En octubre pasado, un grupo de ingenieros suecos elaboró un modelo de las posibles consecuencias en caso de que Rusia utilizara explosivos para destruir la presa de Nova Kajovka. El modelo, realizado por la empresa Damningsverket, predijo que una ola de agua de entre cinco y siete metros de altura golpearía Jersón en 19 horas. Según este modelo, el agua saldría más rápido que las cataratas El agua saldría del embalse más rápido que de las cataratas del Niágara, y preveía que las ciudades en las riberas del Dniéper quedarían inundadas. Según The Washington Post, uno de los autores del estudio, Henrik Olander-Hjalmarsson, mantiene que los daños serán mayores. "Todo indica que el escenario real es peor que el que yo modelé, ya que los niveles de agua en el embalse eran más altos que los contemplados en nuestra hipótesis".
El agua tiene una capacidad destructiva descomunal. Habrá que esperar aún para conocer el balance de daños con exactitud, pero el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ya ha reconocido que el colapso de la presa de Nova Kajovka ha provocado "una catástrofe ecológica" de consecuencias "devastadoras". El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, va más allá al hablar de "una bomba medioambiental de destrucción masiva". Es el daño más grave a una infraestructura desde el inicio de la guerra rusa en Ucrania. En la zona afectada viven unas 340.000 personas y unas 40.000 pueden perder sus viviendas por las inundaciones.
El agua se está utilizando como un arma en la guerra rusa en Ucrania. Nova Kajovka contenía 18 kilómetros cúbicos de agua que ahora fluyen imparables inundando todas las localidades y campos de cultivo que encuentran a su paso. Miles de personas han tenido que dejar sus hogares, por la llegada del agua, y en la zona izquierda, bajo control ruso, se han visto dejados a su suerte. Habrá más desplazamientos de los que se den ahora, si no las industrias no pueden volver a estar operativas y las tierras fértiles dejan de serlo.
Según el Ministerio ucraniano de Agricultura, un millón de hectáreas de cultivos están afectados. El 94% del sistema de riego de la región de Jersón ha resultado afectado y el 74% en Zaporiya. Está en riesgo la producción de cuatro millones de toneladas de grano. Decenas de miles de ucranianos en la región de Jersón se han quedado sin agua potable.
Aunque muchos ucranianos se han esforzado en salvar a sus animales, han perecido cientos, como los 300 que había en el zoo de la ciudad de Nova Kajovka. Va a tardarse años en recuperarse la flora y la fauna de la zona afectada, que puede llegar a los 1.126 km2, casi dos veces la ciudad de Madrid. Ahora están bajo el agua unos 600 km2. "Es obvio que las consecuencias ecológicas y medioambientales se sentirán en Ucrania y otros países vecinos", ha dicho Mohamad Heidarzadeh, experto en ingeniería civil de la Universidad de Bath, a The Guardian.
Los ecosistemas no están preparados para aguantar algo como lo sucedido en Nova Krajovka"
rafael seis, wwr-españa
La rotura de una presa tan grande como Nova Kajovka es una circunstancia excepcional. "Los ecosistemas no están preparados para aguantar algo así. Tendrá un impacto significativo en las zonas cercanas al cauce normal. El agua arranca árboles, moviliza sedimentos, rocas, incluso casas de madera, coches, provoca daños en infraestructuras... El efecto destructor de esa masa de agua en movimiento es considerable", afirma Rafael Seiz, coordinador de Políticas del Agua en WWF-España.
En la desembocadura se ha alterado la zona de desove de peces, lo que afectará a la industria pesquera, que abastece al 80% del mercado local.
También el agua está arrastrando minas que los rusos habían depositado en la ribera izquierda del río, bajo su control. Van a cambiar de ubicación y eso conlleva un peligro añadido. Habrá que ver qué tipo de sustancias tóxicas empleaban las fábricas en la zona. Lo que es un hecho es que se han vertido al menos 150 toneladas de aceite de motor al agua. Estaba almacenado en la central hidroeléctrica de Nova Kajovka. Otras informaciones triplican esta cantidad.
El ministro de Medio Ambiente de Ucrania, Ruslan Strilets, ha señalado que se habrán perdido para siempre algunos de los ecosistemas de la zona. Algunas especies que no se encontraban en ninguna otra parte del mundo, como el spalax aerenarius (una especie de roedor). Tres parques nacionales, Nizhnyodniprovskyi, Kamianska Sichi, Biloberezhja Svyatoslav y la Reserva de la Biosfera del Mar Negro están seriamente dañados.
Efectos previsibles
Varios representantes del movimiento de protección medioambiental de Ucrania, entre ellos Ecoaction o Environment People Law, han hecho un primer balance de los daños de esta catástrofe. A continuación, enumeramos los principales efectos, según estas fuentes: destrucción y perturbación significativa de los ecosistemas del embalse, el estuario del Dniéper y alteraciones en los ecosistemas del estuario del Mar Negro; posible muerte masiva de organismos acuáticos en el embalse con el deterioro consiguiente de la calidad del agua; violación del hábitat de peces, moluscos, crustáceos, aves, anfibios y otros animales, en la zona costera e incluso hasta la península de Kinburn; alteración del hábitat y posible muerte de los animales que habitan las áreas terrestres; riesgos significativos para las poblaciones de roedores, en particular las especies endémicas y las enumeradas en Libro Rojo de Ucrania; alteración de los hábitats de los complejos vegetales; los territorios ubicados debajo se inundarán, en particular, los complejos esteparios y forestales que no están adaptados a estar bajo el agua, lo que les provocará humectación y muerte.
Hay quienes, como Vitalyi Selyk, jefe del Consejo de Planificación Urbana de Kiev, prevén la muerte de gran cantidad de peces y animales, el anegamiento de tierras drenadas y un cambio de las condiciones climáticas en la región, con mayor riesgo de sequía y aumento de temperaturas.
O aventuran que las consecuencias ambientales y económicas se pueden comparar con el uso de armas nucleares tácticas de cinco a diez kilotones, debido a la destrucción de infraestructuras, y contaminación de territorios, según los investigadores de la OSINT del proyecto InformNapalm.
Aún así, es demasiado pronto para calibrar el alcance de este desastre. El agua sigue fluyendo y se prevé que seguirá durante tres o cuatro días. Y, como dice Rafa Seiz, de WWF-España, "el daño depende del tiempo en que se quede la zona inundada".
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