Yevgueni Prigozhin domina las redes sociales y destaca por su locuacidad. Por ello, sorprendía su silencio desde que el sábado por la noche anunciara que ordenaba a sus mercenarios dar marcha atrás y suspender su avance sobre Moscú. Casi 48 horas más tarde, el jefe del Grupo Wagner ha vuelto a hablar para justificar lo que considera una protesta contra la disolución de su empresa. "No queríamos derrocar al gobierno", ha asegurado. No ha confirmado dónde está ni si se va a establecer en Bielorrusia, que le ha ofrecido acogerle. Todo indica que sus mercenarios sí se establecerán en el país vecino.

En un audio de 11 minutos difundido en su Telegram, el jefe de Wagner ha aludido al papel de mediador del presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, quien se ofreció "a encontrar la manera de que Wagner continúe su trabajo legalmente". Según algunas fuentes, Lukashenko habría obtenido un precio muy ventajoso en el precio del gas por este favor que ha realizado al líder ruso, Vladimir Putin.

Putin ha mostrado su debilidad con este desafío al que tuvo que hacer frente el sábado. Cada hora que pasaba sin resolverse era un tiempo de oro en el que iba perdiendo credibilidad. Habría sido letal tener que lidiar con dos guerras a la vez, y una en su propio territorio. Con el fin de paliar el daño a su imagen, ha comparecido este lunes a última hora ante la nación en su primer discurso televisivo tras aplacar la rebelión. Ha acusado a los líderes de Wagner de querer bañar en sangre el país pero ha ofrecido a los mercenarios integrarse en el Ejército ruso o establecerse en Bielorrusia.

Prigozhin ha asegurado que tan solo un 1% de sus mercenarios van a integrarse en el Ejército ruso. Sobre el papel, Wagner cuenta con unos 25.000 efectivos. Wagner estaría abocada a disolverse a no ser que se traslade a Bielorrusia. El medio ruso Verstka ha informado de que se han empezado a construir campamentos para ellos.

Problemas de seguridad en Rusia

"Los comandantes de Wagner desconfían de su integración en el Ejército ruso. Se convertirían en carne de cañón, dado cuál ha sido la actuación en Ucrania", ha dicho Prigozhin. El oligarca aprovecha cualquier ocasión para criticar al Ejército regular. "Con nuestra marcha, que solo quería mostrar nuestro rechazo a la disolución, hemos dejado en evidencia los problemas en seguridad en territorio ruso", ha remarcado.

Prigozhin ha señalado que estaban dispuestos a entregar sus armas al Ministerio de Defensa cuando fueron atacados "desde atrás". Habrían muerto unos 30 mercenarios. Según su versión, fue el detonante que le llevó a organizar la Marcha por la Justicia hacia Moscú, en protesta contra las élites militares rusas, sobre todo el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, y el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov.

El Grupo Wagner pudo entrar el viernes en Rusia desde el este de Ucrania sin encontrar resistencia. Tomaron las principales instalaciones militares en Rostov del Don y desde allí avanzaron hacia Moscú. Llegaron a 200 kilómetros de la capital rusa. Fue entonces cuando Prigozhin detuvo el avance "para evitar un baño de sangre". Derribaron varios aviones rusos, un hecho que ha lamentado en su alocución.

Ha comparado Prigozhin este avance con el fracaso de la invasión rusa de Ucrania en su primera fase. "Si la acción del 24 de febrero la hubiera llevado a cabo una unidad con un nivel de entrenamiento como el Grupo Wagner, la operación especial podría haber durado un día. Está claro que allí hubo otros problemas, pero demostramos el nivel de organización al que debería ajustarse el ejército ruso", ha dicho el jefe de Wagner.

El Grupo Wagner, que operó en Siria y en Ucrania desde 2014, extiende sus actividades por África, donde obtiene pingües beneficios de su implicación en negocios de extracción de oro, diamantes, recursos naturales... El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, ha asegurado en una entrevista en Russia Today que Wagner seguirá operando en República Centroafricana y Malí. Allí son requeridos como "instructores", ha dicho Lavrov.

El acuerdo alcanzado entre Prigozhin y Lukashenko garantizaría la seguridad de los mercenarios que participaron en el motín y ofrecería una salida en el Ejército ruso a los que no se implicaron. Además, Prigozhin podría establecerse en Bielorrusia. Sin embargo, Putin quiere que pague por su rebelión.

Después de haber expuesto las debilidades de Putin, Prigozhin parece sentenciado. También hay que observar qué pasa con el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu. Este lunes se apresuró a dejarse ver en el frente de guerra para trasladar el mensaje de que lo sucedido el fin de semana no altera el curso de la "operación militar especial", como sigue diciendo Putin.

En su mensaje a la nación este lunes, Putin ha dejado claro a los rusos que no hay alternativa a su liderazgo y que quienes le desafían exponen al país al riesgo de una guerra civil, una imagen que aterroriza a los rusos. Putin recurre para ocultar sus errores al mensaje del miedo. Y Prigozhin no parece que vaya a estar seguro con Lukashenko, escudero de Putin.