Tenían como propósito visitar a unos familiares que llevaban años sin ver, pero el viaje en avión desde las Islas Canarias ha resultado en balde. Las autoridades marroquíes han impedido la entrada a la ciudad de El Aaiún, en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, a Sidahmed Hanini, un ex prisionero saharaui y su esposa tras requisarles los pasaportes y los teléfonos móviles y mantenerlos retenidos en el aeropuerto durante más de 15 horas.
“El viernes por la noche cogimos un vuelo con destino a El Aaiún. Cuando llegamos y entregamos los pasaportes para que los sellaran, nos llevaron a una sala de espera y nos comunicaron que no podíamos acceder a El Aaiún”, denuncia Sidahmed, de 68 años, en conversación con El Independiente. “El único motivo es, según ellos, que soy activista y trabajé en la oficina del Frente Polisario en Canarias”.
El matrimonio fue trasladado entonces a una sala del aeropuerto donde pasaron toda la noche. “No nos proporcionaron comida en ningún momento y estuvimos permanentemente vigilados. Hasta nos acompañaron al servicio”, relata Sidahmed, de origen saharaui y nacionalidad española. Sus familiares en la ciudad pudieron hacerles llegar a través de la gendarmería unas botellas de agua y refrescos. “Mis parientes trataron de mediar con las tribus para que se nos permitiera entrar pero lo único que les dijeron es que la orden venía de arriba y que no se podía hacer nada más”, rememora.
Interrogatorio de la policía secreta
Tras ser interrogado por “cuatro miembros de la policía secreta”, el matrimonio fue expulsado a bordo de un avión de la compañía canaria Binter rumbo a Las Palmas a primera hora de la tarde de este sábado. Sidahmed, que asegura no haber contactado con las autoridades españolas en Marruecos, es un ex combatiente del Polisario que fue capturado por el ejército marroquí en mayo de 1984 en mitad de las escaramuzas. Pasó los doce años siguientes entre las cárceles marroquíes de Kuneitra y Agadir. “En el interrogatorio, les conté que fue prisionero de guerra. Yo mismo les he dije que todo lo que preguntaban lo sabían ellos”.
En octubre de 1996 Sidahmed fue liberado por mediación de la Cruz Roja Internacional y la ONU y abandonó el territorio junto a otros 66 prisioneros de guerra saharauis en un avión cedido por la entonces República Federal de Alemania en dirección a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). “La primera imagen que me vino fue precisamente de mis años en las cárceles marroquíes aunque de eso hace ya muchos años. Da la casualidad que cuando me capturaron me llevaron a este mismo aeropuerto, a su zona militar, y nos interrogaron durante más más 48 horas”, rememora el saharaui, que tampoco ha olvidado las vejaciones a las que fue sometido durante el cautiverio.
Táctica continuada de Rabat
No es la primera vez que Marruecos impide el acceso a los territorios ocupados del Sáhara a miembros de la diáspora saharaui. El pasado diciembre falleció el periodista saharaui Mohamed Salem Bachraya en un hospital de Canarias unas semanas después de que las autoridades marroquíes le negaran la entrada a El Aaiún. Salem, de 75 años y nacionalidad española, sufría una enfermedad terminal y había decidido viajar a su tierra natal para despedirse de sus familiares y amigos.
En su informe anual, Amnistía Internacional denuncia que las autoridades del país “siguen aplastando la disidencia, dispersando protestas pacíficas y restringiendo las actividades de varias organizaciones que consideraban opositoras”. Constata, además, que se ha recrudecido la represión contra activistas saharauis.
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