Los españoles han destacado por su europeísmo desde que el país ingresara en la UE en 1986. Esta razón y la falta de confianza en las instituciones españolas explican que la valoración de la Comisión Europea (5,7) y el Parlamento Europeo (5,4) esté por encima de la nota que dan al gobierno español (4,8) y el Congreso de los Diputados (4,4), en el último Barómetro del Real Instituto Elcano.
"Esta diferencia a favor de los órganos comunitarios es una peculiaridad española, no compartida por la mayor parte de los Estados miembros, y se sustenta en la baja credibilidad de las instituciones políticas de gobierno o representativas de nuestro país", señala el informe elaborado por Carmen González Enríquez y José Pablo Martínez Romera.
La UE no experimentara grandes cambios para el 47% de los ciudadanos españoles, o incluso será más influyente para el 40%. Apenas un 13% cree que desaparecerá. Los adultos mayores son más optimistas que los jóvenes.
Sin embargo, este europeísmo no se sustenta en un gran conocimiento sobre la UE. El 52% de los entrevistados dice entender cómo funciona la UE y solo el 28% sabe quién está al frente de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen.
Los varones de mayor edad muestran más conocimiento e interés, así como las personas de mayor nivel educativo. Una gran parte de los encuestados, un 44%, no sabe tampoco que España va a presidir el Consejo de la UE a partir del 1 de julio de este año. En este caso es enorme la diferencia por edad: un 76% de los mayores de 65 años lo sabe, mientras que solo el 28% de los menores de 29 años está al tanto. Quienes eran adultos cuando España ingresó en la UE muestran mayor interés y conocimiento.
El principal objetivo de la política exterior de España debería ser el asegurar el abastecimiento energético, una preocupación vinculada a la subida del precio de algunos combustibles y su efecto en la inflación. Es la primera opción para el 31% de los encuestados y la segunda opción para un 21%.
Es el principal cambio en el orden de prioridades después de años dando mayor relevancia a la lucha contra el cambio climático, ahora en segundo puesto (22%). Después, es el apoyo a las empresas en el extranjero (20%) y la ayuda a los países en desarrollo (12%) lo que debería atender la política exterior, según los entrevistados.
Cuando piensan en los problemas de la UE, la guerUcrania, el Vietnam de Putinra en Ucrania sigue siendo el principal motivo de preocupación (29%), seguida por la inflación (19%) y la desigualdad social (14%). Sin embargo, cuando se plantea de forma abierta la pregunta sobre las políticas de la UE un 42% de entrevistados no recuerda ninguna decisión comunitaria que le haya parecido positiva.
Una mayoría de los españoles que han participado en este barómetro (56%) considera prioritario que la UE consiga mayor autonomía energética, debido a la preocupación por el alto coste de electricidad, gas y petróleo como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. En segundo lugar figura la autonomía sanitaria (23%), muy relacionada con la reciente pandemia de coronavirus. Llama la atención que tan solo el 3% desee mayor autonomía militar, cuando en estos 14 meses de guerra en Ucrania ha quedado en evidencia la dependencia de Estados Unidos en este aspecto. Sobre lo que debería hacer la UE que no hace la principal demanda es una mayor unión y coordinación entre los miembros.
Marruecos, Argelia y América Latina
Marruecos, Argelia (ambas con un 37%) y América Latina (34%) son las áreas que deberían ser prioritarias en política exterior, según el último barómetro. A gran distancia sitúan el interés por Estados Unidos y China. Los mayores se interesan más por América Latina y los más jóvenes por China y EEUU. Las mujeres y quienes se consideran de izquierda muestran mayor interés por Marruecos y Argelia.
Es sorprendente que el 80% de los entrevistados asocien con rasgos negativos la situación actual de América Latina. Pobreza, mala gobernanza y violencia son algunas de las respuestas espontáneas. El 91% considera que la situación económica es mala o muy mala, y el 82% tiene esa opinión de la situación política. Después se destacan los aspectos que compartimos como la lengua, la cultura y la historia.
Sin embargo, la imagen general de América Latina ha mejorado en los últimos años: en 2017 un 37% de los entrevistados decía tener una idea buena o muy buena de América latina, y ahora es un 59%. Hay una disociación de diez puntos entre la imagen propia y la del entorno. Argentina y Chile son los dos países que suman más adhesiones.
El 69% de los encuestados ve positiva la influencia que España ha tenido en América Latina, si bien la ideología pesa en esta respuesta. En general, la valoración media es de 6,5, pero entre los votantes de izquierda sería dos puntos menor. Pero los españoles creen que en América Latina la percepción es diferente: una tercera parte de los encuestados cree que los latinoamericanos valoran negativamente la herencia española. Esa diferencia entre la propia percepción y la del otro lado del Atlántico es más aguda entre los votantes conservadores. Destaca que se aprecia que los lazos culturales se han reforzado.
En cuanto al objetivo de la política exterior en América Latina los votantes conservadores abogan por la protección a las empresas que operan en América Latina y en la izquierda por la promoción de la democracia. Entre los inmigrantes de la muestra la prioridad sería reforzar los lazos comerciales con la UE.
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