A sus 98 años Jaroslav Hunka creía que ya nadie destaparía su pasado nazi. Pero unos minutos de gloria han hecho que salga a la luz que lejos de ser un "héroe de guerra" fue un combatiente en la Division Galitzia de la SS (Schützstaffel), implicada en la matanza de judíos y polacos en la Segunda Guerra Mundial. Polonia se plantea reclamar su extradición.
El presidente del Parlamento canadiense, Anthony Rota, fue quien puso el foco en Jaroslav Hunka el pasado viernes, cuando el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se dirigió a los diputados ante el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Rota le presentó como un luchador por la independencia de Ucrania, "un héroe ucraniano, un héroe canadiense". Zelenski venía de ver al presidente Biden, que confirmó el envío de Abrams y Hawks.
Poco después de los aplausos a Hunka en el Parlamento varios grupos judíos en Canadá protestaron enérgicamente contra la ofensa que suponía que se aclamara en la sede del Legislativo canadiense a quien fuera combatiente nazi de la Division Galitzia, que fue "responsable de asesinatos masivos de civiles inocentes con un nivel de brutalidad y malicia inimaginable", según el comunicado de los Amigos del Centro Simon Wiesenthal de Estudios del Holocausto.
Es una situación perturbadora y vergonzosa para Canadá"
justin trudeau, primer ministro de canadá
Anthony Rota escribió una disculpa por no haberse informado adecuadamente y asumió toda la responsabilidad. "Pido perdón a las comunidades judías en Canadá y en todo el mundo", dijo Rota, quien acabó dimitiendo. Trudeau apuntó que no sabía nada sobre la presencia de Hunka, como tampoco estaba al tanto el presidente Zelenski. "Es una situación perturbadora y vergonzosa para Canadá", apuntó Trudeau.
La cuestión es muy delicada, ya que sirve de munición a la Federación Rusa que sigue sosteniendo una narrativa en la que acusa de nazismo a los ucranianos, incluso cuando el presidente Zelenski es judío, y no hay partidos nazis en la Rada ucraniana.
Según The Conversation, "el escándalo ilustra el desconocimiento de los dirigentes políticos canadienses sobre el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial".
Eligió a Hitler en lugar de Stalin
El pueblo donde nació Hunka era entonces territorio polaco. Como confesó en un artículo publicado en 2011, cuando empezó la Segunda Guerra Mundial quería que entraran los nazis, pero antes que ellos llegaron las tropas soviéticas, en virtud del Pacto Molotov-Ribbentropp, en 1939, en el que se dividieron Polonia Stalin y Hitler. El territorio, que ya era Ucrania, fue sometido, y las deportaciones estaban a la orden del día.
Vivió la Operación Barbarroja como la oportunidad de que Hitler liberara a Ucrania del terror soviético. Hitler también reprimió al pueblo ucraniano, pero Hunka decidió unirse a la División Galitzia, también conocida como 14ª Wafffen Grenadier, para detener a las "bestias con una estrella roja en la frente". Hubo también nacionalistas ucranianos que pensaban que así se liberarían del dominio soviético.
Fueron carne de cañón para las tropas nazis, pero aquella Primera División Ucraniana, que combatió en Ucrania, Polonia, Eslovaquia y la ex Yugoslavia había sido entrenada por oficiales de la SS y como tal sembraba el terror. Solo quedaron 3.000 soldados de los 15.000 que formaban la unidad. Muchos cayeron en la batalla de Brody.
Siempre fueron considerados colaboradores de los nazis y nunca se les ha visto como héroes en Ucrania"
ivan katchanoski, ctvN
"Masacraron pueblos enteros habitados por polacos en la región de Galitzia, incluidos niños y mujeres a los que acusaban de vínculos con los partisanos soviéticos", ha dicho el politólogo Ivan Katchanoski a la CTVNews canadiense. "Siempre fueron considerados colaboradores de los nazis y nunca se les ha visto como héroes en Ucrania". También estuvieron implicados en la represión del levantamiento antinazi en Eslovaquia y en Yugoslavia. En 1945 se denominaron Primera División Ucraniana del Ejército Nacional Ucraniano y se rindieron a las tropas británicas en mayo de 1945.
Más de 8.000 combatientes se trasladaron al Reino Unido en 1947. Entre ellos, Yaroslav Hunka. Allí se afilió a la Asociación de Ucranianos en Gran Bretaña. En 1951 se casó con Margaret Ann Edgerton y tres años después se trasladó a Canadá.
En 1950 el gobierno de Canadá permitió el asentamiento de unos 600 combatientes por haber luchado contra los soviéticos. No los rechazaron a pesar de haber servido en el Ejército nazi. Fue en 1985 cuando el gobierno de Brian Mulroney ordenó una investigación para averiguar si Canadá había servido como un refugio a criminales nazis.
La historia de la División SS y la llegada de algunos de sus miembros a Canadá aparecieron en el Informe de la Comisión Deschenes de 1985-86, que exculpó a la mayoría de los soldados de crímenes de guerra.
Hunka se implicó en la vida de la comunidad en Toronto, sobre todo en las actividades de la Iglesia católica. Estuvo empleado en la industria aeronáutica. Llegó a ser inspector en DeHavilland Aircraft en Toronto.
Tras jubilarse, tuvo ocasión de visitar varias veces la Ucrania independizada. Ahora vive en North Bay. Para sus vecinos y amigos, era, como para el presidente del Parlamento canadiense, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que luchó por la independencia de Ucrania y aún hoy sigue apoyando a las tropas ucranianas contra Rusia.
El embajador polaco en Canadá, Witold Dzielski, asegura que la División Galitzia contribuyó a las muertes de seis millones de polacos durante la guerra, la mitad de ellos polacos. El ministro polaco de Educación, Przemyslav Czarnek, ha pedido que se estudie la extradición de Hunka.
En una carta al Instituto Nacional de la Memoria Nacional, el ministro señala que es urgente examinar si Hunka cometió crímenes contra polacos judíos, ya que si así fuera habría que juzgarlo en Polonia. A los 98 años toda su historia como héroe anticomunista se derrumba y emergen las sombras de las víctimas de la División Galitzia.
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hace 1 año
Eran tiempos terribles, en una guerra entre los dos mayores asesinos del siglo XX, Hitler y Stalin). Este hombre tomó partido contra el terror rojo ruso pero se adaptó a la sanguinaria agresión de los nazis. El homenaje fue un error. Ahora bien, puestos a juzgar al pasado, también deberían juzgarse los crímenes del comunismo ruso.
Por otra oarte » la frase la División Galitzia contribuyó a las muertes de seis millones de polacos durante la guerra, la mitad de ellos polacos» es incoherente. Serán 6 millones de personas, la mitad polacos. Con todo, se trata de una «contribución», no que la División matara tanta gente.
A veces en el pasado no hay buenos y malos, sino malos y malos. ¿Hubo buenos en algún bando? Puede ser. Pero perdieron su bondad.
Finalmente dado su pasado me parece arriesgado lo que ha hecho este hombre, en vez de ocultarse.
En fin, un error y un horror.