crudo en sus bodegas, es una bomba de relojería en plena cuenta atrás. En busca de una solución, la ONU ha optado por una salida inaudita: comprar un buque que servirá para extraer el petróleo del Safer y, con una campaña de mecenazgo en marcha, prepara ya la costosa operación de rescate.
“El Safer, que contiene más de un millón de barriles de petróleo, podría explotar o romperse en cualquier momento”, advierte en conversación con El Independiente Russell Geekie, portavoz del coordinador humanitario de la ONU en Yemen. El buque fondea frente a la ciudad yemení de Hodeida desde que en 2015 se iniciaran los bombardeos de la alianza árabe liderada por Arabia Saudí sobre las zonas de Yemen controladas por el grupo rebelde chií de los hutíes. Construido como un petrolero de casco único en Japón en 1976, desde finales de la década de 1980 ha servido como almacén flotante y terminal de exportación de crudo en aguas yemeníes, en una de las rutas con mayor tránsito del comercio mundial.
Riego de fuga o explosión
Dejado a su suerte en mitad de una zona de escaramuzas bélicas, el FSO Safer parecía condenado al desastre. Ni siquiera el horizonte de una catástrofe natural había acelerado su salvamento. “El petrolero podría sufrir una fuga o explotar en cualquier momento, con consecuencias potencialmente más catastróficas que el vertido de petróleo del Exxon Valdez”, reconoce a este diario Julien Jreissati, director de programas de Greenpeace en Oriente Próximo. Según la ONU, sería el quinto mayor vertido de un petrolero de la historia y cuatro veces mayor que el que en marzo de 1989 provocó el petrolero Exxon Valdez tras encallar en Alaska. 37.000 toneladas de chapapote cubrieron entonces 2.000 kilómetros de costa y, más de tres décadas después, los daños a la fauna continúan bajo evaluación.
El conflicto que ha transfigurado Yemen en el centro de las aspiraciones de Arabia Saudí e Irán privó al buque de la más leve tarea de mantenimiento. En los últimos años la mayor inquietud procedía de la sala de máquinas y de la llegada del agua a los compartimentos, con el riesgo de desestabilizar el tanque y provocar su naufragio. Desde entonces los permisos para que buzos de la ONU accedieran a la zona y evaluaran los daños del esqueleto del buque han sufrido continuos retrasos. Una parálisis que la ONU aspira a dejar atrás ahora que ha alcanzado un acuerdo para comprar un buque y proceder a la operación de extracción del petróleo y su salvamento. Un plan insólito que quiere obrar el milagro.
El vertido de petróleo podría llegar a la costa de los países vecinos de Yemen, Yibuti, Eritrea y Arabia Saudí, lo que podría interrumpir las rutas marítimas desde y hacia el Canal de Suez
Julien Jreissati, director de programas de Greenpeace en Oriente Próximo
No solo el tiempo sigue corriendo en contra, también el dinero. El Programa de la ONU para el Desarrollo trata aún de completar el presupuesto. “Se han recaudado 95 millones de dólares de los 129 necesarios para la fase de emergencia de la operación, y 77,5 millones de esos fondos están ya en el banco”, detalla Geekie.
Las llamadas a los potenciales donantes se han multiplicado en las últimas semanas. “Estamos haciendo un llamamiento a los Estados miembros, empresas privadas, fundaciones y al público en general a través de una campaña de micromecenazgo para cubrir el déficit de financiación. También estamos estudiando medios internos de la ONU para cubrir el déficit financiero”, reconocen a este diario desde la ONU.
Las grandes petroleras, bajo sospecha
Una de las principales razones de la lentitud del plan de salvamento son las dificultades de la ONU para movilizar el dinero necesario, admiten desde Greenpeace. Una investigación de la organización ha revelado que empresas petroleras multinacionales como ExxonMobil, OMV y TotalEnergies emplearon el FSO Safer varado como buque de almacenamiento para sus operaciones hasta 2015. "Es probable que figuren entre las responsables de los 1,14 millones de barriles (140.000 toneladas) de petróleo que se encuentran actualmente en el buque abandonado", señala el responsable regional de la organización. "Estas empresas deben responder de la crisis del FSO Safer y pagar la factura. El fondo necesario es una gota en el océano comparado con los miles de millones de dólares de beneficios que cosechan cada año. Es hora de hacer pagar a los que contaminan", denuncian.
Sin donación desde España
España no se encuentra entre los 18 países que han contribuido aunque la Unión Europa ha donado 3 millones de dólares. “Necesitamos aún alrededor de 34 millones de dólares para que ésta sea una historia de éxito”, admite el funcionario del organismo.
Las estrecheces no han detenido la contrarreloj para evitar el vertido. “Nuestro objetivo es que las obras a bordo del Safer para hacerlo seguro comiencen en mayo y que el trasvase del petróleo de buque a buque, de tres semanas de duración, concluya en junio”, admite Geekie. La ONU ha adquirido el buque que alojará el petróleo procedente del FSO Safer, en plena descomposición. La nave se halla en un astillero chino, sometida a tareas de mantenimiento y la modificación necesaria para acometer el trasvase. Está previsto que zarpe en la primera quincena de abril y alcance las aguas del puerto de Ras Isa en mayo.
Es un procedimiento complicado por la ubicación remota y el hecho de que el buque ha estado fuera de servicio durante mucho tiempo
Arrancará entonces una operación de gran envergadura y no exenta de peligros. “Se trata de un procedimiento complicado debido a la ubicación remota y al hecho de que el buque ha estado fuera de servicio durante un largo periodo de tiempo”, explica a este diario Martijn Schuttevaer, ejecutivo de Royal Boskalis Westminster, una compañía holandesa especializada en la construcción de infraestructuras marítimas que ayuda a la ONU en el rescate del FSO Safer. “Para los profesionales con el equipo adecuado, las operaciones de bombeo no son tan difíciles. La presión del tiempo está relacionada con el estado del Safer y de su casco”, agrega.
El coste del vertido sería incalculable Las aguas del mar Rojo cobijan a 850.000 toneladas de peces de 969 especies distintas y son un paraíso de arrecifes de coral también amenazados ahora por el petrolero. La organización ecologista local Holm Akhdar (Sueño verde, en árabe) estima que al menos 115 islotes yemeníes del mar Rojo podrían perder su biodiversidad y su hábitat y unos 126.000 pescadores yemeníes quedarse sin fuente de ingresos.
Un desastre ambiental y humanitario
Según la ONU, el vertido causaría “una enorme catástrofe medioambiental y humanitaria centrada en un país ya diezmado por años de guerra”. “El Safer está amarrado a unos 9 kilómetros de la costa yemení del Mar Rojo. Un vertido importante acabaría con 200.000 puestos de trabajo relacionados con la pesca en Yemen casi de la noche a la mañana”, relata Geekie. “Los puertos del Mar Rojo que llevan alimentos, combustible y suministros vitales a Yemen podrían cerrarse durante un periodo largo de tiempo. Diecisiete millones de personas sufren ya inseguridad alimentaria en Yemen”, añade.
El coste de la limpieza superaría los 20.000 millones de dólares. Los arrecifes de coral, los manglares y otras especies marinas que habitan las aguas de la zona sufrirían graves daños. Las poblaciones de peces tardarían años en recuperarse.El vertido se extendería por las riberas del Mar Rojo, hacia la costa africana e interrumpiendo el transporte marítimo a través del estrecho de Bab Al-Mandab hasta el Canal de Suez, que conecta el mar Rojo con el Mediterráneo. “Una parálisis que tendría un coste diario de miles de millones de dólares, como ocurrió cuando el Ever Given quedó varado hace ahora dos años”, alerta la ONU.
El Safer es un desastre a punto de ocurrir. Si no actuamos, la cuestión no será si el barco se romperá, sino cuándo. Afortunadamente, estamos más cerca que nunca de desactivar esta bomba de relojería
Russell Geekie, portavoz del coordinador humanitario de la ONU en Yemen
Las previsiones de Greenpeace arrojan aún más nubarrones. Según un estudio elaborado por el laboratorio de investigación de la organización ecologista, el vertido podría impedir el acceso a los principales puertos de Hodeida y Salif, por los que accede el 68% de la ayuda al país. “Las plantas desalinizadoras de la costa yemení podrían verse afectadas, interrumpiendo el suministro de agua potable a unos 10 millones de personas, y toda la región del Mar Rojo podría verse contaminada. La pesca yemení, que da sustento a 1,7 millones de personas, cerraría con toda probabilidad”, indica Jreissati.
“El petróleo podría llegar a la costa de los países vecinos de Yemen, Yibuti, Eritrea y Arabia Saudí, lo que podría interrumpir las rutas marítimas desde y hacia el Canal de Suez y afectar al turismo de los centros turísticos del Mar Rojo y a las economías locales relacionadas”, estiman desde Greenpeace. “Un vertido en el mar Rojo afectaría a un importante punto de biodiversidad mundial especialmente vulnerable, con un ecosistema de gran biodiversidad que alberga numerosas especies endémicas y hábitats sensibles como praderas marinas, manglares y arrecifes de coral”.
A juicio de Jreissati, el panorama resulta tan sombrío que ha convertido en desesperante la espera. “Llega con mucho retraso, pero más vale tarde que nunca. El ritmo al que avanza el plan de salvamento de la ONU es penosamente lento y no se corresponde con la gravedad de la situación”, se queja el ecologista. Desde la ONU, Geekie es consciente de que el tiempo juega en contra. “El Safer es un desastre a punto de ocurrir. Si no actuamos, la cuestión no será si el barco se romperá, sino cuándo. Afortunadamente, estamos más cerca que nunca de desactivar esta bomba de relojería”, concluye.
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