Reconoce que dudó en hablar con la prensa, pero que no puede callar tras el maremoto de la última semana. “Es la primera vez que veo algo tan fuerte”, dice Juana Ruiz en conversación con El Independiente. Entre abril de 2021 y febrero de 2022 Ruiz estuvo encarcelada en una prisión israelí por su trabajo como cooperante en la organización sanitaria Health Work Committees (HWC). 294 días de calvario que ha tratado de dejar atrás pero cuyo recuerdo ha vuelto esta semana tras la enésima espiral de violencia entre israelíes y palestinos. “He visto muchas cosas y he padecido otras muchas y ahora lo que tengo es una tristeza enorme”, confiesa.

Ruiz rompe su silencio desde la localidad cisjordana de Beith Sahur, cerca de Belén. Llegó a los Territorios Palestinos en la década de 1980 y saltó involuntariamente a la primera plana tras su arresto en abril de 2021 después de que el ejército israelí firmara una redada contra la organización en la que trabajaba. El 17 de noviembre de 2021 un tribunal militar israelí la condenó a 13 meses de prisión por trabajar y recaudar fondos para una ONG palestina que Tel Aviv consideraba ilegal. “No tengo odio. Nunca lo he tenido ni quiero sentirlo. Por muy mal que me traten, no soy una persona que odie”, replica.

No tengo odio. Nunca lo he tenido ni quiero sentirlo

El ataque de Hamás y la represalia israelí, que ha caído sin cesar sobre el callejero de la Franja de Gaza, la ha hecho hablar. “Estoy en contra de la violencia. Es algo que no soporto por una sencilla razón: las víctimas siempre son las más pobres, las más débiles, las que no se pueden defender y las que siempre acaban pagándolo, en una y otra parte”, arguye la española, casada con un cristiano palestino originario de Gaza y madre de dos hijos. “Me parece horrible que haya víctimas, de un lado y de otro”, aclara.

Todo el barrio de Gaza en el que yo vivía, uno de los más céntricos, está siendo barrido por los bombardeos. ¿Es la venganza la solución?

"Destrozar en lugar de arreglar"

“Lo que está pasando es el resultado de las malas políticas que hemos recibido de una parte de Occidente, que está en el plan de destrozar y no de arreglar. Que el ministro de Defensa israelí hable de exterminar a unos animales y nadie en Europa sea capaz de decirle algo. Que hablamos de seres humanos, por muy mal que lo hayan hecho”, denuncia Ruiz. “A mí me han querido mucho en Gaza. Tengo muy buenas amistades. Me han respetado por ser española, por ser cristiana, por ser una señora que no cuadraba entre ellos y sin embargo me cuidaron, y me quisieron y los tengo que defender porque los conozco y sé que ellos lo están haciendo por una razón muy sencilla: los están matando poco a poco”.

Tras 16 años de asedio, la Franja de Gaza -controlada por Hamás- se prepara ahora para una operación terrestre del ejército israelí entre continuos bombardeos. “No sé si en Gaza han llegado a la conclusión de que los maten de golpe. Puede ser un suicidio. Quizás sí. La gente se está muriendo por enfermedades como el cáncer o las alergias que no se pueden tratar porque no hay buenos hospitales ni disponen de agua y solo había cuatro horas diarias de electricidad”, detalla Ruiz. “Esto dura ya muchos años y la comunidad internacional debería haber puesto coto. Si no le das opción a un país que quiere la independencia y que tiene todo el derecho a ella porque es la población original y ni siquiera le das lo poco que pide, acaba siendo una bomba de relojería. No se puede vivir toda la vida así”.

Juana Ruiz en una fotografía reciente.

Cuando se cumple una semana de los ataques de Hamás contra poblaciones israelíes cercanas a Gaza, la cooperante española sigue en shock. “Es un fracaso total de la seguridad israelí. Yo he estado entre ellos y sé cómo son y las tecnologías que tienen, las mejores del mundo. Fueron ellos los que inventaron Pegasus, que ha estado espiando a la mitad de los políticos de Europa y disponen de la mejor tecnología militar del mundo y uno de los ejércitos más poderosos. ¿Cómo es posible que unos cuantos milicianos hayan hecho tanto daño?”.

Desde Cisjordania, donde varias decenas de palestinos han sido arrestados y medio centenar ha muerto en esta semana de violencia, Ruiz se niega a responder la pregunta de si los militantes de Hamás son terroristas, como lo han designado una decena de países. “Es que esa pregunta no se la hacéis al otro lado”, responde. “No soy partidaria de Hamás, que logró dividir a la Organización para la Liberación Palestina (OLP). En aquel momento a Israel le convenía dividir a los palestinos”. “Israel es responsable. Hace 75 años le quitó la tierra a los palestinos. Hoy hay 7 millones de palestinos en la diáspora. Yo misma tengo familiares que ni siquiera disponen de un documento, que viven como refugiados. Nadie sabe lo doloroso que es ir a otro lugar y no tener derechos ni nadie que se ocupe de ti”.

Hay demasiados muertos ya. Hay que sentarse en una mesa y que los dos lados se pregunten: “¿Qué queréis? ¿Qué queremos?

“Durante todos estos años la Autoridad Palestina ha dado una oportunidad, con la idea de que, por pequeño que fuera, tener un país y un desarrollo económico. Pero no han querido comprenderlo. Cuando llegué a Palestina en 1985 había unos 150.000 colonos. Hoy en toda Cisjordania hay cerca de un millón y está robando cada vez más. Esta semana, con lo que está sucediendo en Gaza, nos tienen aislados. Ni siquiera podemos movernos entre los pueblos cercanos”, denuncia.

Ruiz observa estos días con desolación cómo los ataques aéreos van carcomiendo la geografía de Gaza en la que una vez residió. “Todo el barrio en el que yo vivía, uno de los más céntricos, está siendo barrido. ¿Es la venganza la solución? Uno se venga y vendrán los otros a vengarse. Habría que obligarles a que dejen de matar. Hay demasiados muertos ya. Hay que sentarse en una mesa y que los dos lados se pregunten: “¿Qué queréis? ¿Qué queremos? Traer un poco de paz y tranquilidad”.

La cooperante española que solo pudo recobrar la libertad tras declararse culpable -“lo hice por mi familia porque yo no soy culpable de nada”, dice- quiere creer que aún es posible el diálogo. “La solución no puede ser aniquilar ni enterrar a una población entera. ¿Un Holocausto palestino? Y si es esa la solución, es que definitivamente estamos en un mundo enfermo”, desliza. “Yo rezo para que la sociedad israelí no cojan el mazo de la venganza. Hubo una parte valiente que se rebeló cuando Netanyahu quiso cambiar las leyes. Poco a poco, cuando se calmen las cosas y pase esta propaganda, espero que todos lo piensen fríamente y llegen a la conclusión de que no podemos tener paz si no damos derechos al pueblo palestino. Ojalá todo esto fuera una lección para unos y otros. Y que no haya más muertes”.