En su primer discurso en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra en Lisboa, el Papa Francisco ha reprochado a Europa que no ofrezca soluciones "creativas" ni "procesos de paz" para "poner fin a la guerra" en Ucrania y otros conflictos en el mundo. Poco antes, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, aseguraba que su país recibe al Pontífice "con los brazos abiertos".

"Estamos navegando en circunstancias críticas, tempestuosas, y percibimos la falta de rumbos valientes hacia la paz. Mirando con cariño sincero a Europa en el espíritu de diálogo que nos caracteriza, nos saldría espontáneo preguntarle: ¿Hacia dónde navegas si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo?", ha preguntado el Pontífice.

En el Centro Cultural de Belém, ante las autoridades y representantes de la sociedad civil portuguesa, el Papa ha asegurado que sueña con una Europa, corazón de Occidente, que utilice "su ingenio para apagar los focos de la guerra y encender luces de esperanza", según informa Europa Press. Aspira a que Europa sepa "redescubrir su alma juvenil, soñando con la grandeza del conjunto y yendo más allá de las necesidades de lo inmediato", y que "incluya a los pueblos y sus gentes con cultura propia, sin perseguir teorías ideológicas y colonizaciones".

También ha criticado las "leyes sofisticadas" que se han aprobado en Europa como la ley de eutanasia y las normas restrictivas con los migrantes. "¿Hacia dónde navegan Europa y Occidente con el descarte de los ancianos, los muros de alambre espigado, las tragedias en el mar y las cunas vacías?", ha dicho el Pontífice, que se mueve la mayor parte del tiempo en silla de ruedas. Es su primera salida tras su última operación de una dolencia intestinal a principios de junio.

En un discurso pronunciado en italiano que ha girado en torno a las referencias al océano, como fuente de inspiración, el Papa Francisco ha lamentado que en un mundo desarrollado, "hoy, paradójicamente se ha convertido en una prioridad la defensa de la vida humana" que, según ha advertido, ha sido "puesta en peligro por derivas utilitaristas que la desechan".

Homenaje a Lisboa

Ha rendido homenaje a la sede del encuentro de la JMJ, Lisboa, que "abraza diferentes pueblos y culturas" y que estos días "se vuelve más universal, una capital del mundo, en cierto sentido".

Lisboa, según ha señalado el Pontífice, como "ciudad del océano", recuerda la importancia del conjunto, "de pensar las fronteras como áreas de contacto, no como fronteras que separan" y ha afirmado que puede "sugerir un cambio de ritmo" en medio de un mundo "dividido" a la hora de enfrentarse a los problemas globales.

"Sabemos que hoy las grandes preguntas son globales, pero a menudo experimentamos ineficacia para responderlas precisamente porque ante problemas comunes el mundo está dividido, o al menos no lo suficientemente cohesionado, incapaz de enfrentar unidos lo que pone a todos en crisis. Parece que las injusticias planetarias, las guerras, las crisis climáticas y migratorias corren más rápido que la capacidad, y muchas veces la voluntad, para enfrentar juntos estos desafíos", ha explicado.

Una Europa conciliadora

A juicio del Papa Francisco, "el mundo necesita de la verdadera Europa", de su "papel de puente y de pacificador en su parte oriental, en el Mediterráneo, en África y en Oriente Medio".

De esta forma, considera que Europa podrá llevar a la escena internacional su "originalidad específica", surgida en el siglo pasado cuando, desde el crisol de los conflictos mundiales, "dejó brotar la chispa de la reconciliación, haciendo realidad el sueño de construir el mañana con el enemigo de ayer, para iniciar caminos de diálogo, caminos de inclusión, desarrollando una diplomacia de paz que apague los conflictos y alivie las tensiones, capaz de captar los más leves signos de distensión y de leer entre las líneas más torcidas".

Asimismo, Francisco ha alertado del deterioro del medioambiente, un "problema global gravísimo" ya que "los océanos se recalientan y sus profundidades sacan a la luz la fealdad con la que hemos contaminado nuestra casa común". "Estamos convirtiendo reservas de vida en vertederos de plástico", ha lamentado el Pontífice.

Los jóvenes son el futuro

El Papa ha insistido en que "el futuro son los jóvenes" pero ha reconocido que hay "muchos factores que los desalientan, como la falta de trabajo, el ritmo frenético en el que están inmersos, el aumento del coste de la vida, la dificultad para encontrar vivienda y, lo que es más preocupante, el miedo a formar familias y traer hijos al mundo".

Para el Pontífice, "la buena política puede hacer mucho" en este sentido pues "no está llamada a ejercer el poder, sino a dar a las personas esperanza". Y esa esperanza Francisco la observa en los cientos de miles de jóvenes que han acudido a la JMJ en Lisboa. "No están en las calles gritando de rabia, sino compartiendo la esperanza del Evangelio, la esperanza de la vida". Ha llamado a que la Jornada Mundial de la Juventud, frente a los populismos y los conspiranoicos que proliferan en un clima de insatisfacción y protesta, "es una oportunidad para construir juntos".