No encajaron bien las críticas que dentro y fuera del país provocaron la ausencia del rey, su retorno a casa al ralentí desde París y la pasividad de las autoridades, que esperaron órdenes del monarca para iniciar las tareas de rescate y asistencia a las víctimas del terremoto que se cobró cerca de 3.000 vidas. El régimen marroquí ha optado ahora por lanzar una operación para exonerar al monarca alauí y a los principales responsables gubernamentales de su respuesta tardía al seísmo y el rechazo durante los primeros días a la oferta de ayuda internacional, especialmente la de Francia, el lugar de residencia preferido de un rey ausente.
El aparato propagandístico del país vecino difunde desde hace días supuestos mensajes en apoyo y exaltación al monarca. El lunes la agencia de noticias estatal marroquí Map publicó un despacho en el que contaba el contenido de la llamada telefónica mantenida por Joe Biden y Mohamed VI. “El presidente Biden saludó la rapidez y la eficacia de la gestión, conforme a las altas instrucciones reales, de las consecuencias de esta gran catástrofe natural”, reza una información no refrendada por el lado estadounidense.
La Casa Blanca se limitó a registrar una llamada destinada a “ofrecer sus condolencias por la pérdida de vidas en el devastador terremoto del 8 de septiembre y reafirmar la profunda asociación entre Marruecos y Estados Unidos”. “Examinaron la ayuda estadounidense para apoyar los esfuerzos de Marruecos en la respuesta a la catástrofe, incluido un millón de dólares destinado a actividades de socorro, y discutieron la disposición de Estados Unidos para ayudar a la recuperación de las regiones afectadas. Ambos líderes acordaron permanecer en estrecho contacto”, agrega sin más la declaración.
Una expresión común, popularizada por los comunicadores del régimen, ilustra bien esta situación: 'el rey es bueno, los que le rodean son los malos'
"Cada crisis importante, ya sea el covid o un terremoto, es considerada por el majzén [la corte palaciega] como una oportunidad para anclar y afirmar su poder, su fuerza, su legitimidad y su papel de salvador esencial", comenta a El Independiente desde el exilio Hicham Mansouri, periodista marroquí de Orient XXI.
"También es una oportunidad para justificar el estatus de monarquía ejecutiva debilitando al gobierno, a todos los cargos electos y a la clase política, y tomando la iniciativa tanto en la gestión de la crisis como en términos de imagen. Esto resulta paradójico. Una expresión común, seguramente generalizada y popularizada por los comunicadores del régimen, ilustra bien esta situación: 'el rey es bueno, los que le rodean son los malos'", añade. Ayer miércoles el rey presidió una reunión en la que se abordó un programa de unos 11.000 millones de euros para en el plazo de cinco años realojar a las personas afectadas por la catástrofe, reconstruir viviendas, rehabilitar infraestructuras y reforzar el desarrollo socioeconómico en seis provincias.
"El liderazgo del rey"
Por las sucursales mediáticas del palacio real marroquí -esto es, la amplia mayoría de los medios de comunicación en un país donde se ejerce la censura y se persigue activamente cualquier ejercicio de disidencia- han circulado otros mensajes en loor del monarca. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, aplaudió supuestamente “el liderazgo” del monarca en una entrevista a la agencia de noticias Map como previa a la celebración de la reunión anual de la organización y del Banco Mundial el próximo mes en Marrakech. “Pasé cinco años como comisaria humanitaria y encargada de la respuesta a las crisis, y he visto una y otra vez que cuando una nación se une, puede superar los retos más dramáticos. Y eso es lo que está haciendo Marruecos bajo el liderazgo de su majestad el rey”, declaró Georgieva.
No habría sido posible sin las altas direcciones de su majestad el rey Mohamed VI, insiste la propaganda oficial
En un intento de hacer enmudecer las críticas, la Map también recoge declaraciones de diplomáticos extranjeros destinados en el reino como el embajador de Emiratos Árabes Unidos, que defiende la “labor profesional y colosal” del país. “No habría sido posible sin las altas direcciones de su majestad el rey Mohamed VI”, opinó el diplomático. “A pesar del carácter montañoso de las zonas afectadas con su relieve escarpado, la situación fue rápidamente controlada”, agregó. Mohamed VI envió ayer miércoles cartas de gratitud por la asistencia prestada a los jefes de Estado y Gobierno de España, Reino Unido, Emiratos y Qatar, los únicos cuatro "países amigos" de los que aceptó ayuda en las primeras jornadas tras el seísmo.
Precisamente en la última semana y media han arreciado las críticas por la demora en activar el protocolo de asistencia; el veto a la ayuda ofrecida por Francia o Argelia, con los que mantiene una relación diplomática entre tensa y nula; el retraso en llegar a los lugares más remotos del Atlas y la falta de ayuda a las víctimas, representantes de ese mundo rural largamente ignorado por las autoridades alauíes. La prensa internacional, en cambio, ha subrayado positivamente la ola de solidaridad que ha generado el seísmo entre el pueblo marroquí, más allá de la orfandad gubernamental.
El régimen ha tratado de censurar las denuncias calificándolas de “coloniales” o provistas de cierto complejo "antimoro" pero lo cierto es que las críticas han surgido de los propios damnificados, en vídeos en los que lamentan su abandono; denuncian la recepción de comida en mal estado, lanzada desde los helicópteros; o entre sollozos cuentan que nadie les asistió para enterrar a sus seres queridos. La ira llevó a una de las víctimas a rectificar en directo a una reportera de la televisión qatarí Al Yazira que informaba de la asistencia sanitaria. “El hospital está vacío, todo es mentira”, contestó uno de los supuestos beneficiados por la medida mientras interrumpía a la periodista, entre los gestos alarmados de los policías.
"Ante la imposibilidad de ocultar la corrupción rampante en el sistema, estas crisis sirven también para señalar culpables y afirmar la autoridad. Esta propaganda y manipulación tiene éxito no sólo a nivel interno sino también externo, entre medios de comunicación y élites extranjeras", opina Mansouri. "El régimen no pierde la oportunidad de completar el círculo virtuoso, desde su punto de vista, recuperando esta valiosa referencia extranjera a nivel interno: 'Siéntete orgulloso… mira cómo nos ven los occidentales', dicen".
Dos periodista franceses expulsados
Un ejercicio de escrutinio público al rey y su círculo, el majzén, que se ha extendido por la prensa internacional, que ha subrayado además las abismales diferencias que separan a las zonas urbanas y rurales de Marruecos, donde la falta de asistencia sanitaria y educativa o la ausencia de infraestructuras e incluso agua potable son un mal endémico nunca abordado por quienes detentan el poder.
El aluvión de críticas ha escocido en los pasillos de Rabat, lejos de la zona de la catástrofe. “Lo que están intentando hacer es control de daños, sin más, y principalmente hacia la opinión pública marroquí, ya que es demasiado tarde con los medios de comunicación internacionales que parecen estar descubriendo un régimen prehistórico”, señala en declaraciones a El Independiente Fouad Abdelmoumni, activista de derechos humanos y economista marroquí. “Están muy preocupados”, replica otro opositor.
Es control de daños, sin más, y principalmente hacia la opinión pública marroquí
El Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí ha criticado especialmente la cobertura de los medios franceses, aunque el tono ha sido similar en cabeceras de medio mundo. El organismo proestatal ha sido especialmente iracundo con la portada del semanario satírico Charlie Hebdo, que subrayaba la incómoda incoherencia de enviar donaciones al reino presidido por una de las grandes fortunas del mundo. “Envíe sus donaciones a Mohamed VI, uno de los monarcas más ricos del planeta, con 6.000 millones de dólares”, titulaba con una ilustración de la inflada figura del rey cubierto de billetes y aplastando a sus súbditos. Mohamed VI, que tardó 18 horas en regresar a Rabat desde París, no ha visitado el Atlas y se limitó a trasladarse a Marrakech cuatro días después del seísmo para donar sangre y fotografiarse junto a algunos heridos, en un movimiento medido al milímetro por palacio. En las horas previas a su llegada, un batallón de empleados pintó las aceras de las calles por las que pasó la comitiva oficial. El rey se hizo un puñado de fotografías y regresó a sus lujosos aposentos de Rabat.
En plena escalada de la represión, ayer miércoles las autoridades marroquíes detuvieron y expulsaron del país a Quentin Müller y Thérèse Di Campo, dos enviados especiales del semanario galo Marianne. “A primera hora de la mañana una decena de agentes de las fuerzas del orden marroquíes acudieron a detener a nuestros enviados especiales en su hotel de Casablanca, antes de enviarlos de regreso a París en avión”, explicó la cabecera. “Eran las tres de la madrugada del miércoles 20 de septiembre en Casablanca cuando una decena de hombres llamaron a la habitación de dos periodistas que habían llegado la víspera al Novotel de la calle Sidi-Beltout”, relató.
A largo plazo el peligro es grande: solo sirve para crear desconfianza y recelo hacia los cargos electos que pierden toda legitimidad
“Nos llevaron hasta una furgoneta, nos dijeron que no éramos bienvenidos y que les molestábamos, y que nos iban a meter en el próximo avión a Francia", detalló Müller tras una semana de cobertura en el país. "Nos retuvieron unas horas en la comisaría de la policía judicial del aeropuerto, y luego nos embarcaron sin más en un avión de Royal Air Maroc”. A juicio del semanario, “esta expulsión manu militari confirma lo difícil que es trabajar en Marruecos para los periodistas extranjeros y locales. Y cuando son franceses, la situación es quizás aún más complicada, dado el estado de las relaciones diplomáticas entre nuestro país y Marruecos”.
La publicación recuerda los ataques de trolls marroquíes que han recibido sus informaciones sobre el país, también viñetas como las que la semana pasada presentaba a Mohamed VI en cama, con un puro en la boca y una copa en la mano, declarando: "Por casualidad: estaba descansando en Francia”. “Nos ha valido una amistosa amenaza de muerte en las redes sociales…”, apunta el semanario.
La operación para lavar la tocada imagen del rey tiene sus riesgos internos. "A largo plazo el peligro es grande: solo sirve para crear desconfianza y recelo hacia los cargos electos que pierden toda legitimidad. Incluso leemos y oímos a ciudadanos decir: no necesitamos un gobierno ya que es el rey quien lo hace todo. Otros van más lejos pero susurran: 'no hay que fiarse de tres cosas: el mar, el fuego y el majzén'", concluye Mansouri.
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