Es un manual de resistencia democrática. Porque estamos en guerra. En Ucrania y en Europa. Es una guerra que se libra con las palabras pero tiene unos efectos corrosivos para el sistema de valores en el que creemos. Los eurodiputados Maite Pagazaurtundúa (Renew Europe), Javier Zarzalejos (Partido Popular Europeo) y Nacho Sánchez Amor (Socialistas y Demócratas), de la Comisión Especial de Injerencias Extranjeras y Desinformación avalan la obra coral titulada La guerra desinformativa de Putin. Desmintiendo las falacias sobre la invasión de Ucrania (Tirant Humanidades), en la que 12 académicos de seis países analizan cómo el Kremlin libra su guerra contra el sistema democrático liberal.
"Sin verdad no es posible la democracia. Sin democracia no existen garantías para los derechos humanos", escribe Maite Pagazaurtundúa en el prólogo. Vivimos en una época en la que se ha relativizado la verdad, como si los hechos fueran opinables y las opiniones siempre respetables por el mero hecho de ser formuladas. La Federación Rusa, heredera de la antigua Unión Soviética, con gran experiencia en el uso de la desinformación, ha potenciado su poder destructivo gracias a las nuevas tecnologías que permiten producir contenidos con apariencia de noticia y difundirlos a gran velocidad y a gran cantidad de gente.
Su objetivo es sembrar la desconfianza en las instituciones y así dinamitar nuestras democracias desde dentro. Moscú juega con ventaja porque nuestros valores nos impiden limitar las libertades o recurrir a las mismas armas. Por ello, lo primero que hay que hacer es desenmascarar su estrategia, como hace el ensayo, editado por José Antonio Muñiz-Velázquez, Pedro Rivas Niego y Fernando Delage, todos profesores de la Universidad Loyola Andalucía.
La guerra de la desinformación se originó antes de la invasión rusa de Ucrania del 24 de febrero de 2022, una derivación a gran escala de la que comenzó en Crimea y el Donbás en 2014. Observamos con estupefacción la victoria del Brexit en junio de 2016, con una campaña basada en bulos; el triunfo de un candidato como Donald Trump, en noviembre de 2016 que defendía los "hechos alternativos" y el avance de los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda, construido desde el discurso del odio y la conspiración. A propósito de Trump, recordemos cómo la fábrica de trolls llamada oficialmente Internet Research Agency, vinculada al oligarca ruso Yevgheny Prigozhin, intervino en esas elecciones en favor del republicano.
No supimos ver a tiempo que detrás de esa lava informativa había una guerra"
JA muñiz-velázquez y pedro rivas niego, universidad loyola palacio
"No supimos ver a tiempo que detrás de esa lava densinformativa había una guerra", señalan los profesores José Antonio Muñiz-Velázquez y Pedro Rivas Nieto en su artículo sobre El papel de la desinformación en la Rusia de Putin, en el que muestran cómo “la desinformación rusa no es solo un instrumento de intoxicación, sino un modo de hacer la guerra que forma parte de su doctrina militar… Rusia no solo desinforma sino que hace la guerra. La Rusia actual no solo quiere ganar territorios en Occidente, sino influencia".
La invasión rusa de Ucrania es un ejemplo paradigmático de esta forma de proceder del Kremlin. Es una guerra híbrida en un teatro clásico de operaciones, y una guerra en el espacio informativo, que libra en su territorio para convencer a los rusos de que está defendiéndose de una expansión incontenible de la OTAN y no atacando un país vecino, con el que muchos ciudadanos rusos tienen vínculos. A su vez ataca a la UE y Occidente al apoyar toda campaña que haga quebrar sus instituciones y busca aliados en territorios como América Latina ganando influencia con el reparto de vacunas Sputnik, por ejemplo. De esa manera, crean una actitud favorable a la defensa de "la paz", como si su mera formulación tuviera efectos beatíficos, o a posiciones que equiparan al agresor y al agredido. Son los extremos, en la derecha y en la izquierda, los vinculados a la propaganda de Putin en Europa y en Occidente. Es un Putin que reparte carnés de fascista a todo aquel que ponga en duda su visión del mundo.
En esta obra coral sobre la desinformación rusa se exponen diez falacias sobre la invasión rusa de Ucrania, que sirven como ejemplo de cómo Putin manipula los hechos de manera que siempre sirvan a sus intereses, como si la verdad no existiera porque hay "verdades alternativas".
Bulo 1: Ucrania es parte de Rusia
El presidente Putin está obsesionado con la historia. Expuso su visión sobre Ucrania en un extenso artículo, titulado Sobre la verdad histórica de rusos y ucranianos, publicado en el verano de 2021. Era una señal de lo que estaba preparando y no dejaba dudas de que estaba convencido de que Ucrania era Rusia, dijeran lo que dijeran sus ciudadanos. Como señala Alberto Priego, de la Universidad Pontificia Comillas, Putin trata de anular la nación ucraniana (y también la bielorrusa) sobre la base de dos principios: en primer lugar, considera que religiosa, cultural y lingüísticamente son un solo pueblo. Y desde el punto de vista politico considera inadmisible que Ucrania adopte el modelo democrático occidental. Sobre todo, se aferra Putin al concepto de nación cultural, lo que justificaría que España reclamara territorios en América Latina, por ejemplo. Ucrania basa la construcción de la idea de nación en valores como la democracia o separación de poderes, el llamado patriotismo constitucional por Habermas. Es lo que explica el apoyo a la independencia de Ucrania de rusoparlantes Mariúpol o Krivói Rog, la ciudad natal del presidente Zelenski. Putin está lejos de compartir este concepto.
A esto se suma la voluntad de Ucrania de reforzar sus elementos culturales propios como el idioma ucraniano, y la existencia de una comunidad política propia en el pasado, como la República Democrática de Ucrania. Putin también suele acusar a Occidente de manipular a Ucrania a su capricho. En realidad, el líder ruso no puede concebir que Ucrania, y otros países de la antigua órbita soviética, prefieran ser democracias que aspiren a ser miembros de la Unión Europea en lugar de formar parte de un nuevo imperio ruso. Quien más ha reforzado esta voluntad ucraniana ha sido el propio Putin. Es en realidad quien ha ayudado a reforzar la identidad ucraniana.
Bulo 2: el falso genocidio en el Donbás
Putin utilizó como excusa para la invasión de Ucrania, lo que denominó "operación militar especial", el "genocidio" sufrido por los habitantes del Donbás, en el este. Es en las regiones de Donetsk y Lugansk, que se apresuró a reconocer como independientes, donde se libra una guerra entre Rusia, por delegación, y Ucrania desde 2014. El fin de esta "operación militar especial" era "desnazificar y desmilitarizar" Ucrania. Aquí vemos a Putin adueñándose de las palabras para crear una realidad paralela.
Como señala Manuel Iglesias, de la Universidad Loyola Andalucía, "en el periodo que va desde el estallido de la llamada Guerra del Donbás hasta el inicio de la actual invasión rusa, no hay ninguna institución internacional, ni la Corte Penal Internacional, ni ONG especializadas, que formule acusación alguna contra las autoridades ucranianas de la comisión, tentativa o comisión de un crimen de genocidio contra la población en el Donbás. No existe evidencia alguna".
Lo que sí se han cometido, "por parte de las fuerzas prorrusas y de las fuerzas ucranianas, son violaciones de derechos humanos, que van desde la detención hasta la tortura", según Iglesias. La diferencia es que Ucrania se ha mostrado dispuesta a cooperar con la CPI y con organizaciones intergubernamentales, al contrario que la Federación Rusa, que lleva controlando de facto parte de ese territorio ucraniano.
Bulo 3: Rusia no ha invadido Ucrania
Putin ha despreciado las normas internacionales con un acto de agresión de manual. "La agresión es el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia policial de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas, tal como se enuncia en la presente definición", dice la resolución 3314 adoptada por consenso en la Asamblea General de la ONU en 1974. Las tropas del Ejército ruso invadieron Ucrania el 24 de febrero de 2022 y comenzaron a bombardear las principales ciudades ucranianas, incluida la capital, Kiev.
Jurídicamente no cabe ninguna duda sobre la comisión de un crimen de agresión por parte de Putin"
carmen rocío garcía ruiz, universidad loyola andalucía
Según escribe Carmen Rocío García Ruiz, de la Universidad Loyola Andalucía, "jurídicamente no cabe ninguna duda sobre la comisión de un crimen de agresión por parte de Vladimir Putin. Ni siquiera plantea cuestiones interpretativas, dado lo burdo del ataque". Los otros crímenes de guerra, de lesa humanidad o de genocidio son objeto de investigación de la Corte Penal Internacional. "El derecho internacional tiene sus propios tiempos. Milosevic también se creía impune. Apuesto a que veremos a Putin en el banquillo", dice la profesora García Ruiz.
Bulo 4: armar a Ucrania va contra la paz
Es cierto, como apunta Pablo Rey-García, de la Universidad Pontificia de Salamanca, que la guerra terminaría si diéramos armas a Rusia o dejáramos de ayudar militarmente a Ucrania. Habría paz pero una paz injusta que abriría la senda a nuevas agresiones. Lo hemos visto desde que Putin agredió Georgia en 2008. Rusia no ha dejado otra salida. "Se necesita apoyar con decisión la legalidad internacional, porque es justo y moral, y ha de hacerse mediante el envío de armas a Ucrania", indica Rey-García.
Conlleva riesgos, porque Rusia es una potencia nuclear y su líder, Vladimir Putin, no respeta las líneas rojas, como vemos con los bombardeos de edificios y hospitales en las ciudades ucranianas. Pero dejar que Ucrania caiga en manos de Putin sería como poner una alfombra roja al líder ruso para que siga avanzando en Moldavia, o incluso Polonia o los Bálticos.
La paz no es un derecho que se consigue por el mero hecho de pronunciarla"
pablo rivas nieto, vicecano en la universidad loyola andalucía
Como ha señalado Pablo Rivas Nieto, vicedecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Loyola Andalucía, en la presentación de la obra en Madrid, "la paz no es un derecho que se consigue por el mero hecho de pronunciarla... El empleo decidido de la fuerza o la simple amenaza puede frenar a los tiranos". De esta manera, enviar armas a Ucrania para defenderse de una agresión impide que una nación soberana sea sometida por la fuerza contra su voluntad. "Armar a Ucrania es unir su suerte a la de Europa, y compartir su destino", señala Rey-García.
Bulo 5: la culpa la tiene la OTAN
La OTAN se pasó de la raya, es decir, la ampliación al Este sobrepasa lo pactado en los 90, según el Kremlin. Así justifica lo que considera como "un ataque preventivo". Es uno de esas supuestas verdades irrefutables que sostienen los putinistas. La disputa se remonta, como recuerda Fernando Delage, de la Universidad Loyola Andalucía, al encuentro que mantuvieron en febrero de 1990 el líder soviético, Mijail Gorbachov, y el secretario de Estado James Baker. Allí Baker planteó a Gorbachov si prefería la URSS una Alemania reunificada fuera de la OTAN o una Alemania reunificada en la OTAN pero con garantías de que la Alianza no se desplazaría hacia el Este. Finalmente, la Alemania reunificada estaría en la OTAN pero en la antigua RDA solo habría soldados alemanes y nada de armamento nuclear. Lo propuso Bush y lo aceptó primero el canciller Helmut Kohl y Gorbachov finalmente también. En el tratado final sobre la reunificación no se mencionaba la posibilidad de ampliación de la OTAN al Este, ni Gorbachov exigió garantías, como él ha confirmado varias veces. Aún existía la URSS y el Pacto de Varsovia, en todo caso.
Ya en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en febrero de 2007, Putin acusó a EEUU y a la OTAN de provocar a Moscú con su ampliación. En Bucarest en 2008 la OTAN reconoció la aspiración de Ucrania y Georgia de adherirse a la organización pero Francia y Alemania echaron el freno. Putin se dio cuenta de que no pasaría nada si entraba en Georgia como hizo en 2008.
El Kremlin tiene que preguntarse por qué tantos de sus Estados vecinos han querido integrarse en la comunidad transatlántica"
fernando delage, loyola andalucía
El empeño de Putin es tan firme que en diciembre de 2022 exigió a EEUU y la OTAN que las fronteras de la Alianza Atlántica volvieran a las que tenía en 1997, antes de la primera ampliación al Este, así como garantías de que Ucrania nunca formaría parte de la OTAN. No estaba en la agenda de la OTAN el ingreso de Ucrania. Ahora lo demanda Ucrania y de momento no entra por estar en guerra. Pero la agresión rusa ha reafirmado su convicción de que solo estará segura en el futuro dentro de la OTAN.
Sin embargo, es Rusia quien se ha saltado el principio de que cada Estado tiene derecho de elegir libremente sus alianzas. Los antiguos miembros del Pacto de Varsovia fueron los que quisieron formar parte de la Alianza Atlántica, no los buscó la OTAN. "Es el Kremlin el que tiene que preguntarse por qué tantos de sus Estados vecinos han querido integrarse en la comunidad transatlántica", señala Delage.
Bulo 6: con Trump esto no habría pasado
¿Qué habría pasado en Ucrania si Donald Trump hubiera sido reelegido en noviembre de 2020? Trump asegura que Putin no se habría atrevido a invadir Ucrania y argumenta que no lo hizo durante su mandato. Sin embargo, está claro que Putin prefería a Trump antes que a Joe Biden en 2020. Como le gustaría que en 2024, el magnate inmobiliario vuelva a la Casa Blanca. El líder ruso está convencido de que Trump no habría apoyado como lo ha hecho Biden a Ucrania. Y apuesta por que dejará de hacerlo si gana en 2024 y la guerra continúa.
De hecho, como sostiene Chris J. Dolan, del Lebanon Valley College, "la política exterior pro Putin de Trump produjo lo contrario de lo que defiende el ex presidente de EEUU; es decir, su administración puedo haber alentado a Rusia a invadir Ucrania". Retrasó el envío de ayuda militar a Ucrania, con lo que hizo que estuviera peor preparado el país para la invasión de 2022. Trump es un presidente con aspiraciones autoritarias conforme al modelo de Putin, que también recurre a la polarización y a la desinformación para lograr réditos personales. Un político como Trump favorece a Putin, ya que torpedea el sistema democrático desde dentro. Es el mejor aliado que el líder ruso podría imaginar.
Bulo 7: Rusia es una democracia
En Rusia se celebran elecciones. Y Putin las gana. ¿Quiere decir eso que sea una democracia? Es una urnocracia. Pero Putin ha ido eliminando de una u otra forma a cualquier competidor serio, como hizo con Alexei Navalni, encarcelado, tras sobrevivir a un intento de envenenamiento.
Rusia es una democracia para los fetichistas de la democracia que solo valoran el ritual"
fernando iwasaki, escritor
Tampoco hay libertad de prensa: ya no quedan medios independientes. Y se encarcela a periodistas extranjeros como medida ejemplarizante. El corresponsal del Wall Street Journal Evan Gerschkovich está acusado de espionaje y no tiene derecho a un juicio justo. Los medios oficiales monopolizan el mensaje, lo que explica en parte por qué Putin realmente sigue gozando de popularidad. No hay separación de poderes. Cualquier muestra de disidencia se castiga: los rusos no pueden decir que están en guerra y por supuesto no pueden manifestarse. Es una escenificación de democracia. En palabras del escritor Fernando Iwasaki, "Rusia sería una democracia para los fetichistas de la democracia que solo valoran el ritual. Si celebro elecciones, aunque sea el único candidato, hay democracia". No es así.
Bulo 8: la culpa la tiene el capitalismo
Sostiene Luis Alberto Rivas de la Universidad Pontificia de Salamanca que hay quienes plantean que es el capitalismo el que ha hecho imposible que la democracia echara raíces en Rusia. O bien que esta guerra es una lucha de unas élites económicas contra otras. Sin embargo, Rivas defiende que en realidad es "cleptocracia insostenible" lo que rige en la Federación Rusa, que define como "una economía asiática, en un contexto europeo, con estructura de economía africana". Es un país muy rico en recursos naturales, especialmente gas, petróleo, carbón, cereales, materias primas. Pero su PIB (1,5 billones de dólares) es similar al español (1,3 billones) e inferior al italiano (1,8 billones).
La dependencia comercial de la UE es elevada: 34% de las exportaciones/importaciones tienen como destino/origen la UE. Aún es pronto para evaluar el impacto de la invasión, pero aumentó la inflación, el paro y hubo fuga de cerebros. Sus puntos débiles son el elevado nivel de corrupción, que ha afectado también al estado de las Fuerzas Armadas, así como la inexistencia de incentivos y mecanismo de méritos. La alternativa, que defienden los sistemas occidentales, sería "una economía sostenible con recursos compartidos, educación, conocimiento cooperativo, tecnología y ética", dice Rivas, que ve abocado el putinismo al colapso económico.
Bulo 9: no se pueden cerrar medios rusos
Pocos días después de la invasión rusa de Ucrania, la UE cerró las emisiones de Sputnik y RT, financiados por el Kremlin. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó que se trataba de frenar "la información tóxica". La Comisión Europea considera a estos medios como "parte de la maquinaria de guerra de Rusia". Hay que ser conscientes de que es una guerra y que estos medios solo difunden la visión del Kremlin, es decir, sus bulos. Para Óscar Sánchez Alonso, en la Universidad Pontificia de Salamanca, "las palabras no solo expresan ideas, las palabras hacen cosas". Y como tales acciones pueden limitarse. Si lo que difunden medios como Sputnik y RT es un elemento de la guerra, entonces quedaría justificado frenar su difusión. "El aparato propagandístico forma parte indispensable de ese autócrata régimen, de esa maquinaria belicista", apunta Sánchez Alonso. RT y Sputnik serían "artefactos comunicativos", no medios de comunicación.
Bulo 10: ucranianos sí, sirios no
La guerra en Ucrania ha generado el mayor flujo de refugiados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En Varsovia la población ha crecido un 20%. Polonia ha sido un país muy generoso con los ucranianos. En general, la Unión Europea ha sido solidaria con los ucranianos que huían de la guerra en Ucrania. Los países del Este, que fueron reacios a la acogida de refugiados sirios en 2015, ahora han reaccionado de otra forma. ¿Es racismo? Según Francisco Salvador Barroso, de la Universidad Loyola Andalucía, la diferente respuesta se debe más a factores relacionados con el interés nacional y los intereses geopolíticos. Rusia sostiene que los ucranianos son bien acogidos porque se oponen al proyecto de Putin. Pero sería Putin el que percibe "los valores europeos y las reglas de interacción del Viejo Continente como una amenaza existencial a su régimen".
Qué hacer
La Unión Europea es consciente del problema y de ahí la creación de la comisión especial sobre injerencias extranjeras. Cada vez será mayor el desafío debido al desarrollo de la Inteligencia Artificial y los expertos son pesimistas sobre la posibilidad de recurrir a ella para combatir la desinformación. Para Pedro Rivas Nieto, "hay que prepararse para hacer la guerra en el frente informativo. Nuestras instituciones tienen líneas rojas, pero los servicios que se dedican a la inteligencia nacional han de proteger las instituciones de estos ataques". Serían unos de los guardaespaldas de la verdad, como también han de combatir los periodistas contando lo que sucede desde primera línea, y los ciudadanos para no convertirnos en creyentes adocenados y no difundir falacias.
La verdad nos hará libres. La falacia esclaviza. Recordemos a Hannah Arendt: "El sujeto ideal del gobierno totalitario no es el nazi convencido o el comunista devoto, sino las personas para quienes la distinción entre la realidad y la ficción y la distinción entre verdadero y falso ya no existen".
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