Al menos 125 personas murieron tras la explosión que se produjo el lunes en un depósito de combustible en Nagorno Karabaj tomada por el Ejército de Azerbaiyán tras una operación militar iniciada el pasado 19 de septiembre, según la ministra de Sanidad de Armenia, Anahit Avanesián.
Los restos de las víctimas se transportaron a Armenia y otras 67 personas fueron atendidas en el centro nacional de quemados. La mayoría se encontraba en estado "grave" o "extremadamente grave". Según medios locales, la cifra de damnificados se acercaba a los 300. La causa del suceso todavía se desconoce.
Tras el suceso, el Ministerio de Sanidad de Armenia informó también en un comunicado en su página web del envío de un helicóptero con un equipo médico, medicinas y suministros médicos a la capital de Nagorno Karabaj, Artsaj, para ayudar en las tareas de atención a los heridos.
Por su parte, la Presidencia de Azerbaiyán resaltó que había enviado una ambulancia con suministros médicos para atender a heridos por quemaduras y otro material a través de la carretera entre Aghdam y Jankendi para atender a los damnificados, según ha recogido la agencia estatal azerí de noticias, Azertag.
Tan solo unas horas antes, una delegación oficial azerí pactó con representantes armenios de Nagorno Karabaj la entrega de ayuda humanitaria, el despliegue de servicios sanitarios y una comisión conjunta de trabajo para restablecer los servicios básicos y rehabilitar la infraestructura de la región.
La región de Nagorno Karabaj es un territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur recuperado por Azerbaiyán tras su última ofensiva de la semana pasada. Hasta entonces la zona, de mayoría armenia, había estado más de tres décadas bajo control de fuerzas proarmenias pese a que la comunidad internacional reconocía la región como de soberanía azerí. En la zona viven unos 120.000 armenios.
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, afirmó el domingo que la posibilidad de que la población armenia de la región de Nagorno Karabaj se traslade a Armenia en el marco de la reintegración del territorio en Azerbaiyán está aumentando, antes de advertir del peligro de una "limpieza étnica".
Las autoridades azeríes han sostenido en todo momento que su intención es que estas personas puedan permanecer en sus hogares y ha prometido respetar sus derechos, si bien ha señalado que los miembros de grupos armados proarmenios y de las Fuerzas Armadas armenias deberán entregar las armas y salir del país.
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