El zar está desnudo. Y quien le ha puesto en evidencia ante los ojos del mundo, y de los ciudadanos rusos, ha sido uno de sus acólitos, Yevgueni Prigozhin. La intención del jefe del Grupo Wagner era ganar el pulso al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, pero la carambola ha mostrado a un Putin debilitado, más que nunca en los 23 años que lleva en el poder. Es el efecto bumerán de la decisión más errónea de toda su carrera política: la invasión total de Ucrania.
Desde que ordenó lo que todavía denomina "operación militar especial" el 24 de febrero de 2022, el líder ruso parece víctima de una maldición: fallan sus planes militares, la OTAN cada vez es más grande y está más unida y, según sus propias palabras, Rusia, azotada por las sanciones más duras de la historia, ha estado a punto de un baño de sangre en su propio territorio. Recordemos que Putin llegó al poder como garante de la estabilidad y la prosperidad después del desmoronamiento de la Unión Soviética.
"La propaganda rusa quería convencer al mundo de que Ucrania era un Estado fallido, pero es Rusia la que se tambalea"
volodmir yermolenko, filósofo y periodista
"Rusia es mucho más débil de lo que parecía. La propaganda rusa quería convencer al mundo de que Ucrania era un Estado fallido, pero es Rusia la que se tambalea. Si Putin hubiera neutralizado a Prigozhin, habría aparecido como un líder fuerte como él se percibe. Pero le calificó de traidor y luego le deja irse a Bielorrusia sin pagar por haber organizado el motín. Y tampoco es un líder negociador porque tuvo que encargar al presidente bielorruso que hiciera este papel. Ni ha actuado como comandante en jefe ni como diplomático", afirma el filósofo y periodista Volodimir Yermolenko, director de ukraineworld.org.
El motín del jefe de Wagner, Prigozhin, un oligarca que hizo su fortuna a la vera de Putin, revela que su táctica de dividir a sus fieles era una bomba de relojería. Según Mark Galeotti, autor de Putin’s Wars. From Chechenya to Ukraine, hay justicia kármica en el hecho de que haya sido Prigozhin, una creación de Putin, quien haya escenificado el mayor desafío a su poder en sus más de dos décadas en el poder. "La Rusia de Putin es un híbrido peculiar: una corte casi medieval encaramada sobre un estado moderno burocrático. En su lealocracia, el poder se define más por la proximidad con el monarca que por el papel formal. El favor de Putin es la moneda de cambio real, aunque el valor se modifica a diario. Esta corte se rige por la vieja táctica del divide y vencerás… Y Putin es el árbitro que decide quién vence".
Así pues, fue el llamado chef de Putin, un personaje creado por el ex jefe del KGB para realizar todo tipo de trabajos sucios, quien la activó. Y lo hizo cuando se cumplían 16 meses de la guerra en Ucrania, el 24 de junio, una jornada que marca un punto de inflexión en la historia de la Rusia reciente.
"En su lealocracia, el poder se define más por la proximidad con el monarca que por el papel formal. El favor de Putin es la moneda de cambio real"
Mark Galeotti
En apenas 24 horas vimos cómo un grupo de mercenarios a las órdenes de Prigozhin entraba en Rusia desde el este de Ucrania sin encontrar obstáculos, tomaba las principales instalaciones militares de Rostov del Don, una localidad clave para el despliegue hacia el país vecino, y desde ahí avanzaba hacia Moscú.
El jefe de Wagner había denunciado al Ministerio de Defensa por bombardear a sus tropas y había exigido ver al ministro, Serguei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov. En realidad, Prigozhin estaba encolerizado porque el Kremlin había exigido que sus mercenarios se integraran en el Ejército ruso. Sus continuas quejas, por la falta de munición y la burocracia de la elite militar rusa habían hartado al ministro Shoigu.
Lo que hizo ese día fue dirigir a miles de sus mercenarios hacia Moscú y no encontró apenas resistencia. De hecho, derribaron varios aviones y un avión militar y mataron a unos 20 soldados, entre ellos los pilotos. Prigozhin llamó a este avance Marcha por la Justicia. Cuando estaba a 200 kilómetros de Moscú, una capital que se había blindado para ser inaccesible a los eventuales atacantes, el jefe de Wagner dio la orden de regresar a Rostov del Don, tras salvar su pellejo y garantizar la seguridad de sus efectivos con el presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko.
El último y asediado Romanov
Ese día Putin habló a los rusos y prometió castigar severamente a los traidores. Con su pasión por las alusiones históricas, evocó 1917 de tal forma que parecía el último Romanov, un zar asediado por una rebelión de antiguos esclavos. Habló de que el motín era una "puñalada por la espalda". Le faltó añadir que había un Bruto en sus filas.
Después desapareció de escena, aunque su portavoz asegura que estuvo en el Kremlin pendiente de la evolución de los acontecimientos. También se dijo que se había atrincherado en su villa de Valdai, la residencia mejor vigilada de Putin, al noroeste de Moscú. Después justificaría haber tardado en tomar la decisión por lo que estaba en juego: había riesgo de guerra civil.
A su llegada a Rostov del Don, los combatientes de Wagner fueron aclamados como héroes. Y también se vio a Prigozhin saludando como si fuera una estrella del rock. Un ejército de mercenarios se había rebelado contra la élite militar rusa y había vuelto sobre sus pasos como si se hubiera limitado a no cumplir una guardia. En lugar de inspirar temor y odio entre los rusos, recibían aplausos y vítores. Surrealismo ruso.
¿Rebelión suicida o golpe maestro?
El jefe del Grupo Wagner aseguró que su intención no era derrocar a Putin, sino expresar su descontento por la absorción de la compañía por el Ejército ruso. Según publicó el Wall Street Journal, el plan inicial era capturar a Shoigu y Gerasimov, pero tuvo que cambiar de idea porque el Servicio Federal de Seguridad (FSB) lo descubrió. La Inteligencia estadounidense también apuntó que Prigozhin creía que contaba con aliados en la élite militar rusa. El general Sergei Surovikin, llamado general Armagedón, es uno de los militares a quienes respeta. Hubo rumores de que había sido detenido y lo que parece probable es que ha sido interrogado para averiguar si estaba al tanto de la rebelión.
Aún tardaremos en saber qué ocurrió realmente: desde cuándo Prigozhin quería actuar, quiénes conocían sus planes y qué quería realmente. Pero lo que no pudieron ocultar desde el Kremlin fueron los hechos: el avance de los mercenarios hacia Moscú. Era una rebelión suicida pero terminó con un giro de guión tan inesperado como su arranque. En este caso los hechos alternativos no podían camuflar a los mercenarios como ucranianos nazis, ni decir que Prigozhin actuaba a las órdenes del empresario George Soros. La batalla del relato también saltó por los aires.
Un zar vulnerable
En una entrevista con El Independiente, Carmen Claudín, investigadora en el CIDOB, habla de al menos tres factores que revelan la debilidad de Putin: el motín en sí; la facilidad con la que los mercenarios avanzaron por el territorio ruso; y la falta de castigo. Putin, aunque prometió que los "traidores" serían castigados, ha dejado que Prigozhin se vaya a Bielorrusia, y ha ofrecido a los wagneritas integrarse en el Ejército ruso, seguir a su líder, o volver a sus casas. Claudín sostiene que Putin ha cerrado en falso esta crisis y que habrá sorpresas más adelante.
Tres factores revelan la debilidad de Putin: el motín en sí, la facilidad con la que los mercenarios avanzaron por el territorio ruso y la falta de castigo
Galeotti coincide en que aparentemente ha sorteado lo peor aunque no ha podido impedir parecer más frágil. "Su poder descansa sobre tres patas: su autoridad personal y su legitimidad: las reservas financieras de Rusia y su capacidad de tapar los problemas con dinero; y su control sobre las fuerzas de seguridad. Su legitimidad ha quedado dañada en los tres flancos", ha escrito Galeotti en The Economist.
Del destino de Prigozhin aún no se sabe nada cierto. ¿Está a salvo en Bielorrusia, con el fiel escudero de Putin? El líder ruso ha visto que Prigozhin es popular, no como opositores como Alexei Navalni, de modo que de momento parece que le aparta pero le tiene controlado.
El Grupo Wagner va a dejar de actuar en Ucrania, después de haber logrado una de las victorias más simbólicas y costosas para Rusia en la batalla por Bajmut. Los ucranianos no han renunciado a recuperarla en su contraofensiva, que avanza lentamente en el sur y este del país. La línea defensiva construida por Rusia es sólida y será costoso derribarla. Sin los mercenarios de Wagner, otro señor de la guerra, Raman Kadirov, líder checheno, ha visto su oportunidad y ha demostrado su sólido respaldo a Putin. Pero las fuerzas especiales Ajmat de Kadirov son menos numerosas que los wagneritas. El Grupo Wagner seguirá actuando en África.
2.000 millones de dólares en un año
Era un negocio muy lucrativo para Prigozhin, como ha reconocido el propio Putin. Entre mayo de 2022 y mayo de 2023 habrá recibido mil millones de dólares del Estado ruso en concepto de sueldos de los combatientes y municiones. Otros mil millones fueron a Concord, la empresa de Prigozhin, por los servicios de catering al Ejército. Por los datos que empezó a revelar Putin no será de extrañar que su plan sea acusar a Prigozhin de algún delito económico en el futuro, como ha hecho con otros oligarcas.
Con el fin de recuperar la iniciativa, y tratar de recuperar su deteriorada imagen, Putin se dirigió esta semana de nuevo a los ciudadanos rusos y también a los militares. A los rusos les agradeció su unidad y su apoyo. A los militares les dijo que habían parado una guerra civil. Como dice Andrei Kolesnikov, investigador en Carnegie Endowment for International Peace, recordaba a Stalin cuando en el banquete de la victoria de 1945 felicitó a los militares por levantarse a defender su gobierno aunque no lo habían hecho.
De manera excepcional se dejó querer por los ciudadanos de Derbent, en Daguestán, hasta el punto de saltarse las restricciones sanitarias que tanto respeta por aprensión. Acudió el miércoles por la noche a esta república rusa de mayoría musulmana con motivo de la Fiesta del Cordero y posó sonriente con quienes se acercaron a saludarle. Quería demostrar al mundo que el pueblo ruso le ama incondicionalmente. Pero lo que fue espontáneo fue la aclamación a Prigozhin en Rostov del Don.
"Han quedado al descubierto las grietas del Kremlin, como ha quedado expuesto Putin"
andrei kolesnikov, carnegie endowment for peace
Hay fisuras en el Kremlin, más evidentes que nunca antes. La incógnita es saber si marcan el principio del fin de Putin, aunque la rebelión ha venido por el mismo núcleo del sistema. Como ha escrito Kolesnikov, "estas grietas han quedado al descubierto, como ha quedado expuesto Putin. ¿Por qué lo sabemos? Porque no ha mencionado ni una sola vez el nombre de Prigozhin en sus discursos desde que se produjo la rebelión. ¿Qué otro nombre no pronuncia jamás? El del líder de la oposición a quien encarceló por suponer una amenaza: Alexei Navalni".
Sobre esta rebelión fallida, Navalni ha dicho, según han difundido sus abogados: "No hay mayor amenaza para Rusia que el propio régimen de Putin". Cuantos más compartan esta idea, menos tiempo le quedará al zar.
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