Los caminos de la guerra están llenos de incógnitas. ¿Por qué Bajmut, una ciudad sin aparente relevancia estratégica, ha sido escenario de las batallas más sangrientas desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022? Los dos ejércitos chocaron en esta ciudad conocida por sus minas de sal a principios de la guerra. Después de una serie de derrotas desde finales de agosto, el presidente ruso, Vladimir Putin, se obcecó con la conquista de Bajmut y el ucraniano, Volodimir Zelenski, ordenó resistir hasta el final. Estaba ganando tiempo y provocando miles de bajas y cuantiosos daños al enemigo.
Nadie habría aventurado que ese antiguo puesto cosaco, conocido por sus bodegas, iba a ser el objeto de deseo de rusos y ucranianos. La controversia sobre su valor estratégico ha sido la tónica. Ni siquiera Estados Unidos comprendía la obcecación del presidente Zelenski por resistir en Bajmut. Pero, como ha ocurrido en otras guerras, es donde han confluido el Grupo Wagner, que necesitaba un triunfo para demostrar a Putin su valía y la inutilidad del ejército convencional, y los soldados ucranianos que han aprovechado para destrozar artillería rusa y causar tantas bajas como era posible.
Casi diez meses, 208 días, le ha costado a Putin cobrarse esta amarga victoria. Una victoria pírrica de libro: por el elevado número de bajas y por las dudas sobre las posibilidades de las tropas rusas de seguir avanzando en el Donbás, dado su nivel de agotamiento. El fundador del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, dijo el pasado fin de semana que Bajmut había caído finalmente porque sus efectivos dominaban el centro de la ciudad.
Prigozhin también anunció que los mercenarios, que han muerto por decenas de miles en esta batalla, se retirarían entre el 25 de mayo y el 1 de junio. "A partir del 1 de junio no quedará un solo combatiente de Wagner en Bajmut", reitera Prigozhin. No será una tarea fácil, dado el pésimo nivel de comunicación entre Prigozhin y el Ministerio ruso de Defensa y las Fuerzas Armadas.
Los mercenarios saldrán de Ucrania, previsiblemente con dirección a Sudán. Wagner tiene amplia experiencia en África y en Sudán ya ha servido al general Hemedti, en la protección de las minas de oro.
Putin felicitó a las tropas de Wagner y a los soldados rusos por "la liberación de Artemovsk [el nombre soviético de Bajmut]". El Kremlin tendrá que enviar efectivos para reemplazar a los hombres de Wagner, porque Ucrania no se ha dado por vencida. Los medios rusos han sido triunfalistas: un soldado ruso comparaba la caída de Bajmut con la de Berlín en 1945. Nada más lejos de la realidad. Y de los costes no han dicho ni palabra.
El presidente Zelenski dijo en Hiroshima que Bajmut ya solo existe "en nuestros corazones", en alusión a cómo la ciudad, que llegó a tener unos 70.000 habitantes, ha quedado destrozada. La comparó con Hiroshima. Solo quedan edificios derruidos por los bombardeos. No hay luz ni agua, con lo que difícilmente podrán tomar la ciudad como base.
El presidente de EEUU, Joe Biden, dijo en Hiroshima que los rusos sufrieron más de 100.000 bajas en Bajmut. Ucrania da por seguras 20.000 muertes rusas. "Algunos siguen pudriéndose allí", dicen fuentes ucranianas.
Rusia ha tomado una ciudad arrasada, una ciudad fantasma, por la que decenas de miles de rusos y ucranianos han dado la vida. Es la primera victoria que pueden apuntarse en el Kremlin en meses, pero no ha llegado a tiempo y ni siquiera es definitiva. Habría sido muy diferente de haberse dado a principios de año, cuando todavía Ucrania estaba lejos de ultimar su contraofensiva.
En septiembre los ucranianos presionaban en Járkov y en noviembre tomaban Jersón. A pesar de las continuas derrotas rusas, Prigozhin y sus hombres luchaban sin tregua en Bajmut.
Putin había dejado claro que sus fuerzas iban a capturar Bajmut y luego apuntar a toda la región de Donbás, rica en minerales, en la que se encuentra. No hubo tregua en invierno y siguió la batalla en primavera, cuando se libraron los combates casa por casa. Así hasta que Prigozhin decidió que había terminado. "Prigozhin ha entendido que la situación irá a peor. Por eso quiere irse", señala Mark Savchuk, coordinador de la UA PR Army.
Objetivo: "Embolsamiento táctico"
Zelenski no ha reconocido oficialmente que Bajmut haya caído en manos rusas. Y lo hace porque aún quedan algunos soldados ucranianos dentro, en el suroeste, y sobre todo porque en los alrededores de la urbe sus fuerzas han tomado posiciones, en los flancos en el norte y el sur. Su objetivo sería "un embolsamiento táctico" del adversario. El capítulo de Bajmut aún no ha terminado.
"Ucrania intentará que Rusia siga enviando tropas y concentrando recursos allí, mientras lanza muchos golpes de distracción en otras partes del frente. La intención es ocultar sus verdaderas intenciones", afirma Christian D. Villanueva, director de la Revista Ejércitos.
La incursión de la Legión Libertad de Rusia y el Cuerpo de Voluntarios en la región rusa de Belgorod este lunes responde a esta estrategia. Los milicianos han demostrado que la frontera rusa está desprotegida, de modo que el Kremlin tendrá que desplazar tropas allí.
"Los ucranianos buscan que lleven tropas hacia el oeste de Zaporiya, a Bajmut, ahora a Belgorod. Y el ataque será en otro sitio, quizá en Vulhedar", añade Villanueva. Zelenski ha visitado este martes a los infantes de marina en la línea de defensa Vuhledar-Marynka, en Donetsk, con motivo de la celebración del día nacional de los infantes de marina.
Bajmut seguirá sirviendo a Ucrania para obligar a Rusia a dejar tropas suficientes con el fin de no perder el control. En realidad, Bajmut se ha convertido en una trampa para el Kremlin.
El coronel general Oleksandr Syrsky, comandante ucraniano a cargo de la zona oriental, visitó el domingo la línea de frente en Bajmut. Reconoció que Ucrania solo controla "una pequeña parte" de la ciudad, pero dijo que el próximo objetivo es rodear la ciudad. Prepara un "asedio táctico", lo que confirmó también la viceministra de Defensa Hanna Maliar.
"Los ucranianos han permitido a los rusos tomar el centro para rodear la ciudad. Es una retirada táctica para luego sitiarlos. Y también buscan atraer a fuerzas de élite a Bajmut para destruirlas o capturarlas", señala Taras Kuzio, investigador asociado de la Henry Jackson Society y profesor del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Kiev Mohyla Academy.
La conquista de Bajmut ha sido anunciada varias veces por Prigozhin. El jefe del Grupo Wagner, un gran propagandista, lleva tiempo reclamando munición al Ministerio de Defensa y amenazando con dejar la ciudad, que ha sido una auténtica picadora de carne, sobre todo para los rusos. Prigozhin, muy crítico con Defensa y las Fuerzas Armadas, estaba interesado en proclamar ya la victoria para salir de allí. El relevo por los soldados rusos será un momento clave, que si tienen ocasión aprovecharán los ucranianos.
Si los rusos dijeron no son capaces de seguir avanzando, la victoria en Bajmut será en vano"
jesús m. pérez triana, analista militar
"Cuando comenzaron la batalla, los rusos dijeron que Bajmut era un medio para llegar a Kramatorsk, una ciudad más relevante en Donetsk. Si los rusos no son capaces de seguir avanzando, porque están agotados como parece, la victoria en Bajmut habrá sido en vano", indica Jesús Manuel Pérez Triana, analista militar y creador de OsintSahel.com.
"En Bajmut los rusos y los ucranianos han combatido por objetivos diferentes y por eso aún es difícil evaluar quién gana y quién pierde. Los rusos luchaban por espacio y los ucranianos por tiempo. En cierta manera los dos han conseguido lo que querían. A los ucranianos les ha dado tiempo a aprender a manejar los nuevos equipos occidentales, como Patriot o los Leopard, y a recibirlos. Los rusos han tomado la ciudad finalmente. La cuestión es si están agotados o podrán seguir avanzando", añade Pérez Triana. "Veremos cómo se escribe el próximo capítulo".
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