Nadie duda de que los soldados israelíes entrarán en Gaza, pero no se sabe cuándo lo harán. Para aniquilar a Hamás se necesita penetrar en su bastión, la ciudad de Gaza, donde controlan el llamado metro de Gaza, una red de túneles, donde guardan armamento y se protegen de los bombardeos. En túneles aunque no se sabe dónde exactamente también habrían estado los rehenes, según los testimonios de una de las liberadas. Todo está listo para que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) entren en Gaza, pero el gobierno está demorando su luz verde. Es precisamente el destino de los rehenes lo que pesa a favor de que se demore, aunque sea brevemente, ya que han dicho que nada les va a hacer renunciar a su propósito de aniquilar a Hamás.
El gobierno israelí recibe presiones de EEUU y otros gobiernos con nacionales secuestrados para que haya tiempo suficiente para que se den más liberaciones. Washington también pretende contener una posible escalada regional y por ello ha desplazado a dos equipos de portaaviones a la zona. A su vez, el Ejército de Israel demanda que entren ya en Gaza. Hay más de 360.000 reservistas movilizados y con ganas de vengar a los más de 1.400 israelíes asesinados por los terroristas de Hamás en el llamado Shabat negro, ese fatídico 7 de octubre. Israel declaró la guerra a Hamás.
El teniente general Herzi Halevi ha dicho cerca de Gaza a los medios israelíes: "Israel se encuentra en medio de una guerra lanzada por el grupo terrorista Hamás. Ya lo lamenta. Nos hemos preparado para ello. Estamos preparados y tomaremos una decisión con el escalón político sobre la forma y el momento de la siguiente fase. Estamos aprovechando cada minuto para estar aún más preparados. Y cada minuto que pasa en el otro lado, golpeamos aún más al enemigo. Matando terroristas, destruyendo infraestructuras, recopilando más información para la siguiente fase".
Los israelíes parece que están dispuestos a realizar algún gesto, como un alto el fuego humanitario, en caso de que vuelvan a sus casas todas las mujeres y niños. "Tanto Israel como la Administración Biden quieren explorar todos los esfuerzos para que los rehenes vuelvan a sus casas. Si Hamás propone un gran paquete, estaríamos dispuestos a hacer algo", decía un alto cargo israelí a Axios. Desde el lunes hay rumores de que está ultimándose la liberación de unos 50 cautivos. Una vez que se lance la invasión terrestre será casi imposible negociar sobre los rehenes, que para Hamás son un material muy cotizado que le permiten demandar la excarcelación de presos en cárceles israelíes o ganar tiempo, como es el caso ahora.
Hamás ha reconocido que tiene en su poder a más de 200 personas de varias nacionalidades, entre ellos el español Ivan Illarramendi, y su esposa de origen chileno. También hay una decena de estadounidenses, 17 tailandeses, ocho alemanes, 16 argentinos, siete británicos, siete franceses, cuatro portugueses y dos italianos. La mayoría tienen doble nacionalidad. A ellos suman otros 50 secuestrados por la Yihad Islámica y otros grupos. Israel cifraba en 222 los rehenes. Han sido liberados cuatro, todas ellas mujeres.
Israel ha informado de que varios rehenes fueron asesinados poco después de ser capturados el 7 de octubre. A su vez, Hamás señala que al menos 22 han muerto en bombardeos israelíes.
10.000 dólares y un apartamento
En un video de unos interrogatorios con terroristas en manos del Ejército israelí, confesaban que les habían prometido 10.000 dólares por cada rehén y un apartamento. Fuentes israelíes aseguran que había un plan detallado de cómo acceder a los kibutz y a quienes llevarse: preferentemente mujeres y niños, y matar a los varones. Este martes han empezado a arrojar folletos sobre Gaza en los que instan a los gazatíes a facilitar información sobre el destino de los capturados. Prometen recompensa y garantías de seguridad.
El brazo militar de Hamás empezó amenazando con ejecutar a los rehenes al estilo del ISIS en su primera comunicación sobre ellos. Instaba a Israel a parar los bombardeos para impedirlo. Luego recurrieron a una rehén franco-israelí, Mia Shem, de 21 años, que desapareció en el festival rave, donde mataron a al menos 260 jóvenes. La joven pedía poder volver a casa pronto.
Fue el viernes cuando Hamás entregó a dos mujeres, madre e hija, que viven en Chicago y estaban en un kibutz para asistir a la fiesta religiosa. Son Judith y Natalie Raanan, de 59 y 17 años. Hamás justificó este gesto por "razones humanitarias".
El fin de semana Hamás ofreció entregar a dos israelíes a cambio de un alto el fuego de seis horas pero Israel lo rechazó para que no se convirtiera en una norma.
Este lunes Hamás liberó finalmente a dos mujeres, en esta ocasión del grupo de los más ancianos: Yocheved Lifschitz, de 85 años, y Nooret Cooper, de 83, las dos israelíes. Entre los cautivos hay desde bebés de nueve meses a personas de más de 80 años. Qatar está realizando tareas de mediación.
Me golpearon cuando me capturaron y casi me rompen las costillas"
yocheved lifschitz, israelí recién liberada de 85 años
Yocheved Lifschitz, en silla de ruedas, ha relatado a los medios en Israel cómo fue su cautiverio. "Me golpearon cuando me capturaron y casi me rompen las costillas pero me hicieron mucho daño", ha señalado, desde el hospital de Tel Aviv. Le llevaron a Gaza y junto a un grupo de rehenes estuvo oculta en un túnel que parecía una telaraña. "Nos dijeron que eran fieles al Corán y que por eso no nos harían daño". Estuvo en una celda con otras cuatro personas, incluido su marido, aún secuestrado. Recibieron atención médica. "Comíamos lo mismo que ellos, mucho queso y pepino". Ha reconocido que tenía la sensación de que había salido del infierno.
Las familias de los rehenes están movilizándose para conseguir su liberación. En la web Bringthemnow.org van contando los días, horas y minutos en cautividad y ponen rostros a los cautivos.
Este martes se han concentrado en Tel Aviv, donde han dado un nuevo nombre a la Plaza del Museo: la Plaza de los Rehenes y Desaparecidos. "Ni en Israel ni en el resto del mundo puede olvidarse que estos cautivos son víctimas de un crimen contra la Humanidad", han dicho en la concentración. La mayoría tienen fe en que el gobierno israelí los devolverá a casa, aunque demandan que el primer paso sea su liberación.
"Nuestra guerra no habrá terminado hasta que todos estén en casa de nuevo", afirma Shai Wenkert, padre de Omer Wenkert, uno de los jóvenes en manos de Hamás.
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