La vida de José María Liu, representante de la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en Madrid, refleja la historia de Taiwán, la isla principal del archipiélago cuya reunificación reclama la República Popular de China. Taiwán es reconocido como país independiente por 13 Estados, tras la reciente baja de Honduras. El padre de José María Liu era discípulo del general Chiang-kai Shek y le siguió a Taiwán, tras perder la batalla por el poder con el Partido Comunista en 1949. Su hermano gemelo, tío del diplomático taiwanés, se quedó en la República Popular de China, así que, como muchos de sus conciudadanos, el diplomático tiene familia directa en la China continental. En Taiwán se impuso una dictadura militar pero a finales de los 80 se transformó en una democracia multipartidista, tras un periodo de desarrollo económico que le impulsó hasta el puesto 21 de las naciones industrializadas.
Es la segunda estancia del diplomático taiwanés en España: ya estuvo en los inicios de su carrera, en los 90, y en Madrid nacieron dos de sus tres hijos. Después de ser embajador en Panamá (2011-2015) y Paraguay (2015-2017), y viceministro de Exteriores a continuación, recaló de nuevo en la capital de España en noviembre de 2018. Será su último destino. Sueña con jubilarse y volver a Taiwán. No le gusta que escriban, como hace The Economist, que es el país "más peligroso del mundo", debido al temor a las amenazas de Pekín. Para él es la nación "más solidaria", un territorio próspero que defiende sus valores democráticos.
Recibe a El Independiente después de que se vieran el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, y el líder ruso, Vladimir Putin, en Moscú, con la expectación mundial sobre el llamado plan de paz de Pekín. Ese interés por la paz en Ucrania de la República Popular da esperanzas a Taiwán de que la reclamación de Xi sobre la reunificación no desemboque en una guerra. El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, tratará la próxima semana con el presidente Xi Jinping sobre ese documento de 12 puntos en su viaje a Pekín.
Pregunta.- ¿Qué opina sobre el inminente viaje de Pedro Sánchez a la República Popular?
Respuesta.- Nosotros no podemos inmiscuirnos en asuntos internos de otros países, pero sí es nuestro deseo que el presidente Sánchez comprenda que la República de China (Taiwán) comparte con España y con la Unión Europea valores universales como la libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos. Y que Taiwán es un país soberano, independiente y democrático y que, en consecuencia, el futuro de Taiwán solo puede ser decidido por los 23,5 millones de taiwaneses. Si la reunión entre Xi Jinping y Sánchez sirve para mediar en el conflicto entre Rusia y Ucrania y para afianzar la paz regional y mundial, será también en beneficio de Taiwán y de toda la comunidad internacional.
P.- ¿Les gustaría que Sánchez visitara Taiwán en el marco del semestre de presidencia del Consejo Europeo?
Si el presidente Sánchez deseara visitar Taiwán durante la presidencia española del Consejo de la UE, sería muy bienvenido"
R.- En Taiwán siempre tenemos las puertas abiertas para dar la bienvenida a visitas procedentes de países amigos y de ideas afines, y si el presidente Pedro Sánchez deseara visitar Taiwán durante la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea, sería muy bienvenido. En julio de 2022, la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Nicola Beer, visitó Taiwán, y se pronunció con rotundidad acerca de las amenazas de China, subrayando que "no hay lugar para la agresión china en el Taiwán democrático". Beer señaló también que es hora de que Europa apoye a Taiwán, porque ambos somos miembros de una "familia de democracias".
P.- España acaba de celebrar los 50 años de relaciones con la República Popular de China, motivo del viaje oficial a Pekín del presidente del gobierno de España. Todo país que reconoce a la República Popular no puede hacer lo mismo con Taiwán. ¿Cómo son las relaciones entre España y Taiwán?
R.- El 6 de octubre de 2022 recibimos por primera vez el apoyo explícito del Congreso de los Diputados de España, al aprobar una proposición no de ley en la que subraya "su oposición a cualquier acción unilateral que socave el statu quo en el Estrecho de Taiwán" y "reitera que la relación entre China y Taiwán debe desarrollarse de manera constructiva mediante el diálogo, sin coacción y en base a la voluntad de la ciudadanía". Esta declaración es un hito. Además, una delegación de seis diputados del Congreso español visitó Taiwán en enero pasado con el objetivo de profundizar los lazos bilaterales y ampliar el intercambio parlamentario. Con el poder Ejecutivo hay contactos, y esperamos que sean más fluidos y de más alto rango. Nuestra delegación se llama Oficina Económica y Cultura de Taipei, pero de hecho es una embajada. Antes fui embajador y viceministro de Exteriores. Aunque no tenemos relaciones diplomáticas, queremos fortalecer más las relaciones sustanciales en busca del beneficio mutuo, porque hay muchos asuntos que afectan a españoles en Taiwán y a taiwaneses en España. Podemos hacer mucho juntos: España es el principal proveedor de carne de cerdo a Taiwán, el segundo de aceite de oliva y de vino es el sexto. Cada año aumenta el intercambio comercial. En 2021 ascendió a 2.500 millones de dólares y en 2022 fue de 2.700 millones. Es decir, creció un 8%. Y solemos tener superávit con España y buscamos el equilibrio. Queremos ayudar a los productores españoles a exportar más a Taiwán.
P.- Tal como se ha visto en las relaciones con Serbia, y también con China, España considera la integridad territorial como un aspecto fundamental a tener en cuenta. ¿Ha tenido esto algún efecto en las relaciones con Taipéi?
R.- Nuestras relaciones con España han sido siempre dentro del marco de la Unión Europea. Hay otros países que tienen mejores relaciones con Taiwán y es una lástima: esta semana recibimos la visita de la presidenta de la Cámara de Diputados de la República Checa, Markéta Makarová, con una delegación de 160 personas. También ha estado la ministra alemana de Educación, Bettina Stark-Watzninger. He de enfatizar: Taiwán es ya un país independiente, soberano y democrático. Es diferente de Hong Kong o Cataluña. Nunca ha sido parte de la República Popular de China, y por tanto nuestra soberanía e integridad territorial no pueden ser puestas en duda.
P.- En el discurso que marca el arranque de su tercer mandato el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, insistió el 10 de marzo en que es vital la reunificación para “revitalizar” el país y se refirió a la necesidad de acabar con las “influencias independentistas”. ¿Cómo se percibe desde Taiwán la retórica comunista de la anexión?
Tenemos el mismo origen, la misma sangre, y nos apuntan con misiles. ¿Cómo es posible que esto suceda entre parientes?
R.- China recurre engañosamente una y otra vez a la resolución 2758 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1971 para tratar de justificar que, como ellos dicen, "Taiwán forma parte inalienable del territorio de China", pero lo cierto es que Taiwán nunca ha sido parte de la República Popular de China. Esa resolución en ningún momento menciona a Taiwán, ni atribuye a la República Popular de China ningún derecho a representar a Taiwán en Naciones Unidas, ni dice que Taiwán sea parte de la República Popular de China. Solo el gobierno elegido directa y democráticamente por el pueblo puede representar a los 23,5 millones de taiwaneses, cuyo futuro solo puede ser decidido por ellos mismos. China siempre dice que quiere la reunificación y subraya que Taiwán es una parte de China. Eso lo puedo aceptar, pero Taiwán no es parte de la República Popular de China. Tenemos el mismo origen histórico, la misma sangre, estamos emparentados sin duda. Pero ahora nos apuntan con misiles. ¿Cómo es posible que esto suceda entre parientes? Si Pekín quiere la reunificación, ha de tener en cuenta los sentimientos del pueblo taiwanés.
P.- Las encuestas dicen que la mayoría en Taiwán quiere el statu quo. Es decir, una independencia de facto.
R.- Así es. Cerca del 80% quiere mantener la situación actual. No queremos la reunificación. Estamos a favor de promover los intercambios turísticos, comerciales… Lo fundamental es que hemos de evitar la guerra, la invasión, los ataques. China ha de respetar a Taiwán y tener en cuenta lo que piensa nuestro pueblo.
P.- Tampoco la República Popular China quiere la guerra. No conviene a nadie, en teoría.
R.- Pero Xi Jinping no ha renunciado al uso de la fuerza para reunificar a Taiwán. Quiere usar la fuerza militar para anexionar a Taiwán. Es como si mis primos del continente me amenazaran con armas.
P.- ¿Se ven reflejados en la situación de Ucrania? ¿Será Taiwán el siguiente escenario del enfrentamiento entre EEUU y la República Popular China?
R.- El escenario de Ucrania nos enseña un factor importante: el apoyo internacional. Sin la ayuda internacional, Ucrania no podría haber llegado hasta ahora. Por eso Taiwán como país democrático reclama que los países que comparten valores universales con nosotros también nos apoyen.
P.- Pero la guerra en una parte de Ucrania empezó en 2014, de modo que la población y, sobre todo, el Ejército se prepararon a fondo y eso ha hecho posible que planten cara a Rusia, junto al apoyo internacional. ¿Qué pasos se están dando en Taiwán por si la República Popular China atacase?
R.- La escalada de amenazas y maniobras militares de China ha conducido a que mi Gobierno trabaje para mejorar sus capacidades de combate defensivo y las capacidades de combate asimétricas con el fin de responder a las provocaciones militares de China. Hemos adoptado un nuevo plan de reclutamiento que ampliará de cuatro meses a un año el periodo de servicio militar obligatorio a partir de 2024 con el único objetivo de afianzar la paz y la seguridad de Taiwán. En palabras de nuestra presidenta, Tsai Ing-wen, se trata de "proteger nuestra seguridad e intereses nacionales, mantener la prosperidad y defender nuestro modo de vida democrático y libre para transmitirlo a las generaciones futuras". No sirve de nada tener miedo. Solo preocuparnos no sirve para nada, hemos de prepararnos, es decir, mejorar nuestras capacidades.
No sirve de nada tener miedo. Solo preocuparnos no sirve para nada, hemos de prepararnos, es decir, mejorar nuestras capacidades
P.- ¿Defenderá Estados Unidos a Taiwán en caso de guerra? Se teme que una invasión china de Taiwán conduzca a una Tercera Guerra Mundial.
R.- Por suerte, en Taiwán contamos con un cada vez más sólido apoyo internacional, como día a día nos demuestran nuestros países aliados y de ideas afines, de manera muy especial Estados Unidos y la Unión Europea. Nuestro gobierno agradece que desde su llegada al poder, el presidente de EEUU, Joe Biden, haya enfatizado varias veces que el compromiso de EEUU con Taiwán es "sólido como una roca" y que otorgue tanta importancia al mantenimiento de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán. En la cadena de televisión CBS, cuando le hicieron esta pregunta el 18 de septiembre, el presidente Biden fue más claro y rotundo que nunca y dijo: "Sí, si de hecho hubiera un ataque sin precedentes". Ahora EEUU nos está ayudando con la venta de armamentos modernos para conseguir una autodefensa. Si China atacara Taiwán, esto supondría el inicio de una Tercera Guerra Mundial entre China y EEUU, un escenario en el que nadie desea pensar.
P.- Hay otro escenario que maneja su ministro de Defensa que sería lo que llama las acciones en zona gris, como un ataque de la República Popular a la pequeña isla de Kinmen, a solo tres kilómetros del continente. Es más fácil y sería más complejo recabar ayuda externa. ¿Cuentan con ello?
R.- China trata de intimidar a Taiwán. No descartamos ninguna posibilidad. No sabemos lo que sucederá finalmente. Por ello hemos de prepararnos en caso de ataque de un vecino tan grande y tan hostil.
P.- ¿Creen que Taiwán está siendo utilizado como una pieza de ajedrez en el tablero de las tensiones entre China y EEUU?
Si China quiere ejercer de mediador en Ucrania, será un buen gesto... eso significará que no recurrirá a la fuerza en Taiwán. Será un comienzo"
R.- No, nos consideramos un jugador más en la partida y por eso nos preparamos para la autodefensa. Después de lo vivido en Ucrania y tras las represalias de China por la visita de Nancy Pelosi a Taiwán en agosto, el riesgo de guerra en el Estrecho de Taiwán sí existe. Y ante tal posibilidad, nosotros no debemos solo preocuparnos, sino prepararnos. China acaba de anunciar en su Asamblea Popular Nacional, precisamente, un aumento del presupuesto militar del 7,2%, hasta los 211.000 millones de euros. También conocemos las tácticas de guerra cognitiva y de desinformación de China para socavar la unidad y la moral del pueblo taiwanés. Sabemos que en las guerras nunca hay ganadores, solo perdedores, y nuestro objetivo es el de trabajar por la paz y la seguridad en el Estrecho de Taiwán.
P.- ¿Qué opina del encuentro del líder ruso, Vladimir Putin, y el presidente de la República Popular, Xi Jinping? Parecen más unidos que nunca antes.
R.- Ha sido una reunión importante. Por un lado, ostentan su amistad y eso preocupa a los países democráticos. Por otro, si ahora China tiene intención de ejercer de mediador en Ucrania, eso será un buen gesto. Si China desempeña este papel, eso quiere decir que no atacará a Taiwán. En ese caso, no usará la fuerza para la reunificación. Será un comienzo pero hay que ver los siguientes pasos. EEUU contempla este paso con escepticismo y algunos países europeos también.
P.- ¿Mantienen contactos con los dirigentes ucranianos?
R.- Sobre todo con sus parlamentarios. Algunos nos han visitado. En Taiwán hemos hecho muchas donaciones para el pueblo ucraniano. En total, por valor de 30 millones de dólares. El pueblo taiwanés sabe que ha de ayudar al pueblo ucraniano. Los taiwaneses somos generosos y solidarios. También hubo importantes aportaciones, por valor de 41 millones, para el terremoto en Siria y Turquía.
P.- A la República Popular China tampoco le interesa la guerra porque económicamente introduciría una grave distorsión en sus planes. Supondría un golpe duro a la economía china y global.
Es necesario que la comunidad internacional trabaje unida para evitar que Taiwán se convierta en una Ucrania asiática"
R.- No se sabe. Ojalá fuera así. Es cierto que Taiwán se ha convertido en el principal proveedor global y en la pieza clave de la cadena mundial de suministro de chips, pues ocupa hoy el 63% del mercado mundial de microchips. Solo la empresa TSMC, el gigante tecnológico de Taiwán, copa el 54% del mercado mundial de microchips y el 92% del mercado de los más avanzados. Creemos que la repercusión de una invasión china de Taiwán sería aún mayor a la que ha causado la invasión rusa de Ucrania, y que es necesario que la comunidad internacional trabaje unida y conjuntamente para evitar el conflicto militar y que Taiwán no se convierta en la Ucrania asiática. Aún así la República Popular no renuncia al uso de la fuerza.
P.- Es posible que confíe en que en las próximas presidenciales en 2024 gane el Kuonmintang, más cercanos a sus tesis, frente al independentista Partido Progresista Democrático de la actual presidenta.
R.- El Kuomintang defiende una China, pero la República de China, no la República Popular. La mayoría quiere evitar la guerra, pero acepta los intercambios de todo tipo. Ningún partido acepta la reunificación. El futuro de Taiwán ha de ser decidido por su propio pueblo.
P.- Lo que sí vemos es que la relación con la República Popular China va a jugar una baza muy importante en esas presidenciales.
R.- Los dos principales partidos, Kuomintang y PDP, insisten en la paz. Es el factor más importante para todas las formaciones políticas en Taiwán. Gobierne el PDP o el Kuomintang, el conflicto militar nunca va a ser una opción para nosotros. Y estamos dispuestos a trabajar con China, siempre bajo los principios de racionalidad, igualdad y respeto mutuo, para encontrar una solución aceptable para ambas partes que mantenga la paz y la seguridad en el Estrecho de Taiwán.
P.- ¿Cómo se puede convencer a la República Popular para que no recurra a la fuerza contra Taiwán?
Si la República Popular arruina a Taiwán con una guerra, no sería un éxito para el Partido Comunista Chino"
R.- Han de tener paciencia. Paciencia china. Ahora el pueblo taiwanés no quiere la reunificación. Han de respetar la voluntad de los ciudadanos taiwaneses. Ahora la renta per capita de Taiwán es de 33.000 dólares, muy superior a la de la República Popular. Si quieren la reunificación, han de esperar a que el pueblo taiwanés lo desee. No pueden intimidarnos y recurrir a la agresión militar. Si arruinan a Taiwán con una guerra, no sería un éxito para el Partido Comunista Chino. Somos 23,5 millones de habitantes, y compartimos un mismo origen. ¿Van a matarnos a todos? Creemos que la mejor vía es fomentar los intercambios educativos, turísticos… Compartimos el mismo idioma y eso es importante.
P.- Lo que no tienen en común es el sistema político. Ustedes viven en democracia desde los 90.
R.- Yo no podría renunciar a la democracia. Si China se convirtiera en un país democrático, sería más fácil hablar de reunificación. Imagine que a los españoles les dijeran que renuncien a la libertad. Es como lo que sucede con Rusia y Ucrania.
P.- La República Popular China es una potencia económica global y cada vez avanza más en el llamado Sur Global. En América acaban ustedes de sufrir un duro golpe al perder el reconocimiento de Honduras. ¿No temen que esta sea la tendencia?
R.- Taiwán mantiene relaciones diplomáticas con Honduras desde hace más de 80 años. En todo este tiempo siempre hemos hecho todo lo posible por trabajar conjuntamente en proyectos de cooperación para el desarrollo hondureño. Ahora la presidenta Xiomara Castro ha dado instrucciones a través de twitter a su canciller para que gestione la apertura de relaciones oficiales con la República Popular de China. Eso supone romper con Taiwán por mandato de Pekín. Creemos que el único interés del gobierno chino es suprimir el espacio internacional de Taiwán. Por eso, haremos todo lo posible para que nuestro aliado hondureño continúe manteniendo los lazos con nosotros, aunque es difícil. He trabajado mucho tiempo en Latinoamérica y siempre les decía que nosotros somos un amigo verdadero. Solo tenemos relaciones diplomáticas con 14 países, a los que cuidamos. Pekín tiene capacidad para fomentar las infraestructuras, pero nosotros también. China busca que todos rompan con Taiwán y luego no se sabe qué apoyo los darán. Nosotros somos como David y China como Goliat. Y ganó David.
P.- ¿Cómo es la relación de Taiwán con la Unión Europea? ¿Tienen alguna estrategia para avanzar en la relación? Ahora viaja Sánchez a Pekín y en abril el presidente Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
R.- Taiwán y la Unión Europea compartimos valores universales como la libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos. El Parlamento Europeo ha mostrado siempre un claro y rotundo apoyo a Taiwán, hasta el punto de haber aprobado en los dos últimos años un total de 25 resoluciones favorables a Taiwán. Y en enero de 2023, ha aprobado dos resoluciones más en las que condena las continuas provocaciones militares de China contra Taiwán y pide que las disputas entre Taiwán y China se resuelvan mediante un diálogo pacífico y sin precondiciones. El Parlamento Europeo describe en estos textos a Taiwán como un socio que comparte los valores de libertad, democracia, derechos humanos y Estado del derecho, y subraya que corresponde al pueblo de Taiwán decidir cómo quiere vivir y que el statu quo entre ambos lados del Estrecho de Taiwán no debe cambiarse unilateralmente.
P.- ¿Cree que la UE apoyaría a Taiwán en caso de agresión?
Si Ucrania logra sus objetivos, será un estímulo para Taiwán"
R.- Si apoya a Ucrania, tengo mucha fe en que también lo haría si Taiwán lo necesitara. Somos un país pequeño y necesitamos apoyo de la comunidad internacional. Si no, sería imposible sobrevivir. Si Ucrania logra sus objetivos, será un estímulo para Taiwán. También China ya sabe que no puede intervenir en otros países ni violar la soberanía e integridad de Taiwán. Si la República Popular quiere mejorar la vida de su pueblo, no debe ir a la guerra. Nunca hay ganadores en las guerras.
P.- Uno de los Estados que no reconoce a la República Popular es El Vaticano. ¿Puede desempeñar un papel mediador si la tensión se eleva? ¿Cómo son las relaciones con el Papa Francisco?
R.- Taiwán mantiene excelentes relaciones diplomáticas con El Vaticano desde hace algo más de ochenta años. Si la tensión en el Estrecho de Taiwán se eleva, personalmente me parece perfecto y muy apropiado que El Vaticano ejerza un papel de mediador en cualquier conflicto que socave la paz regional. Nuestras buenas relaciones con el Papa Francisco y con El Vaticano se fundamentan en en valores universales, como es el valor de la total y absoluta libertad de culto que hay en Taiwán, donde, aunque el catolicismo no es una religión mayoritaria, hay alrededor de 300.000 católicos, entre los que tengo el orgullo de encontrarme.
P.- ¿Qué escenario ve más factible? ¿Habrá guerra?
R.- Espero que no haya guerra. Somos un país pequeño y próspero: 23,5 millones de habitantes y la economía 21 del mundo. Si China nos ataca, cruzará una línea roja.
P.- Habrá visto que para The Economist Taiwán es el país más peligroso del mundo.
R.- No coincido con esa valoración. Ni mis hijos ni mi familia me trasladan esa idea desde la isla. Somos el país más solidario. Y un país próspero: seguimos creciendo, incluso en pandemia. Nuestro intercambio comercial con China asciende a 271.000 millones y con superávit. Tenemos una economía dinámica. ¿Cómo va a ser peligroso un país así?
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