Es consciente de que, ahora que la población israelí está conmocionada por la masacre cometida el 7 de octubre, su apuesta por la reconciliación entre palestinos e israelíes ha perdido defensores. Pero Yehuda Shaul no ceja en su empeño. Es codirector del think tank Centro Israelí de Políticas Públicas desde 2020, que defiende "el derecho a la autodeterminación de los dos pueblos", y fue cofundador de Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), una ONG que nació casi hace dos décadas con el fin de "exponer la realidad cotidiana de la ocupación militar sobre los civiles palestinos en los territorios". Su experiencia en el servicio militar, entre 2001 y 2004, es lo que llevó Yehuda Shaul, nacido hace 40 años en Jerusalén, a fundar Breaking the Silence. 

Casi todos en Israel han perdido a alguien o conocen a familias afectadas por la matanza cometida por Hamás el 7-O. Más de 1.400 personas fueron asesinadas y unas 200, entre ellas varios extranjeros como el español Iván Illaramendi, están en manos de esta organización terrorista. Yehuda Shaul estuvo la víspera de esta entrevista en el funeral de un amigo al que mataron en el sur, cerca de la Franja. Ese Shabat negro estaba fuera de Israel, de vacaciones en Nepal, pero regresó en cuanto pudo. 

"Es algo que nunca habíamos experimentado antes. Ese nivel de brutalidad y de deshumanización es paralizante, deprimente. Esas imágenes de familias enteras aniquiladas son increíbles. Mi amigo era parte del equipo de respuesta de su comunidad. Estuvieron combatiendo siete horas y defendieron a su gente. No sé lo que los habría pasado si ellos no llegan a plantar cara. Finalmente, mi amigo murió. Esta masacre de Hamás debe ser condenada por cualquiera que tenga decencia y humanidad", señala Shaul. 

La rabia inicial es lógica. Es inevitable. La brutalidad de los actos de Hamás, que por ejemplo persiguió y mató a 260 jóvenes en un festival de música cerca de la Franja, explica que unos 360.000 reservistas se hayan movilizado sin oposición. "Lo que hizo Hamás es una carnicería y nadie entre nosotros lo puede aceptar. Es una emergencia. Pero estoy convencido de que una vez que vuelvan de la batalla, las protestas que vimos antes no serán nada en comparación con lo que veremos. La gran mayoría en Israel cree que si hay alguien a quien culpar es Benjamin Netanyahu, quien se ha dedicado a fortalecer a Hamás y debilitar a la Autoridad Nacional Palestina", señala el investigador, que ve claro cómo esta política ha "alimentado el monstruo y ese monstruo nos atacó el sábado 7 de octubre". Por esa razón, está convencido de que el gobierno de Netanyahu tiene que caer y caerá. 

Pero Yehuda Shaul apunta que la venganza no es el camino, menos en política. "Hay que ser racional y también ser consciente del contexto, no para justificar lo que ha pasado, sino para entenderlo. Es lo que nos temíamos. Hemos pateado los derechos y la dignidad de la gente en Gaza desde hace 17 años. Cada pocos años hay una operación violenta, bombardeos de familias enteras. La idea de que la fuerza es la solución no ha funcionado en los últimos 75 años y no va a funcionar ahora", señala este convencido activista israelí, preocupado por la catástrofe humanitaria en Gaza, "que tiene lugar frente a nuestros ojos". 

No podemos aniquilar a toda la población palestina. Y el día después del fin de la operación militar, tendremos que vivir con los palestinos"

YEHUDA SHAHUL

El gobierno falló

Muchos se preguntan cómo Israel se vio tan vulnerable ese sábado 7 de octubre, qué falló para que tantos israelíes fueran asesinados sin que el Ejército apareciera en horas. "Es justo la lógica que no funciona y este ataque lo ha demostrado. Si tu seguridad nacional solo se basa en la fuerza, sin abordar el conflicto, estás abocado a fracasar, porque para ganar tienes que hacerlo siempre. En cuanto la otra parte tiene éxito un instante, ya logra su propósito. Y las consecuencias, como hemos visto, son terribles", comenta, si bien reconoce que se han cometido errores que habrá que investigar, como que había una gran concentración de soldados en Cisjordania a la espera de revueltas, debido a su política de asentamientos. "En el fondo, lo que deberíamos aprender es que habrá violencia mientras no haya una solución política". 

Para este experto en el conflicto el propósito del gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, de eliminar a Hamás es imposible conseguirlo por la fuerza. "No podemos aniquilar a toda la población palestina. Y el día después del fin de la operación militar, tendremos que vivir con los palestinos". 

Es preocupante que los gobernantes europeos no hayan hecho llamamientos a la desescalada"

A Yehuda le parece decepcionante que su gobierno haya optado por la vía de la fuerza una vez más, pero también le deprimen las declaraciones de los líderes europeos. "Dicen que Israel tiene derecho a defenderse y yo digo que tiene el deber. Y eso es lo que no ha hecho el gobierno. No ha cumplido su deber. Es preocupante que los dirigentes europeos no hayan hecho llamamientos a la desescalada. Solo hablan de armas, y dejan de lado lo más importante, las raíces del conflicto, es decir, la ocupación militar". 

Subraya Shaul, que curiosamente proviene de una familia israelí muy conservadora, que si los gobernantes en España y en Europa de verdad quieren defender y proteger las vidas de israelíes y palestinos "deben hacer todo lo posible para que el conflicto se encamine a una solución política y diplomática que contemple la igualdad y la autodeterminación de los dos pueblos". Está convencido que "más ciclos de venganza solo conducen a más beligerancia y es ese empeño en continuar por el camino de la violencia lo que realmente pone en peligro el Estado de Israel". 

También cree que el gobierno israelí, el más ultranacionalista de la historia de Israel, debería en primer lugar focalizarse en que los rehenes civiles y militares pudieran volver a sus hogares. Y tener en cuenta que en el ejercicio de su defensa y protección de los ciudadanos israelíes ha de respetar el derecho internacional, para ello habría que permitir la asistencia humanitaria a la población de Gaza para evitar el sufrimiento de inocentes. 

Reflexiona que cuando a un pueblo como el israelí le sucede algo como lo que pasó el 7 de octubre, la peor de las pesadillas, "uno puede reaccionar con el corazón, y un agujero en el estomago, con compasión y humanidad, o puede hinchar su corazón con ira y deseo de venganza". Ahora prima en la sociedad israelí ese deseo de venganza. Sin embargo, está convencido de que llegará un día en que prime la compasión. "Después de miles de soldados muertos y de miles de palestinos muertos, tendremos que vivir unos al lado de los otros. No hay otra solución que los dos Estados". 

Israel está en un "punto de inflexión tectónico" después del Shabat negro. Nadie sabe qué pasará ahora. Hace unos años, Yehuda Shaul tenía esperanza en ver la paz entre palestinos e israelíes a lo largo de su vida, aunque fuera al final. Ya no está tan convencido. "Lo que ha hecho Hamás nos retrotrae décadas. Nos llevará años recuperarnos".