Durante dos días "Granada fue la capital de Europa", dijeron con cierta altisonancia en Moncloa. Desde el jueves medio centenar de líderes europeos, sus séquitos de asesores y una legión de periodistas -por cientos- desfilaron por el Palacio de Congresos de Granada en mitad de un despliegue de seguridad en el que participaron más de 5.000 agentes. El principal hito de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea concluyó este viernes con una declaración en la que se evitó la migración, un asunto que divide a los Veintisiete y polariza a sus opiniones públicas, y se esbozó una ampliación del club comunitario "sin atajos" ni horizontes precisos.
Una Unión Europea que se blinda ante los migrantes que llaman a sus puertas y que, al mismo tiempo, busca extender sus fronteras actuales. "La cumbre europea muestra que la migración es uno de los grandes asuntos ahora mismo en Europa, con distintas sensibilidades: entre países que afirman una postura más solidaria y otros que quieran avanzar hacia políticas más restrictivas”, apunta Alberto Bueno, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada. “La dirección que marcan los acuerdos concretos señalan claramente el camino hacia una política más restrictiva y de endurecimiento de las condiciones de llegada y asilo", asevera.
Hacia una Europa blindada
“Elección tras elección la migración ha dominado las inquietudes de nuestros ciudadanos. Y lo que no podemos es permitir que este debate domine y polarice otra campaña de las elecciones europeas”, declaró en Granada la presidenta del Parlamento europeo, Roberta Metsola. “No digo que no vaya a ocurrir, pero lo menos que podemos hacer es demostrar sobre el papel, en blanco y negro, que hemos abordado esta cuestión desde el punto de vista legislativo”, agregó.
Las dos jornadas de la cumbre de la Alhambra se desarrollaron precedidas del preacuerdo alcanzado por los ministros de Interior de la UE en el Reglamento de Crisis, el último fleco del Pacto europeo de Migración y Asilo, que salió adelante con los votos en contra de Polonia y Hungría y la abstención de Austria, República Checa y Eslovaquia. El reglamento es la normativa que se aplicará en caso de situaciones de crisis o de fuerza mayor, como el de las llegadas masivas de migrantes. Y ese acuerdo terminó acaparando la atención en Granada, donde Meloni hizo frente común con el primer ministro británica Rishi Sunak para abordar el asunto en una reunión paralela a la que asistieron Francia, Países Bajos y Albania.
Para aprobar el Pacto y alcanzar la mayoría cualificada, Alemania aceptó ceder y eliminar la referencia a las misiones de rescate a cargo de organizaciones no gubernamentales con el objetivo de convencer a la italiana Giorgia Meloni, que ha hecho de la migración y su oposición a las ONG dedicadas al rescate de migrantes en el mediterráneo la seña de identidad de su Gobierno.
Pero, para las organizaciones de derechos humanos, el texto final muestra el endurecimiento de la política de la UE, contagiada por las posiciones de la ultraderecha. “El Pacto se está convirtiendo en una amenaza para las personas refugiadas, que verán como sus derechos y sus vidas cada vez valen menos en las fronteras de Europa”, dicen desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. La cumbre de Granada ha mostrado con total crudeza que la migración es uno de los elementos que dividen cada vez más a los países miembros. Hungría y Polonia han denunciado haber sido “secuestradas” por Bruselas y se negaron a que se incluyera un párrafo, ya de por sí duro, en la Declaración de Granada. Para evitar la foto final de una reunión informal sin documento conjunto, los Veintisiete aceptaron omitir cualquier mención al tema.
Una ampliación “por méritos, sin atajos y sin fecha”
Una Unión Europea dispuesta a crecer más allá de sus fronteras actuales. Es uno de los temas abordados en Granada, sin grandes progresos. “Una UE de 30 países miembro o más. El proceso de adhesión está basado en el mérito. No puede haber atajos ni una adhesión automática”, advirtió este viernes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una referencia velada a Ucrania. Los Veintisiete abren la puerta a nuevas incorporaciones pero evitan establecer una fecha límite para los candidatos, entre los que también figuran Moldavia y los países de los Balcanes Occidentales. “Los países aspirantes a ser Estados miembros deben intensificar sus reformas, especialmente en el ámbito del Estado de Derecho, en consonancia con el carácter basado en el mérito del proceso de adhesión y con la ayuda de la UE”, recuerda la declaración de Granada. Para ingresar en la UE, los países deben cumplir unas normas jurídicas, económicas y democráticas, un proceso que puede durar años.
Lo importante es dejar de posponer las cosas
El listado de potenciales candidatos es aún más amplio: Albania, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Turquía o Kosovo. Algunos se encuentran ya en algunas fases de las negociaciones. El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, reconoció este viernes “la frustración” de algunos países de los Balcanes. “Llevan 20 años esperando”, deslizó. Bruselas también ha debatido en Granada cómo prepararse internamente -con reformas en la toma de decisiones y aspectos presupuestarios- para acoger a los nuevos socios. Michel se ha mostrado partidario de establecer 2030 como una fecha límite para acometer las reformas internas y que sirva de “acicate” a los candidatos para cumplir con los requisitos de adhesión."Lo importante es dejar de posponer las cosas", manifestó en la ciudad andaluza. Pero tampoco en este cunde la unanimidad.
El presupuesto “acorde a las ambiciones”
“La UE necesita centrarse en tres cuestiones: cuáles son las prioridades y políticas comunes de la UE para el futuro, cómo actuará Europa conjuntamente en términos de toma de decisiones y cómo asegurarse de que Europa dispone de un presupuesto acorde con sus ambiciones”, estableció Michel en Granada. El dinero ha sido uno de los asuntos en boca de todos en una coyuntura marcada por los esfuerzos presupuestarios que, primero, provocó la propagación del coronavirus y, desde febrero de 2022, la invasión rusa de Ucrania. “Nuestros fondos son finitos. La pandemia, la invasión de Ucrania, las catástrofes naturales y la crisis del coste de la vida han pasado factura. La subida de los tipos de interés ha incrementado los costes de los préstamos de la UE. El efecto combinado de todo ello es que el presupuesto de la UE está al límite”, recordó Metsola antes de lanzar su súplica: “Necesitamos más recursos”.
La pandemia, la invasión de Ucrania, las catástrofes naturales y la crisis del coste de la vida han pasado factura
Los planes de ampliación también precisan de nuevas inyecciones presupuestarias. Un informe interno de la UE cifra en un incremento del 21% del presupuesto -256.800 millones de euros- si las normas actuales sobre subvenciones agrícolas, desarrollo regional y otros gastos se aplicaran a una unión de 35 miembros. Sólo la adhesión de Ucrania podría suponer un aumento del gasto de 186.300 millones de euros en siete años. Granada ha planteado un debate que, como el de la migración y la propia ampliación, marcará el debate de la UE los próximos años.
Fracaso mediador
La III cumbre de la Comunidad Política Europea, un foro alumbrado por Emmanuel Macron en 2022 al abrigo de la invasión rusa de Ucrania, reunió este jueves en Granada a líderes de la UE y de países vecinos en un intento de abordar los desafíos geoestratégicos del continente más allás de los límites de los Veintisiete. El formato, cuya próxima edición acogerá en seis meses Reino Unido entre dudas sobre su continuidad, no logró en Granada uno de sus cometidos: tender puentes en suelo europeo y contribuir a la seguridad del continente.
No hay razón para reunirse antes de que se adopten sanciones contra Serbia
El primero de los cometidos, servir de escenario para una reunión bilateral entre Azerbaiyán y Armenia en plena escalada militar, ni siquiera llegó a producirse después de que el presidente azarí se negara a acudir censurando el formato de la mediación, sin Turquía y con la presencia de Francia. Tampoco resultó útil para Kosovo y Serbia, otro de los conflictos latentes en Europa y cuyos líderes sí acudieron a la cumbre. Pero ni siquiera se estrecharon la mano con la ciudad de la Alhambra como marco. La presidenta kosovar Vjosa Osmani fue tajante en el Palacio de Congresos granadino: “No hay razón para reunirse antes de que se adopten sanciones contra Vučić. Primero las sanciones y luego podemos hablar del resto”. “En la cumbre de Granada no ha habido ningún paso adelante sobre la tensión territorial entre Kosovo y Serbia y el encuentro entre el líder de Armenia y de Azerbaiyán nació muerto”, subraya Rubio.
La fatiga bélica
Volodímir Zelenski volvió a acaparar los focos en su primera visita a España desde el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Pero el efecto sorpresa e incluso la movilización inicial ha comenzado a dejar paso a la fatiga bélica y los primeros síntomas de desunión en el seno del club comunitario. A la negativa de Polonia de enviar más armas a Ucrania y las turbulencias internas en Estados Unidos, que hacen peligrar el presupuesto, se suma la victoria en Eslovaquia del ex primer ministro Robert Fico, de 59 años, con la promesa de dejar de ayudar militarmente a Ucrania. El gobierno eslovaco en funciones confirmó este viernes la suspensión del envío de armamento a Kiev mientras los partidos políticos que se oponen a mantener la ayuda se hallan enen conversaciones para formar una coalición. Consciente de ese cansancio en un escenario marcado por la ausencia de avances de las trincheras, Zelenski pidió desde Granada nuevos esfuerzos y equipos de defensa aérea.
La UE trata de mantener el apoyo a Kiev ante el alargamiento de la guerra y el agotamiento físico y material
"El principal reto que tenemos es salvar la unidad en Europa", subrayó el presidente ucraniano. "Pese a lo que ocurre en otras partes del mundo, pese a los tornados políticos que nuestros socios experimentan, Europa debe ser fuerte", agregó. Durante jueves y viernes los líderes de la UE han repetido discursos de apoyo cerrado a Kiev y su compromiso de mantener el grifo abierto el tiempo que sea necesario, pero las primeras grietas amenazan con ir minando esa imagen de unidad.
A juicio de Bueno, la UE trata de mantener ese apoyo moral "ante el alargamiento de la guerra, el agotamiento físico y material pero también moral o la paciencia estratégica de los aliados". "Pero también cómo puede afectar los posibles cambios de gobierno. Lo que vemos son las dificultades de transformar esas palabras en hechos antes una peticiones de Ucrania que quiere sostener el esfuerzo de la guerra. La cumbre europea materializa ese apoyo a Ucrania y tenemos una nueva foto pero poco más al respecto", concluye.
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