Daniel Levy está consternado y habla sin medias tintas, aunque -admite- su posición le esté causando problemas de puertas hacia dentro. Fue negociador israelí en las conversaciones con los palestinos de Oslo-B (1995) y Taba (2001) y asesor del ex primer ministro Ehud Barak. "En los momentos más duros es cuando realmente se pone a prueba a las personas que aplicamos nuestra creencia en la humanidad de todos sin distinción", responde.
En plena tempestad, con el ansia de venganza instalado en la élite política israelí y las bombas cayendo sobre el callejero de la Franja de Gaza, Levy censura el curso de los acontecimientos. "Hay mucho deseo silencioso de encontrar una manera de superar esto, aunque nos abrumen el dolor, la ira y el miedo. Es muy difícil, pero lo haremos", replica Levy, actualmente presidente del US/Middle East Project, un instituto de análisis político centrado en el conflicto palestino-israelí, en una extensa entrevista con El Independiente.
Pregunta.- Imagino que observa lo que está sucediendo con preocupación...
Respuesta.- Sí. Es una semana increíblemente dolorosa para Israel, para los israelíes. Y en medio de ese dolor, la comprensión de lo que algunos de nosotros habíamos argumentado sobre las causas de la raíz palestina: no solo que viven sin derechos, sin libertades, sin un Estado, sin esperanza sino también que todas las vías políticas estaban bloqueadas. No había ningún proceso político serio. Todos estaban más preocupados con normalizar relaciones con países con los que Israel no está en guerra. Se desestimó la cuestión central palestina. No se sancionó a Israel por su violación del derecho internacional. No se recurrió a la ONU.
Con el tiempo, todo iba a explotar, lo que no justifica nada. Así que, por un lado, había el contexto más amplio llegando a un punto crítico; el ataque, por otro; y el tratamiento de Israel hacia los palestinos de Gaza, que es una población formada principalmente por refugiados, muchos de los cuales viven en campamentos y expulsados durante la creación de Israel entre 1947 y 1949 y que ha vivido los últimos 17 años bajo un bloqueo.
Israel está usando un lenguaje genocida, el mismo que se empleó en Ruanda y los Balcanes
Un niño que nació al principio de ese bloqueo está ahora terminando el bachillerato, vivió toda su vida sin un horizonte más allá de Gaza. Y entonces Israel lleva a cabo una acción que, según dicen, va contra Hamás, pero que resulta evidente que va contra civiles: cerrando el agua, la electricidad, los alimentos, los suministros médicos y humanitarios, diciendo a más de un millón de personas que van a ser desplazadas a la fuerza, que tienen que abandonar un territorio que está siendo bombardeado con 2.800 muertos, más de 700 niños.
¿Hamás es responsable de esto? No, es Israel quien ha cortado los suministros y quien está bombardeando. Así que nos encontramos en una situación horrenda, no sólo por lo que han sufrido los israelíes, no sólo por lo que les está ocurriendo ahora a los palestinos, sino también, por el lenguaje que se está utilizando. Me sorprendo a mí mismo diciendo esta palabra, pero se está utilizando un lenguaje genocida porque hay deshumanización por parte de palestinos e israelíes. Pero ahora tenemos a los dirigentes israelíes, desde el presidente hasta el último escalón, diciendo abiertamente que no hay distinción entre civiles y combatientes, hablando de los palestinos como de bestias. Y eso se ve en la sociedad. Yo no estoy allí. Hablo con la gente todos los días y están aterrorizados. Hablo con personas que están desesperadas por residir en un lugar en el que se vea la humanidad en todo el mundo, porque este es el lenguaje de Ruanda y de los Balcanes Occidentales de la década de 1990.
Hay un camino desde la inmediata desescalada a volver a la política, a tratar de abordar las causas profundas
P.- Tras esta semana, ¿cuál debería ser la lección para la élite israelí?
R.- He de ser sincero. No es el mejor momento para impartir lecciones. La gente está dolida y enfadada. Y a uno le gustaría decir que la lección obvia es que no se puede mantener a la gente viviendo en un sistema de violencia estructural, porque antes del sábado por la mañana [7 de octubre] los palestinos vivían en un sistema que las organizaciones de derechos humanos ha sido definido de manera creíble como un apartheid. A mí me gustaría pensar que esa lección con el tiempo puede volver a entrar en el discurso público, pero me temo que la lección que se discute actualmente es que no se hizo un trabajo militar suficientemente duro. Y no veo un argumento que vaya más allá de una solución militar.
Von der Leyen, con su visita, ha alentado a que Israel cometa crímenes de guerra
Pero es también una lección para el exterior. No es sólo para los israelíes o los palestinos. Creo que se han consentido las acciones ilegales israelíes durante décadas y eso ha empeorado en los últimos años con Estados Unidos pero también con Europa. Hemos visto a la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, alentando la comisión de crímenes de guerra hablando, mostrando una enorme empatía y humanidad hacia los israelíes, que es lo que debería hacer, pero contribuyendo realmente a la deshumanización de los palestinos al ignorar totalmente su situación. Así que creo que hay una lección para el extranjero: al animar a Israel a creer que no pasa nada, que no tienes que hacer nada respecto a los palestinos, se ha fomentado la complacencia y la arrogancia israelíes. Y creo que eso contribuyó directamente al colosal fracaso de la inteligencia israelí en el aspecto militar.
P.- Dice que Tel Aviv está buscando respuestas fáciles. ¿Cuáles debería ser la solución?
R.- Estamos donde estamos. Hay 199 israelíes retenidos en Gaza. Hay 2,2 millones de gazatíes viviendo en circunstancias imposibles ahora mismo. Y creo que lo primero es sacar a los civiles de la ecuación militar en consonancia con el derecho internacional. Así que hay que reducir la tensión y establecer parámetros que respeten el derecho internacional. Para mí es fácil decirlo. Me doy cuenta de que no es fácil. Me temo que Estados Unidos, que dirige los esfuerzos diplomáticos, no va a estar dispuesto a hacerlo públicamente. Y creo que hará falta una posición pública firme con Israel para que lleguemos a ese punto. Será necesaria la participación de otros países de la región y de fuera de ella.
Así que lo primero es la desescalada, resolver la cuestión de los prisioneros israelíes y de los palestinos en cárceles israelíes. Es difícil hablar de canjes de prisioneros ahora. Israel pensará que, a menos que se pueda garantizar su seguridad en la Franja de Gaza y en otros lugares, no va a estar dispuesto a seguir ese camino. No veo cómo el mantenimiento de un sistema en el que los palestinos viven sin seguridad puede aportar seguridad a los israelíes. Hay un camino desde la inmediata desescalada a volver a la política, a tratar de abordar las causas profundas. No creo que podamos verlo en estos momentos, pero esas son las etapas del viaje que finalmente tendremos que realizar. El otro aspecto es que también necesitamos desescalar regionalmente. Cuanto peor se ponga esto en Gaza, más probable es que se extienda: Hizbulá en el Líbano será una desestabilización mucho mayor. Y creo que hay serias posibilidades de que eso arrastre a Estados Unidos y a otros actores.
La otra cuestión descuidada ha sido que hemos seguido manteniendo a la Autoridad Palestina, aunque en realidad no represente a los palestinos. No ha habido elecciones. Es odiada por su propio pueblo. Coopera en materia de seguridad con Israel sin obtener nada a cambio para los palestinos. Así que creo que esto se ha descuidado terriblemente y que es principalmente una tarea de los propios palestinos. Pero es necesario volver a situar al Movimiento Nacional Palestino en un lugar en el que pueda representar a los palestinos y pueda hacerlo de forma que esté a la altura del derecho internacional. Se suponía que iba a haber elecciones palestinas con la participación de Hamás hace dos años. Israel se negó a que votaran los palestinos de Jerusalén Este. Pero ese no fue el único factor. Abu Mazen no quería celebrar esas elecciones. El mundo exterior tenía miedo de que Hamás lo hiciera bien. No presionaron para que hubiera comicios.
Y miro hacia atrás y pienso: ¿Estaríamos dónde estamos hoy si realmente hubiera habido un esfuerzo concertado para celebrar elecciones palestinas? Podríamos haber tenido un gobierno tecnocrático de unidad palestina, y ahora nadie habla de estas cosas y es comprensible, pero resulta un poco raro que haya un tipo reconocido en el mundo como el presidente palestino y no se le vea por ninguna parte. Básicamente está ausente porque Israel y Occidente lo mantienen allí y no representa a los palestinos. Afortunadamente también hay grandes embajadores del lado palestino que aparecen en los medios de comunicación, pero no hay un movimiento real detrás de ellos.
Lo que Hamás representa, un partido de orientación islamista que incluya la lucha armada, seguirá ahí
P.- Usted ha participado en negociaciones de paz entre palestinos e israelíes. ¿Queda algún margen para retomar el proceso?
R.- Es más difícil que nunca, y es más necesario que nunca. Y no ha habido un diálogo político serio de primer nivel desde hace bastante tiempo. Es decir, hubo reuniones que los estadounidenses convocaron a principios de año, pero se trataba de este tipo de medidas de creación de confianza, que en realidad nunca se produjeron. Durante el anterior gobierno israelí hubo conversaciones con los dirigentes palestinos, pero, una vez más, se trataba de evitar las cuestiones políticas serias. La exigencia de los palestinos siempre fue más cooperación en materia de seguridad para controlar a su propio pueblo, no para defenderlo. Y eso no funciona con un pueblo ocupado. Así que sí necesitamos una política seria, pero estamos muy lejos de eso ahora, y no creo que israelíes y palestinos, abandonados a su suerte, vayan a ser capaces de llegar muy lejos. Y el intermediario externo ha demostrado ser singularmente incapaz de hacerlo bien, esto es, Estados Unidos. Así que creo que también necesitamos una nueva arquitectura internacional. EEUU no se va a ofrecer voluntario para hacerse a un lado, pero creo que otros deberían presentar iniciativas, ya sean coaliciones de personas de ideas afines en Europa que no estén de acuerdo con la postura de la UE, o quizás el llamado Sur Global.
¿Estaríamos dónde estamos hoy si realmente hubiera habido un esfuerzo concertado para celebrar elecciones palestinas?
P.- ¿Israel y Hamás deben hablar?
R.- Mucha gente ha pensado que debería ser así desde hace muchísimo tiempo, incluidos altos cargos de las fuerzas de seguridad israelíes y antiguos altos cargos de las fuerzas de seguridad, y muchos han dejado constancia de ello. Y por supuesto, Israel tiene y ha tenido canales con Hamás. Y el dinero que ha entrado para mantener a Hamás, tanto el movimiento de resistencia como el gobierno municipal en Gaza durante los últimos 16 ó 17 años, no habría llegado sin la bendición de Israel. Así que Israel y Hamás han tenido este tipo de relación. No ha sido sólo el intercambio de prisioneros. No ha sido sólo alto el fuego. También ha habido un continuo de cómo manejar las cosas, en la mayoría de los casos, no directamente. En este momento, Israel está básicamente dibujando la ecuación entre Hamás y el IS y diciendo que Hamás necesita ser destruido. No sé si eso sucederá.
P.- ¿Es posible erradicar a Hamás?
R.- Israel podría dificultar enormemente el funcionamiento de Hamás. Hamás tiene un liderazgo en el exilio que seguirá funcionando. Lo que Hamás representa -no me refiero al atentado del 7 de octubre- sino a un partido de orientación islamista que incluya la lucha armada seguirá ahí. No creo que la única opción en la política palestina sea Abu Mazen. El escenario de haber atraído a Hamás hacia un proceso político se ha reducido exponencialmente. No sé, en resumen, si hay capacidad para avanzar de esa manera. Pero va a tener que haber algo que represente a los palestinos mejor que aquellos de los que apenas oímos hablar en este momento. Y los líderes occidentales tuvieron muchas reuniones con Hamás. Los estadounidenses negociaron con los talibanes antes de que todo se viniera abajo. Es muy fácil atribuir una etiqueta y seguir adelante. Soy del Reino Unido. El IRA voló la conferencia del partido gobernante aquí. En España también tenéis ejemplos. La gente hace transición en su política, y este es el momento más difícil de imaginar. Pero todavía tenemos que mantener esa imaginación política lo suficientemente viva como para tenerlo en cuenta.
Las tensiones son palpables, la dinámica es peligrosa. Estamos muy lejos de saber hasta dónde puede llegar esta escalada y qué va a hacer falta para salir del abismo
P.- Con cifras de palestinos muertos que ya igualan a las seis semanas de operación israelí en Gaza en 2014, ¿Hacia dónde nos encaminamos?
La política de Netanyahu, guiada por la venganza, socavará la seguridad de los israelíes
R.- Da la sensación de que esta vez durará más tiempo y será más devastador, por la forma en la que los civiles están siendo objetivos intencionados. Netanyahu sabe que se halla en una posición políticamente muy precaria. El pueblo israelí, después de lo ocurrido, está mucho más unido. El apoyo internacional es más fuerte. Se dan las condiciones para algo que es mucho más devastador. Está la cuestión de los desplazamientos forzosos; si esto se expande regionalmente; qué ocurre en Cisjordania y dentro de Israel. Las tensiones son palpables, la dinámica es peligrosa. Así que creo que estamos muy lejos de saber hasta dónde puede llegar esta escalada y qué va a hacer falta para salir del abismo.
P.- ¿Se puede gobernar un país desde las ansias de venganza?
R.- Aquí es donde se necesita un liderazgo responsable. Me temo que muchos israelíes llegaron hace tiempo a la conclusión de que Benjamin Natanyahu no ofrece un liderazgo responsable. Algunos están dispuestos a darle otra oportunidad debido a las circunstancias. Netanyahu se enfrenta ahora a una realidad por la que pasará a la historia como el líder que presidió el mayor desastre de la historia israelí mientras estaba sentado en el banquillo de un tribunal como acusado. Y ese bien podría ser su epitafio político, lo que significa que tiene una tremenda motivación para no llegar a ese momento y asumir riesgos, porque históricamente no ha sido tan arriesgado. Esta vez, la ecuación parece diferente y puede que sea lo que se necesita para que Israel dé un paso atrás en una política guiada casi exclusivamente por la venganza, que creo que socavará la seguridad de los israelíes. Realmente no creo que esto ayude a la seguridad israelí. Puede que dentro del sistema israelí, con la presión del exterior, sea necesario convocar algo contra el cálculo personal de Netanyahu, pero aún no hemos llegado a ese punto. De momento están unidos.
Uno espera que la enorme conmoción acabe llevando a la gente a decir: vale, tenemos que encontrar otro camino. Realmente no es ahí donde estamos ahora.
P.- Suena pesimista...
R.- Es difícil no serlo en estas circunstancias. Nunca había visto a mis amigos israelíes tan aterrorizados ni a mis amigos palestinos tan temerosos de lo que los próximos días, semanas y meses deparará a su pueblo. Se lamentan de segunda Nakba, una limpieza étnica, un desplazamiento forzoso de los palestinos. Ese es el lenguaje que estamos oyendo. A la gente de Israel que expresa su disidencia de la forma más insignificante se la está poniendo en contra. Conozco amigos que han tenido que buscar nuevos lugares para vivir debido a las amenazas que estaban recibiendo. Así que es difícil ser optimista. Uno espera que la enorme conmoción acabe llevando a la gente a decir: vale, tenemos que encontrar otro camino. Realmente no es ahí donde estamos ahora.
P.- Es muy crítico con la posición de la UE. ¿Por qué cree que se han expresado en tales términos?
R.- Es cierto que empieza a haber divisiones y rectificaciones. Parte de la posición, dada la historia de Europa con el pueblo judío, uno puede entender. Es mejor que haya un acercamiento y un reconocimiento de esa historia que lo contrario. Pero otra parte tiene que ver con un giro realmente feo que hemos tomado en la política occidental y europea, en la que nos sentimos menos avergonzados de decir "nosotros cuidamos de los nuestros y ustedes se parecen a nosotros". Se vio en la respuesta a la crisis de refugiados en Ucrania en comparación con la respuesta a las crisis de refugiados en Siria y Afganistán. Es esta Europa cerrada del populismo xenófobo y del sentimiento anti inmigrante. En las guerras culturales nos apropiamos del pueblo judío para ser parte de lo que está bien mientras que permitimos que la islamofobia sea rampante. Realmente me preocupa que nos estemos convirtiendo en una sociedad menos humana y tolerante, que nuestra política democrática se esté quedando corta, que la combinación de políticos irresponsables y medios sociales esté haciendo que esto sea más probable y que parezcamos totalmente irresponsables cuando decimos defender el derecho internacional y un orden basado en normas en un lugar y lo abandonamos totalmente en otro. El mundo está mirando.
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